Berlinale

El cine español hace historia en la Berlinale con el premio a la actriz de 9 años Sofía Otero

La actriz infantil recibe el Oso de Plata a la mejor interpretación por su papel en '20.000 especies de abejas', mientras el documental ‘Sur l’Adamant’, de Nicolas Philibert, Oso de Oro a la Mejor Película

Sofía Otero gana el Oso de Plata a la mejor interpretación de la Berlinale

Nando Salvà

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Nunca es bueno dejarse llevar por el triunfalismo, y eso es especialmente cierto al hablar de algo tan voluble como el estado de salud del cine español. Pero se hace difícil no caer en la tentación de hacerlo si se considera cómo nos está empezando a malcriar la Berlinale. Solo un año después de que Carla Simón ganara aquí el Oso de Oro a la Mejor Película gracias a ‘Alcarràs’, y pusiera fin así a una sequía de 35 años durante los que el cine hecho dentro de nuestras fronteras permaneció ausente en los sucesivos repartos de premios del certamen alemán, esta noche Sofía Otero se ha hecho con el Oso de Plata a la Mejor Interpretación Protagonista gracias a su trabajo al frente de ‘20.000 especies de abejas’, el primer largometraje de la cineasta vasca Estibaliz Urresola Solaguren. A sus 9 años -rodó la película con 8-, se convierte así en la persona más joven que obtiene un galardón en toda la historia del festival.

La lista de premiados en la gala celebrada hace unas horas, además, incuye también a dos cineastas españoles: el Premio del Jurado de la sección paralela ‘Encuentros’, centrada en formas cinematográficas de vanguardia, ha sido compartido ‘ex aequo’ por ‘Samsara’ del gallego Lois Patiño, y por ‘Orlando, ma biographie politique’, primera película del filósofo burgalés Paul B. Preciado.

La presencia en el palmarés de ‘20.000 especies de abejas’ se daba por hecha desde que la película, retrato de la incomprensión familiar y social que sufre una niña aquejada de disforia de género, fue presentada aquí este pasado martes. Las quinielas, eso sí, no preveían que su vía de acceso a él fuera concretamente el trabajo de Otero, posiblemente porque los premios a actores y actrices infantiles ni son frecuentes en los festivales ni tienen buena reputación. Está por ver si la elección de una persona cisgénero para encarnar a un personaje trans generará controversia; entretanto, lo más sensato que puede decirse de la interpretación de Otero es que es magnífica.

Su premio, en cualquier caso, sin duda representa la decisión más intrépida dentro de un palmarés cuya prioridad parece haber sido la de recompensar a autores consagrados. Gracias a la elección de ‘Sur l’Adamant’ como Oso de Oro a la Mejor Película, el francés Nicolas Philibert se convierte en el segundo documentalista que recibe el principal galardón de la Berlinale en toda su historia, y de paso obtiene su mayor reconocimiento en más de dos décadas, desde que ‘Ser y tener’ (2002) lo convirtió momentáneamente en improbable estrella del cine de autor. Su nuevo trabajo se adentra en un barco atracado en el río Sena reconvertido en centro de salud para enfermos mentales, y desde allí funciona como sentido homenaje a un tipo de personajes a los que el cine no suele prestar atención y como convincente reivindicación del valor de la sanidad pública. Es un premio inesperado pero inobjetable.

Los nombres ilustres, decimos, acaparan también los puestos principales de la lista de galardones. El Gran Premio del Jurado otorgado a la comedia ‘Afire’ supone un nuevo espaldarazo a la ya longeva carrera de Christian Petzold, quizás el mejor director alemán en activo; el Premio del Jurado obtenido por ‘Mal vivir’ representa el primer galardón internacional de relieve en la carrera del portugués Joao Canijo, todo un experto en el ámbito del melodrama; y el Oso de Plata a la Mejor Dirección obtenido por Philippe Garrel sirve para recompensar su nueva película, ‘La Grand Chariot’, sino toda la carrera de quien es pura leyenda viva del cine francés. Aunque hasta cierto punto conservadoras, las elecciones de los tres tienen mucho más sentido que el galardón a la Mejor Interpretación de Reparto otorgado a la actriz trans alemana Thea Ehre, por su trabajo en ‘Till the End of the Night’. Ninguna película tan desatinada como esa debería recibir recompensa alguna.