El fracaso de un levantamiento minero

Zapico pone el broche a sus 1.000 páginas de la Revolución de Asturias en cómic

El dibujante asturiano culmina tras diez años la tetralogía 'La balada del norte', de la que suma 42.000 ejemplares vendidos

Viñeta de 'La balada del Norte 4'.

Viñeta de 'La balada del Norte 4'. / Alfonso Zapico

Anna Abella

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Veía la luz hace 10 años y debía ser un solo libro. Pero se ha convertido en una ambiciosa tetralogía de cómic: prácticamente 1.000 páginas de viñetas de sangre derramada y polvo del carbón de las minas, que reflejan la miseria de quienes bajaban al pozo y de sus familias, la prepotencia de los patronos y marqueses que los explotaban y la violenta represión de militares y guardias civiles, ordenada desde el Gobierno de una convulsa Segunda República. Tras la friolera de más de 42.000 ejemplares vendidos de los tres primeros libros de ‘La balada del norte’ (Astiberri), Alfonso Zapico culmina con el cuarto su relato de ficción basado en la fracasada Revolución de Asturias, cuando en octubre de 1934, durante la Segunda República, los mineros de las Cuencas se levantaron reclamando mejores condiciones de vida.  

A través de personajes como el líder minero Apolonio, su hija Isolina y Tristán, hijo del marqués, pareja que vive una complicada historia de amor, Zapico (Blimea, 1981) ha rescatado aquella memoria. "No se conoce. La Guerra Civil la ha devorado. Es una historia olvidada incluso en Asturias. Hay dos versiones: la más épica de las cuencas, del minero y la dinamita y la comuna obrera, y la de Oviedo, que se despachaba con los prejuicios sobre ‘aquella gente salvaje de las cuencas que pusieron la capital patas arriba y se cargaron la catedral’", explica desde Angulema, donde vive y trabaja también de profesor, el dibujante asturiano, plenamente afincado en Francia.

Viñeta de 'La balada del norte 4'.

Zapico, que en 2012 ganó el Premio Nacional de Cómic con su biografía de James Joyce, ‘Dublinés’, culmina este relato trágico de los perdedores, que malviven ocultándose en los montes como maquis. "Tiene un punto nihilista. Eran gente que venía de perder huelgas brutales en 1917. Y luego perdieron en la Guerra Civil. En los 60 hubo la huelga del silencio, después la reconversión… Saben que siempre pierden, pero se sienten en la obligación de meterse en ese jardín y sacrificarse para allanar el camino a los que vienen detrás, para que las nuevas generaciones tengan un futuro mejor, con condiciones menos malas".  

Alfonso Zapico, en su estudio de Angulema.

Alfonso Zapico, en su estudio de Angulema. / Alain François

El autor de ‘Los puentes de Moscú’ (ensayo gráfico sobre el conflicto vasco con Fermín Muguruza y Eduardo Madina) opina que las heridas de aquella revolución "aún perduran". "Están mezcladas con las de la Guerra Civil. Se cronificaron. Pero ahora que las generaciones que lo vivieron están despareciendo y con ellos su memoria, los jóvenes están recuperándola, porque en los valles mineros mucha gente tiene muertos en cunetas y pozos. El no hablar de algo y esconderlo alimenta el rencor", asegura este descendiente de familia minera que, como muchos de su generación, siente "un desarraigo y un vacío, y una obsesión identitaria" por su origen y por "recuperar esa herencia que nos construyó como personas".   

Página de 'La balada del Norte 4'.

El dibujante vuelve a compaginar páginas sobre fondo blanco y sobre fondo negro, reservado este en los tres tomos anteriores a la nocturnidad y las escenas de la mina. "Pero aquí es metáfora de lo dramático, de la tragedia que llega". También hay más silencios. El dibujo habla por sí solo. Como en las viñetas de un ahorcamiento basado en un caso real, el de "un joven futbolista del Racing de Sama al que colgaron para dar ejemplo en una plaza, como en la Edad Media".   

Viñeta de 'La balada del Norte 4'.

La escasez de documentación y testimonios directos sobre los maquis de la revolución del 34 llevó al autor de ‘El otro mar’ a acogerse a las "triquiñuelas" de la ficción para utilizar algunos episodios que en realidad transcurrieron en la posguerra, como un encuentro en pleno monte entre maquis y dos parejas de guardias civiles, en que evitaron enfrentarse. "Ninguna de las partes tenía ganas de pegar tiros. En los 40, con tanta miseria e inviernos tan fríos, muchos guardias civiles vendían munición a los rebeldes fugados". 

"Alienígena en su país"

También es real un tiroteo de wéstern en un bar, cual 'saloon', de un pueblo. Lo protagonizó el comandante Mata, un maquis sobre el que Zapico está armando ahora un cómic documental. "Participó en la Revolución de Octubre y luego en la Guerra Civil. Fue guerrillero republicano y pasó al exilio en Francia en 1948. Esperó a volver a España a la muerte de Franco pero tras las elecciones democráticas se encontró como un alienígena en un país que lo veía como un resto de la guerra. No encajó y se volvió, como muchos, a morir en Francia. Eso me chocó mucho, porque pienso en mí mismo, que echo cuentas para volver a España antes de jubilarme".     

Página de 'La balada del Norte 4'.

‘La balada del norte’ se ha publicado ya en Suecia y este año lo hará en Francia. "¡Ahí lo venden como la gran novela de la Guerra Civil española!", se sorprende Zapico, que lamenta el revisionismo de la derecha para justificar el golpe de Estado de 1936. "La Revolución del 34 fue un preludio de lo que vendría después. Pero fue un levantamiento obrero que empezó desde abajo y que se confunde con el golpe, que vino desde arriba. En Francia se acaban de publicar un montón de libros de Pío Moa que defienden que la guerra empezó allí y que Franco llegó para poner orden a una huelga desbocada y revolucionaria de los mineros. En realidad, estos estaban hasta las narices de su vida de miseria. La República les había prometido un cambio y vieron que no se cumplía. Ese cóctel explosivo cristalizó en la revolución".   

Las mujeres de los mineros

No deja de reflejar aspectos desconocidos como el de los delatores en las filas obreras o el papel de las mujeres de los mineros, "que construyeron una red de solidaridad que primaba lo colectivo". "No sale en los libros, pero fue básica porque acogían y protegían a los niños huérfanos o que tenían a los padres en prisión". Manuel Chaves Nogales y Josep Pla, recuerda, sí dieron testimonio de "aquellos niños abandonados como animales salvajes", que Zapico rescató en ‘Los niños de humo’ (Pez de Plata, 2018) junto a la periodista Aitana Castaño, con quien también firmó ‘Carboneras’ (2020). "Algo a reivindicar en esta época de individualismo". 

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