Crítica de libros

'Mal comportamiento', de Mary Gaitskill: la vida tóxica

Se recupera el libro de relatos que dio a conocer a la autora norteamericana en 1988 y que abordan las relaciones malsanas con una mirada impensable en tiempos de #metoo

mary gaitskill

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Sergi Sánchez

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Hacía poco, en 1984, que Kathy Acker había publicado 'Grandes esperanzas', la historia de una adicta al sexo que su padre trata y vende como esclava. El mismo año aparecía 'Luces de neón', en la que Jay McInerney paseaba por las noches neoyorquinas de los clubs de moda aplastado por los altibajos cocainómanos de la juventud reaganiana. En 1985 Bret Easton Ellis revolucionaría la literatura norteamericana con 'Menos que cero', áspero retrato de una generación de niños ricos en una autopista sin salida. En 1988, poco antes de que Dennis Cooper publicara su fundacional 'Contacto', Mary Gaitskill se unió a esta pandilla de escritores con vocación provocativa con una colección de nueve relatos cuyo título era toda una declaración de intenciones, 'Mal comportamiento'.

El contexto es importante, en la medida que algunos de los cuentos de este espléndido volumen -que, en menor o mayor medida, explican el masoquismo como una forma mutante de dependencia emocional, una máscara performática que oculta, de un modo subversivo, una necesidad de afecto con la que todos podemos identificarnos- plantean cuestiones sobre el consentimiento, la violencia sexual y la cosificación de la mujer que desafían las posiciones absolutas que predominan en las conversaciones que circulan ahora en las redes sociales. Cuentos tan (poco) ejemplares, y tan poco complacientes, como los magníficos 'Tarjeta de San Valentín', 'Un fin de semana romántico' o 'Secretaria' (que fue adaptado al cine) ponen en crisis el concepto de relación tóxica de un modo que es a la vez cómico y desolador, y anuncian, desde una ambigüedad moral muy de su época, la mirada problemática sobre el #metoo que Gaitskill vertía en la reciente “Esto es placer”. Comportarse mal, o lo que es lo mismo, oponerse a lo establecido, es el camino más recto para el autoconocimiento. A Gaitskill le gusta jugar con extremos opuestos: por ejemplo, en 'Algo agradable' una prostituta es objeto de deseo para pasar a ser sujeto deseante en 'Tratando de ser', y, por el camino, el hombre se encandila o aparece como una tabla de salvación, pero la prostitución nunca es juzgada como degradante. En esas operaciones de desplazamiento ético, escritas con una prosa marcadamente antisentimental, Gaitskill nunca se olvida de amar a sus personajes, por muy crueles que estos sean, o por muy cínica que pueda parecer la radiografía emocional que hace de ellos.

Uno de los cuentos más hermosos de “Mal comportamiento” no necesita ni de masoquismos ni de cuerpos en venta para conmover al lector. 'Conexión' es, sencillamente, la historia de una amistad truncada, sometida al centrifugado de la vida. ¿Qué han pasado en los seis años transcurridos desde que Susan y Leisha se vieron por última vez? Susan cree reconocer a su examiga en una mendiga que se encuentra en las calles de Manhattan. No sabía nada de ella desde que rompió la invitación de su boda con un abogado en un club de campo. Por supuesto, se ha confundido, pero el error provoca que la memoria se derrame, y que recuerde por qué se comportaron mal: porque se necesitaban demasiado y se odiaban por ello. “A veces pensaba que esa era la única forma de conexión posible: intensa, inexplicable y, por último, incompleta”. Una bella manera de explicar la vida.

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