Crítica de música

'Orquestres per la llibertat': del baile a la revolución en la apertura de Barnasants

Cantantes y músicos de la Orquestra Plateria, La Salseta del Poble Sec y Huapachá Combo revivieron la banda sonora verbenera de la Transición, potenciando acentos políticos, en la inauguración del festival en el teatro Joventut, de L’Hospitalet

'Orquestres per la llibertat': del baile a la revolución en la apertura de Barnasants

FERRAN SENDRA

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Jordi Bianciotto
Jordi Bianciotto

Periodista

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En los días de la Transición, las orquestas de baile florecieron en Catalunya y representaron la otra cara, más desenfadada y erótico-festiva, de los rigores políticos encarnados por los cantautores. Comprometidas de fondo con la ruptura, “recuperaron las fiestas populares que el régimen había prohibido y ocuparon las plazas”, recordó Pere Camps, director de Barnasants, este viernes en el teatro Joventut, de L’Hospitalet, al introducir el concierto de homenaje a aquellos combos, presentado como ‘Orquestres per la llibertat’.

Ahí estuvieron, en primera línea, arropados por una avezada formación de ocho músicos, las voces de Salvador Escribà (La Salseta del Poble Sec), la dupla Miquel Mallafré-Quimet Carreras (Huapachá Combo) y el que cabe considerar como capo moral de toda la tropa, Manel Joseph. El pionero: como se encargó de recordar, la Orquestra Plateria nació la noche de fin de año de 1974, todavía con Franco coleando, obedeciendo a las conspiraciones de Sisa, Gato Pérez y Rafael Moll en Zeleste y con el encomiable ánimo de montar “una verbena diferente”.


/ FERRAN SENDRA

Parodia eurovisiva

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Así, turnándose en las tareas vocales, y con la asistencia de una quinta y vigorosa voz, la de Eva Gomáriz, recorrieron el repertorio de las tres orquestas partiendo de aquel registro de salsa que la Plateria supo hacer tan suyo: de la versión de ‘L’home dibuixat’ (Sisa) al indispensable ‘Pedro Navaja’ (Rubén Blades). Los metales facilitaron el giro hacia el swing en ese ‘Ei, company!’ protagonizado por Escribà. Y Huapachá Combo puso la nota más burlona y desenterró sus viejos ‘hits’, como aquella ‘Niña’ ya un poco tardía (1981), parodia de Eurovisión regada con loco surrealismo: “Qué lindo aquel verano del 42 / en el frenopático tú y yo”.

Desenfado, un poco de disparate y desenvuelta latinidad, desempolvando el canon que hacía bailar a este país más de cuatro décadas atrás (y que sentó las bases para ‘txarangos’ y derivados). Y al final, cierto cambio de guion, forzando los acentos políticos en una ristra de canciones más asociadas a la evolución de La Salseta que a la identidad troncal de aquella escena: ‘Hasta siempre’ (“comandante Che Guevara”), ‘A las barricadas’, ‘Bella ciao’… En medio, la ácida crónica de ‘Ligia Elena’, de nuevo Blades, en la voz de Manel Joseph, recordándonos que la canción política también podía ser sutil (y salsera). A todo ello apelaron estas ‘Orquestres per la llibertat’, deslizando la idea (discutible) de que la consigna revolucionaria formaba parte de aquellas verbenas en que se trataba, más que nada, de celebrar bailando un cambio de era.