Ambicioso proyecto transformador

Barcelona, hervidero de ideas de la música del futuro

El Barcelona Music Lab, fundación que aglutina a diversos agentes del sector musical, tecnológico y científico, trabaja para facilitar y acelerar iniciativas que sitúen a la capital catalana como laboratorio de proyectos y líder en las industrias creativas a escala global

L’Hospitalet 01/03/2022 Economía. MWC GSMA Mobile World Congress Barcelona 2022en el Recinto Gran Vía de Fira de Barcelona. Stand de Orange, realidad virtual catedral de Notredame FOTO de FERRAN NADEU

L’Hospitalet 01/03/2022 Economía. MWC GSMA Mobile World Congress Barcelona 2022en el Recinto Gran Vía de Fira de Barcelona. Stand de Orange, realidad virtual catedral de Notredame FOTO de FERRAN NADEU / FERRAN NADEU

Jordi Bianciotto

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Un vaso compostable y reciclable para uso en los festivales. Un fichero con un código para cada canción que permita al artista saber cuántas veces ha sonado en las plataformas sin que le tuneen los números. Un acuerdo con el Hospital de Sant Joan de Déu y la sala Razzmatazz para que un enfermo de larga duración pueda asistir a un concierto, mediante gafas inmersivas, en el mismo momento en el que se está celebrando.

Son solo algunos de los proyectos manejados por el Barcelona Music Lab con el propósito de hacer de la capital catalana algo así como el hervidero de ideas de la música del futuro. Ideas convertibles en realidades mediante la confluencia de actores que suelen vivir de espaldas unos a otros. Y una música que cada día vive más pegada a la ciencia y la tecnología. Ahí se sitúa esta fundación con menos de un año de vida (discreta), que ve una oportunidad de oro para que Barcelona, ciudad trufada de eventos musicales, llegue a ostentar un liderazgo en las industrias creativas.

El operativo que se organizó para uno de los primeros conciertos pandémicos, el de Love of Lesbian.

El operativo que se organizó para uno de los primeros conciertos pandémicos, el de Love of Lesbian. / EPC

“Se trata de hacer de paraguas de todo el ecosistema musical en vinculación con la innovación y la sostenibilidad. Detectar proyectos y captar la financiación para que se puedan materializar”, sintetiza Jordi Herreruela, uno de los cuatro patrones de la fundación. Que sea el director del festival Cruïlla no es un atributo menor, si bien cada patrón está ahí a título personal, aportando el indispensable capital inicial y representando a un sector. El musical, en el caso de Herreruela, mientras que Genís Roca aporta la estrategia de negocio (fundó la consultora RocaSalvatella, preside la Fundació puntCAT y es experto en transformaciones digitales); Josep Maria Martorell, la ciencia (director asociado del Barcelona Supercomputing Center), y Enric Jové, la comunicación (consejero delegado de la agencia McCann Worldgroup Barcelona). Todos ellos observaron durante la pandemia que el sector que movió ficha, aliándose con médicos y epidemiólogos, para tratar de trabajar, “no fue la restauración, sino la música”, hace notar Genís Roca. Un área esta con experiencia en contratiempos. “El ‘streaming’ llegó primero ahí, antes que al cine”.

Proyección en positivo

Precisamente, fue el concierto de Love of Lesbian en el Palau Sant Jordi en pleno bienio covid-19, en marzo de 2021, el que les dio la pista. Qué lejos queda ya. Recordemos: 5.000 asistentes que superaron un test de antígenos en una prueba piloto tutelada por el hospital Germans Trias i Pujol, y organizada por una inédita entente de promotores musicales. “Vino prensa de todas partes”, recuerda Jordi Herreruela. “Y vimos cómo el nombre de Barcelona se proyectaba al mundo, relacionado con una noticia positiva”.

A partir de ahí, se pusieron manos a la obra con la vista fijada en esa interacción de agentes asociados a la música y más allá, al constatar que, hoy en día, “gran parte del talento que sale de las universidades, ya sean economistas, ingenieros o publicistas, quiere trabajar en las industrias creativas”, apunta Herreruela. La finalidad última del BML es “crear industria”, dejan claro los patrones. Se decidieron a crear una fundación, y no una S. A. o una S. L. “Porque el lucro no lo queremos nosotros”, subraya Genís Roca. “Si en dos o tres años hacemos un balance, será el de cuántos puestos de trabajo hemos facilitado y en cuántos países operan las iniciativas salidas del Barcelona Music Lab”.

Fondos europeos

Cuentan con el apoyo de las distintas administraciones (el Gobierno los reconoce como un AEIP, Acontecimiento de Excepcional Interés Público), y apuntan a los fondos Next Generation, ya que creen que estos podrían sentirse atraídos por un ente que aglutina al sector y que trasciende la habitual atomización. “En los próximos años, veremos como en Europa se distribuyen liderazgos en industrias creativas”, advierte Herreruela. Por ahora, el BML opera desde un núcleo mínimo, con una única persona contratada, la directora, Inés Garriga. El Cruïlla aparece como uno de los ‘partners’, junto a otros como el Sónar, la Acadèmia Catalana de la Música, Razzmatazz, el Mercat de Música Viva de Vic o el Mira Digital Arts Festival. Y los que puedan venir. “La vocación es internacional: queremos que se sumen You Tube, las ‘majors’ musicales, las promotoras…”

Todo ello, para tratar de impulsar iniciativas que el BML agrupa en siete grandes categorías, con una nube de, por ahora, una treintena de proyectos en total. Una de ellas es la sostenibilidad: ahí está ese vaso compostable, propuesto por la empresa barcelonesa Pack2earth. “Nosotros la hemos acompañado a hablar con BASF, para ver si esto es escalable, y con la Agencia Catalana de Residuos, para que lo valide. Y de ahí a Damm, Coca-Cola…, para que nos confirmen que ahí hay una solución, que serviría no solo para la música sino para los deportes o los congresos”, explica Jordi Herreruela. Hacer de nodo, de conector de intereses compatibles, y de acelerador de iniciativas, es la misión. Aquí, pensando en que “una empresa catalana pueda convertirse en el primer proveedor mundial de envases compostables”.

Un concierto desde la cama

Otra línea tiene que ver con la gestión de derechos de autor, con un ejemplo concreto en el diálogo con la empresa Bmat (creada por investigadores del también barcelonés Music Technology Group) para avanzar en la trazabilidad y la transparencia de las reproducciones de obras en el entorno digital. Y otra, apunta a la música en directo. El BML presentará un proyecto de experiencia inmersiva en el próximo Mobile World Congress. “Con unas gafas inmersivas, podrás seguir el concierto en directo desde arriba del escenario, sintiendo los olores, el viento y el sonido como lo percibe el artista”, adelanta Herreruela. En ese grupo de iniciativas está la de “conectar” a Sant Joan de Déu con Razzmatazz para poderle decir al paciente largamente hospitalizado: “esta noche tienes concierto a las 21.00 horas”. Para consolidarla, “hace falta un emprendedor que vea ahí la posibilidad de negocio, vinculado no ya a la música sino también a la sanidad y la salud mental”.

Vivimos tiempos en que, a juicio de los patronos del BML, se producen “muchas disrupciones a la vez: ‘blockchain’, 5G, inteligencia artificial… Y nos parece que lo transformarán todo en cinco-diez años”, sostienen. “¿A partir de ahí, qué papel quiere jugar Barcelona?”. Esa ciudad en la que, a diferencia de tantas otras, no hay un único festival musical de referencia, “sino al menos cinco”. De los estudios sobre su marca se deduce que, “dejando aparte el Barça, se identifica a Barcelona con los acontecimientos culturales, por delante de la Fórmula-1 y el Mobile”, señala Herreruela, que no disimula la emoción y la ambición con que afrontan esta labor. “Queremos que este sea uno de los grandes proyectos de país”.

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