'Emily': una heroína entre la borrasca

La ópera prima de Frances O'Connor traza un retrato de Emily Brontë en el que deja claro hasta qué punto la autora de la inmortal 'Cumbres borrascosas' fue una mujer adelantada a su tiempo.

Emma Mackey, en un fotograma de 'Emily', de Frances O’Connor

Emma Mackey, en un fotograma de 'Emily', de Frances O’Connor / Vertigo Films

Nando Salvà

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Hasta su muerte a los 30 años, y antes de escribir una de las novelas más importantes de la literatura anglosajona, Emily Brontë se pasó la existencia atrapada en un entorno asfixiante, y desalentada tanto por el patriarcado como por su propia hermana Charlotte, también escritora inmortal. Así queda claro en este ‘biopic’ que, en todo caso, no pretende ser una recreación fiel de la biografía de su protagonista, sino que mantiene con ella una relación laxa con el fin de ofrecer una versión de la joven que exuda la misma pasión y emotividad a flor de piel que ella insufló a ‘Cumbres borrascosas’.

En su debut tras la cámara, la también actriz Frances O’Connor imagina para Brontë varios actos de rebeldía y un romance tórrido al tiempo que reflexiona sobre la compleja naturaleza de las relaciones fraternales, basadas en el amor pero contaminadas por los celos y la rivalidad. Obtieniendo la máxima expresividad tanto de los páramos y las colinas como de unos interiores envueltos de una atmósfera melancólica y sepulcral, traza el retrato de una mujer que no solo sobrevive en ese mundo diminuto que ama profundamente y por el que a la vez se siente perturbada, sino que lo usa para nutrir su imaginación; y para darle vida se sitúa estratégicamente en un punto medio entre el clasicismo del asunto narrativo y la modernidad de la propuesta estética desde el que deja claro hasta qué punto Brontë fue una mujer adelantada a su tiempo.