Crítica de libros
'De nuevo centauro', de Katixa Agirre: la utopía del pasado
La autora vasca arma en esta novela de ficción especulativa una honda reflexión sobre un realismo más allá del realismo

Barcelona 15/11/2022 Icult Retrato a Katixa Agirre, por su nueva novela. AUTOR: JORDI OTIX / JORDI OTIX


Ricardo Baixeras
Ricardo BaixerasCrítico literario
Doctor en Humanidades (Teoría de la Literatura y Literatura Comparada). Autor de 'Tres tristes tigres y la poética de Guillermo Cabrera Infante' (Universidad de Valladolid)
Tras el éxito de “Las madres no” la escritora vasca Katixa Agirre (Vitoria, 1981) entrega una novela no tanto distópica, que también, cuanto fuertemente especulativa, casi con tintes filosóficos y ensayísticos, y que reflexiona sobre dos mundos conviviendo en paralelo. Al situar en el centro de la tensión narrativa una historia proyectada hacia el futuro que, no obstante, trata de hurgar en las heridas del pasado de una figura como Mary Wollstonecraft, pilar fundamental de la teoría feminista contemporánea gracias a su libro 'Vindicación de los derechos de la mujer' (1792) y madre de Mary Shelley, autora de 'Frankenstein o el moderno Prometeo' Agirre pergeña una nueva ficción dibujando figuras femeninas relevantes como lo fueron Sylvia Plath y Doris Lessing en 'Las madres no'.
Lo que se narra en “De nuevo centauro” es un solo día en la vida de la diseñadora del metaverso Paula Pagaldai que, gracias a unas gafas de realidad virtual, conseguirá corporeizarse en un avatar llamado Viktor que viajará a París y al mundo virtual de Delphi, cosa la cual le permitirá relacionarse sexualmente con Mary Wollstonecraft diluyendo y confundiendo deliberadamente no sólo los espacios mentales reales e imaginarios, sino también las fronteras que delimitan lo otro del propio cuerpo. De ahí que Agirre cierre su novela con una enigmática frase: "Dejando atrás el cuerpo y lista para soñar con el futuro". Se trata de la utopía de un pasado que hace que la novela funcione como una honda reflexión sobre un realismo más allá del realismo, sobre los significados nada evidentes que aplicamos a la idea de aquello que supuestamente entendemos como realidad, sobre los usos del pasado en el porvenir y sobre los límites entre lo real y lo simulado porque a menudo la ‘raya que separa la realidad y la virtualidad no es clara y, generalmente, eso que llamamos realidad no es sino una experiencia mezclada en la que se puede colar sin previo aviso lo que entendemos por virtualidad. Los objetos digitales y los físicos pueden ser complementarios y afectarse mutuamente.’ Pero en el túnel del tiempo que Agirre trata de dibujar en “De nuevo centauro” también se narran los parámetros que conectan el pasado con el futuro saltándose las minucias del presente, al que apenas se le da importancia.
Traducida del euskera por la también novelista Aixa de la Cruz la novela bascula entre los acontecimientos en torno a los nacimientos de los hijos de Mary Wollstonecraft y la importancia de una conciencia pertrechada digitalmente en la que no tiene cabida la muerte. De hecho, es más que posible que Agirre haya querido construir en paralelo un discurso que quiera enfrentarse a la idea de la muerte, a lo porvenir que alcanza inevitablemente desde las tres realidades que ficcionaliza Agirre: la realidad virtual, la aumentada y la extendida. La novela es también la flecha que da en el arco temporal de los años más convulsos de la Revolución Francesa con especial atención al mundo de Versalles y a la muerte de Luis XVI. Un hallazgo.
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