Opinión | Periféricos y consumibles

Javier García Rodríguez

Javier García Rodríguez

Escritor y profesor de Literatura Comparada en la Universidad de Oviedo

'Loteriatura' y crítica 'loteriaria'

Bombo de la lotería de Navidad

Bombo de la lotería de Navidad / David Castro

Escuché decir a una crítica cinematográfica que la realidad que aparecía en una película -equis, o sea cualquier película- era “un poco clichosa”. Y no seré yo quien le quite la razón poética a la experta en realidades y ficciones. Así que aquí llega el 22 de diciembre y aquí vengo yo a estirar el cliché de los buenos deseos, de la suerte, de la felicidad y de la salud. Venid y vamos todos con la lotería a cuestas, tratando de que nos toque el Gordo, de ser los elegidos de doña Manolita, de que el calvo nos bendiga con sus bolas, de que Raphael o la Caballé nos canten el nana nanaaaá nanaaaa na.

En la literatura pasa lo mismo. Un año más esperando a saber si por fin hemos comprado la participación con más posibilidades, el décimo bueno en la administración adecuada, la serie premiada en la mejor plataforma, el número completo rebosante de calidad y fortuna que nos llevará a dejar de ser 'apocagrados' o 'intelípticos', o lo que toque en cada momento. A comprobar si lo que hemos hecho lo considerará la crítica y la historia una obra merecedora de formar parte del canon, ese bárbaro, o si, por el contrario, será mal leída y la darán por Derrida, digo por derruida a las primeras letras de cambio. Así andamos todos, porque en este mercado persa hacen libros los de la radio y los del extrarradio, los centrales y los laterales, los periodistas deportivos, los críticos literarios, las modelos de 'lingerie', los párrocos rurales, las deportistas olímpicas, las maestras de primaria, los becarios precarios, los escritores noveles asociados, los cocineros con estrella Michelín o con huevos estrellados, los entrenadores de fútbol de la penibética, los periféricos y los consumibles (Luis Aguilé, finalista del Planeta; Pepe Viyuela, filósofo y poeta; José Luis Perales, novelista que afirma que “por dentro soy un hervidero”; el Yoyas, macarra a tiempo completo y maquis a destiempo a quien Fernández Porta dedicó un estudio erudito; la Hierbas, actriz y poeta que se avecina).

Yo he comprado mis décimos de 'loteriatura'. Tengo confianza en que el mercado me descubra como a Camarón de la Barca (lo leí en un examen). Quiero que se diga de mis obras que llevan como prólogo unos versos acrobáticos como los de la Celestina (también en un examen). Deseo de corazón que alguien escriba una pintada entre la hipérbole y el calambur que diga “yo sin ti, es como nueva york sin taxis”. Quiero que me toque por una vez la pedrea (“pedrea, pedrea, como cantaba el Chikilicuatre) de la crítica 'loteriaria'. Quiero que un ángel de tercera me demuestre qué bello es este sinvivir. Quiero un dios, aunque sea menor, que bendiga mi décimo y afirme “esta es mi pedrea y sobre esta pedrea edificaré mi iglesia”. Y que lo canten a los cuatro vientos los niños y las niñas de San Ildefonso al ritmo de Manolo el del bombo desde el salón de sorteos de loterías y apuestas del estado. 

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