Crítica de cine

'El protector', con Antonio Banderas: el sicario desencantado

En los últimos años, el actor malagueño le ha cogido gusto al ‘action hero’, aunque casi siempre desde el lado oscuro, mostrando su imagen más expeditiva y medio nihilista

Antonio Banderas, en un fotograma de 'El protector'

Antonio Banderas, en un fotograma de 'El protector' / Vertice 360

Quim Casas

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El Antonio Banderas que trabaja en Hollywood está condicionado, salvo excepciones, a una imagen hispana muy concreta. En los últimos años, además, le ha cogido gusto al ‘action hero’, aunque casi siempre desde el lado oscuro: ‘Bullet head: trampa mortal’, ‘Mariposa negra’, ‘Actos de venganza’ o ‘Security’ han mostrado la imagen más expeditiva y medio nihilista del actor malagueño cuando debe empuñar un arma o liarse a puñetazos.

‘El protector’ incide en la misma línea. Parece una película sin guion que lo fía absolutamente todo a la imagen desencantada de Banderas, tan distinta a la mostrada en el cine de Almodóvar, por ejemplo, lo que da fe de su ductilidad. En la primera escena anda titubeante, malherido, por una playa de Miami, al amanecer. Aunque el filme regresa al pasado para contarnos lo que le ha ocurrido a su personaje, un sicario violento, pero no arrogante, sabemos que no hay vuelta atrás: el destino aciago de este protector está ya escrito desde las imágenes iniciales.

El resto del filme se adorna con la relación de amistad que establece con un joven luchador, del que se convierte en algo así como un mentor, y con una joven a la que ayuda cuando llega a Miami para descubrir al día siguiente que ha sido secuestrada por una banda con la que tiene negocios su jefa. Relleno tras relleno solo salvado por la presencia, no exenta a veces de cansancio e ironía, del actor.