Crítica de cine

'Nostalgia', de Mario Martone: la camorra, a ritmo lento

Contagiada quizá por la interpretación apesadumbrada de Pierfrancesco Favino, al filme le cuesta horrores llegar a sus pequeños clímax dramáticos, deambulando entre situaciones alargadas

Pierfrancesco Favino, en un fotograma de 'Nostalgia', de Mario Martone

Pierfrancesco Favino, en un fotograma de 'Nostalgia', de Mario Martone / Vertigo Films

Quim Casas

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‘Nostalgia’ es un filme sobre la camorra que se aparta del estilo habitual de las películas sobre las organizaciones mafiosas italianas. Empieza con una cita de Pier Paolo Pasolini sobre la relación entre conocimiento y nostalgia. Conocimiento es lo que tiene su protagonista, un napolitano que vuelve a su ciudad natal tras 40 años en El Cairo y otras zonas del medio Oriente. Y nostalgia, mucha nostalgia del lugar en el que nació, del barrio donde vive su madre y de la relación que tuvo en el pasado con otro chico de su misma edad, convertido ahora en un líder criminal.

La película es como el actor que la protagoniza, Pierfrancesco Favino, que en un filme de Marco Bellocchio, ‘El traidor’, interpretó de la misma forma a un jefe de la mafia siciliana: demasiado tranquilo, excesivamente apesadumbrado, algo parado, más lleno de dudas que de certezas. Esto es lo que expresa su rostro, aunque el personaje parece ser proactivo. Y el ritmo del relato parece contagiarse de este tipo de interpretación. A ‘Nostalgia’ le cuesta horrores llegar a sus pequeños clímax dramáticos, deambulando entre situaciones alargadas –la relación con la madre, la búsqueda de una casa en la que instalarse, los contactos con un sacerdote que se opone con sus pupilos a los criminales y corrupción de la ciudad– y alargando demasiado el punto culminante de la historia que resulta, además, algo previsible.