Crítica de cine

'Noche de paz': Navidades para amantes del 'gore'

Hiperviolenta comedia de acción protagonizada por un Papá Noel bebedor y sumido en una crisis de fe

'Noche de paz'

'Noche de paz' / EPC

Nando Salvà

Nando Salvà

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¿Cuántos objetos navideños pueden ser usados como arma? Esa parece ser la cuestión alrededor de la que se construye la nueva comedia de acción de Tommy Wirkola, que condimenta con abundante ‘gore’ sus flagrantes referencias a ‘La jungla de cristal’ y ‘Solo en casa’ mientras contempla a un Papá Noel aquejado de una galopante crisis de fe y enfrentado a una banda de ladrones que han invadido una vivienda. El resultado es hiperviolento, a ratos gracioso y, por momentos, extrañamente conmovedor.

Este Santa Claus desencantado por el materialismo y el individualismo crecientes de Occidente -el tipo bebe whisky en lugar de leche, y vomita sobre la gente- se muestra particularmente efectivo decapitando, destripando, triturando, aplastando rostros y apuñalando globos oculares; y para ello, decimos, recurre a cuchillas de quitanieves, picos de carámbanos, bastones de caramelo, cascanueces, patines y árboles de navidad. Dada la solvencia con la que Wirkola invoca el sentido del absurdo de esas situaciones a través de coreografías deliberadamente toscas y estúpidas, es una lástima que la película diluya su eficacia al abusar de subtramas y motivaciones personales. Pero nada de eso impide que ‘Noche de paz’ se las arregle para subvertir las convenciones del género y al mismo tiempo, sorprendentemente, concienciarnos de que la navidad es mucho más que regalos y de la importancia de la unidad familiar frente al egoísmo del mundo.