Clímax en Montjuïc

Rigoberta Bandini baila y triunfa "así, así" en el Palau Sant Jordi

La cantante y actriz barcelonesa culminó su año de delirio propulsada como fenómeno popular ante más de 15.000 personas que cantaron éxitos como ‘Ay mamá’, ‘Perra’ y la recreación feminista ‘Así bailaba’, compartida con la invitada sorpresa Amaia Romero

Rigoberta Bandini se despide de los escenarios en Barcelona

Rigoberta Bandini se despide de los escenarios en Barcelona. /

Jordi Bianciotto

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La colegiala de falda plisada que exorciza sus memorias en el colegio de monjas ha dado el tirón y, perdido el rubor adolescente, canta y baila “así, así”, desafiando al patriarcado y levantando la algarabía en recintos tan gordos como el Palau Sant Jordi. Quién lo hubiera dicho hace solo un año, cuando Rigoberta Bandini era apenas una traviesa presencia en el circuito, antes de que el Benidorm Fest y ‘Ay mamá’ hicieran rodar la bola de nieve.

Rigoberta es un personaje crecido en público y no teme a las multitudes, encandiladas ante su ingenio y su descaro. Se ha inventado un estilo, un vocabulario y una actitud en estado de gracia, propulsando la identificación instantánea con las 15.000 personas que acudieron este jueves al Sant Jordi. “No puc parlar molt encara, perquè ploraria massa”, confesó nada más terminar el primer tema, ‘In Spain we call it soledad’, con sus fogonazos ‘malrollistas’ acompañados de una base de bombo a discreción.

La carta del tarot

Su cancionero ha crecido un poco en lo que llevamos de año, aunque es el que es: los cuatro o cinco ‘hits’ (que no son moco de pavo), algunas versiones y piezas añadidas en ese primer álbum recién lanzado que responde por ‘La emperatriz’. Esa carta del tarot le dio fortuna en un ‘show’ que conservó el candor naíf de todo este tiempo y que no quedó desfasado en las amplias dimensiones del Sant Jordi.

Ahí estaba su círculo de confianza: la pareja (Esteban Navarro), los primos (Belén y Juan Barenys) y el cuerpo de baile doméstico, celebrando los sofocos de ‘Fiesta’ y el homenaje a Sisa en un ‘Qualsevol nit pot sortir el sol’ con perversiones electrónicas. Y la coreografía de padrenuestros, muy ‘Like a prayer’, de ‘Cuando tú nazcas’, asalto a Mocedades.

Colegiala y madre

Rigoberta, o quizá ahí fuera Paula Ribó, no disimuló su vaga sensación de que aquello era la repera: “estoy viviendo este momento y al mismo tiempo estoy llorando”. Estrella sobrevenida, quizá de juguete o de hora del recreo, pero con intuición para dar con la tecla oportuna y estirar el embrujo siendo ella misma. La escolar ya es madre, y a su hijo dedicó ‘Canciones de amor a ti’, no sin antes compartir su perplejidad. “Yo pensaba ‘qué exagerados los padres y las madres con el amor maternal’, ¡hasta que me explotó en la cara!”.

La electrónica de trazo grueso dominó con ‘Aviam què passa’, si bien sabemos que en el corazón de Rigoberta anida una cantautora, quizá más cercana a Joan Báez que a María Ostiz, y ahí estuvo la escena (breve) a voz y guitarra de ‘A todos mis amantes’. Versos más deslenguados afloraron en ‘Perra’: ‘twerking’ en estilo libre y suspiros, mejor dicho, ladridos a todo pulmón. “Si yo fuera una perra / también compondría mis temas / porque nadie me puede prohibir ladrar”.

Delacroix por duplicado

Poco más de 50 minutos de ‘set’, y los bises los abría ‘Ay mamá’, el himno eurovisivo que no fue (ni falta que hizo), con refuerzo coral y haciendo honores al arte de Delacroix por duplicado: pechos fuera, los de Rigoberta, en un ‘crescendo’ final con despiporre. Estirando el estado de felicidad universal, un potpurrí de “canciones de amor de los 90” con citas a Sergio Dalma y Mocedades, y en el que se coló la libidinosa ‘Hentai’, de Rosalía, y el ‘La, la, la’ de Massiel.

Rigoberta en modo karaoke, con todavía algunas cartas en la manga. La más rutilante, esa feliz extorsión de Los Payasos de la Tele, ‘Así bailaba’, donde la susodicha niña se libra de las tareas domésticas “porque tenía que bailar”. Dedicatoria a “la Barcelona que no quiere lavar, ni fregar, ni…” Y Amaia Romero como cómplice, lista para bailar la comba y lo que hiciera falta. Escena de desvarío que Rigoberta Bandini bien podrá refrescar en el tiempo que está por venir, en su anunciado retiro temporal, cuando alguien le pregunte dónde estaba ella en 2022.

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