Crítica de cine

'Cliff Walkers', de Zhang Yimou: una intriga fotogénica e inexpugnable

El director chino parece usar el enrevesado argumento como pretexto para exhibir su sentido del ritmo y desplegar una colección de imágenes apabullantes por su elegancia, su sensualidad, su atención al detalle estético

Fotograma de 'Cliff Walkers', de Zhang Yimou

Fotograma de 'Cliff Walkers', de Zhang Yimou / Caramel Films

Nando Salvà

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La nueva película de Zhang Yimou es uno de esos ‘thrillers’ de espionaje cuya peripecia narrativa va densándose hasta hacerse impenetrable. De hecho, el maestro chino se muestra más interesado en intrincar la maraña de agentes dobles, traiciones y códigos secretos que en generar tensión dramática; aunque incluye una secuencia en un tren y una persecución callejera similarmente deslumbrantes por su pericia técnica y coreográfica, ‘Cliff Walkers’ pasa la mayoría de su tiempo en estancias sombrías donde tienen lugar interacciones llenas de significados ocultos. Los personajes, entretanto, funcionan menos como seres humanos que como peones sobre el tablero de un juego de reglas reacias a hacerse entender. En realidad, Zhang parece usar el argumento sobre todo como pretexto para exhibir su sentido del ritmo y desplegar una colección de imágenes apabullantes por su elegancia, su sensualidad, su atención al detalle estético y su habilidad a la hora de usar los espacios y las miradas para ofrecer y ocultar información.

Mención aparte merece la ideología de la película, más complicada de lo que aparenta. Pese a que da muestras explícitas de un afán nacionalista -está dedicada a “todos los héroes de la Revolución”-, al mismo tiempo se esfuerza por resaltar los niveles de violencia despiadada y fútil en los que chinos y japoneses incurrieron por igual en una época, la década de los 30, decisiva en la fundación de la República Popular.