1.300 dólares por un caja de chinchetas: los objetos de Joan Didion, a subasta

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Joan Didion íntima y personal: retrato de una figura clave del nuevo periodismo

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Author Joan Didion at The Whisky à Gogo on Sunset Strip

Author Joan Didion at The Whisky à Gogo on Sunset Strip / Julian Wasser

Natalia Araguás

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 “Esta es un verdadera escritora. Joan Didion. Gafas de sol, pitillos y un Stingray”. La cantante y artista Patti Smith se despedía así por Instagram a finales del año pasado de “su valiente hermana, maestra del dolor y de la tinta”, a la que el Parkinson había acabado por llevarse. Didion (Sacramento, 1934), chica de la California más salvaje, rompió con el molde del escritor asceta y se codeó con los rudos tipos del Nuevo Periodismo, hombres como Tom Wolfe, Norman Mailer y Gay Talese, nada ligera de equipaje. Lo dejó claro en El álbum blanco, entre otras obras, donde compartió aquella lista –tan trillada en las redes sociales, décadas después– que tenía colgada en la puerta de su armario con lo que no podía faltar en la maleta de una reportera para salir pitando, impecable: de tampones a un chal de mohair para taparse en los vuelos, dos pares de zapatos y tanto crema facial como bourbon. Ahora una subasta, que tendrá lugar el próximo miércoles en las Stair Galleries de Nueva York, cartografía la vida de Joan Didion a través de los objetos que amó: muebles, libros y obras de arte. Pero también pequeños enseres como una caja metálica llena de clips y chinchetas que ya va por los 1.300 dólares, dentro de un lote de artículos de escritorio. Por algo la subasta lleva por título Un icono americano.

En paralelo y en la otra punta del país, en Los Angeles, The Hammer Museum le rinde tributo con una exposición titulada Joan Didion: What She Means, que hasta el próximo febrero explora el alcance de su figura a través de la obra de artistas como Felix Gonzalez-Torres, Maren Hassinger, Silke Otto-Knapp, John Koch, Ed Ruscha o Pat Steir.

En la subasta no está a la venta el Corvette Stingray descapotable, pero sí las fotografías que lo hicieron célebre: dos retratos de Julian Wasser para la revista Time en 1968, después de la publicación de Arrastrarse hacia Belén. Didion posa lánguida apoyándose en el coche, con vestido largo y sandalias, a la puerta de su casa alquilada en Hollywood. Han pujado por ellos de momento 5.000 y 10.000 dólares, respectivamente. La fotografía dedicada de Patti Smith de la máquina de escribir de Hermann Hesse para la escritora es otra de las obras de arte en venta: las hay firmadas por Annie Leibovitz, Richard Serra o Robert Rauschenberg.

Forman parte de la subasta las libretas de Joan Didion y un lote con sus libros preferidos, de Alicia en el país de las Maravillas a Crimen y Castigo. Mención aparte merecen sus baqueteados ejemplares de Ernest Hemingway: quien acabó por convertirse en faro de las ensayistas millenials y de la generación X aprendió a escribir pasando a máquina páginas y páginas de Hemingway cuando era una adolescente, para captar el ritmo de sus frases.

Dentro de lo más destacado está la mesa de caoba sobre la que el marido de Joan Didion, el escritor Gregory Dunne, se desplomó mientras cenaban en 2003 dos días antes de Año Nuevo, de vuelta a casa tras visitar a su hija Quintana Roo, ingresada en la unidad de cuidados intensivos del Beth Israel. “La vida cambia rápido. La vida cambia en un instante. Te sientas a cenar, y la vida que conoces se acaba”, escribió Joan Didion en El año del pensamiento mágico.

A la venta también está aquella silla de ratán, estilo Emmanuele, donde posó la escritora tantas veces, una de ellas leyéndole cuentos a su hija Quintana, cuya muerte a los 39 años, solo dos años después que la de Dunne, lloró en Noches Azules. El escritorio de roble de la pareja es otra de las piezas más codiciadas, por el que se espera obtener entre 8.000 y 12.000 dólares, aunque el padre de Didion lo comprase por 30 dólares en 1934 en una subasta y se lo regalara después de casarse. También se subastan objetos de decoración como las lámparas de huracán con las que Joan Didion siguió el consejo de su hija al mudarse en 1988 a un apartamento que compraron en Nueva York, tras 24 años viviendo en Los Angeles: “Dale un toque California”. Aunque en Nueva York no había cortes eléctricos a causa de los vientos de Santa Ana, Didion se las llevó.

Además de la gran memorialista del duelo, Joan Didion fue tangencialmente un icono de estilo. En 2015 se convirtió en imagen de Céline, a la edad de 81 años, fotografiada con esas gafas de sol que siempre formaron parte de su indumentaria. En 1989 posó para Gap con su hija Quintana. Varias gafas de sol están en venta, aunque solo unas de Céline, ya que otras dos ya se vendieron en 2014, cada una por 2.500 euros, para ayudar a financiar el documental sobre su vida de Netflix, dirigido por su sobrino, Griffin Dunne. A través de los objetos a subasta el próximo miércoles también emerge la Didion más doméstica, aquella que daba buen uso a sus cocottes de hierro fundido y atesoraba libros de cocina italiana y francesa.

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