El difícil arte de escribir

Eduard Márquez llena el Romea en la presentación de '1969'

El escritor leyó desgranó las luces y sombras de un proceso creativo iniciado hace 11 años

Eduard Márquez presenta su nuevo libro en el Teatre Romea en un evento de Àfora-Focus

Eduard Márquez presenta su nuevo libro en el Teatre Romea en un evento de Àfora-Focus / LAURA GUERRERO

Marta Cervera

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Unos sonoros aplausos despidieron al escritor Eduard Márquez Tañá (Barcelona, 1960) en un acto organizado en el Teatre Romea por el ágora de pensamiento Àfora-Focus que respondía a una invitación previa realizada hace tres años. Entonces un 20 de enero, coincidiendo con los estragos del temporal Gloria, el autor explicó el bloqueo creativo que le impedía avanzar con una ambiciosa novela sobre la Barcelona tradofranquista.

Este lunes, con la novela recién publicada y disponible en el hall del teatro, Márquez descubrió cómo logró desencallar la situación y dar con el camino para hacer realidad su sueño. No hizo propaganda de su nuevo y flamante libro '1969' (Navona / L' Altra Editorial), que está dedicado al añorado escritor Enrique de Hériz. Márquez dio una lección de constancia, lucha y empeño por ser fiel a sí mismo y a su obra. Muchos de los testimonios que aparecen el libro estaban en el Romea, que estaba casi hasta los topes.

La historia de '1969' es la historia de una búsqueda. Márquez quería hallar otra forma de escribir. Él que comenzó como poeta con 'La travesía innecesaria' (1991), que ha publicado libros de relatos como 'Zugwang' (1995) y 'L' eloqüència del frantirador' (1998) y que tiene novelas como 'Cinc nits de febrer' (2000) y 'El silenci dels arbres' (2003), recientemente reeditada, decidió hace 11 años iniciar una aventura literaria diferente. Reinventarse como autor.

Tres mesas

Tres mesas en el escenario separadas, cada una de ellas con papeles y material de archivo, simbolizaban en el Romea todo el enorme trabajo documental realizado para dar con aquello que perseguía. "Buscaba nuevas maneras de plantearlo todo, buscaba nuevos retos, nuevas maneras de escribir", ha señalado. Lo que no imaginaba es que más allá de la literatura retos pecuniarios más acuciantes se presentarían en ese periodo de reflexión que se había concedido. Márquez logró hacer reir al público con cosas que ponían los pelos de punta como una de las cartas de las editoriales que recibió él y otros autores cuando los libros empezaron a dejarse de vender a raíz de la crisis económica del 2008. El documento que leyó señalando los eufemismos utilizados para anunciarle que los ejemplares no venidos de sus libos serían destruídos se bnefició del fino sentido del humor del autor catalán.

En aquellos momentos, cuando todo parecía perdido y anímicamente se sentía fatal, 'Pamplinas', un artículo de Enrique de Hériz que también leyó, le dio ánimos para seguir luchando, para intentar construir esa historia soñada que imaginaba como la gran novela de Barcelona de los años 70. "Soñaba con escribir una novela larga como 'Historia de dos ciudades' de Dickens que tuviera también algo de 'Manhattan Transfer', de John Dos Passos'", indicó. Al final, sus intenciones de hacer una novela coral, con muchas voces, colapsaron en varias ocasiones. Tenía mucha documentación y testimonios pero no hallaba la manera de condensarlo en un libro. De nada le servían los 18.000 documentos sacados de archivos de todo tipo si el libro no tenía alma. "La novela tenía que convertirse en un rio de vida solo con la gente que la gente que la había vivido porque ninguna ficción podía estar a la altura", destacó. A partir de allí encontró el camino a seguir a partir de testimonios reales a quienes pidió permiso para usar su nombre. "Todos dijeron que sí", aclaró satisfecho. Aquellas vivencias sumadas a las del propio autor en aquella Barcelona de 1969 entre luces y sombras y todo el caudal documental encajaron por fin en una novela que es la suma de muchas voces, vida y verdad.