Crítca de jazz
La segunda resurrección de The Bad Plus
Reid Anderson y Dave King hicieron vibrar al público de La Nau, en el ciclo de conciertos Piñata, acompañados del saxofonista Chris Speed y el guitarrista Ben Monder
Roger Roca
Periodista
Eran tres y sonaban únicos. No había en el jazz del cambio de siglo un trío como el suyo. En 2017, cuando su pianista se marchó tras casi dos décadas juntos, por poco no lo cuentan. La identidad de The Bad Plus era tan singular que costaba imaginar que existiera un sustituto para cualquiera de los tres. Lo intentaron con otro pianista pero funcionó sólo a medias. La estrella de The Bad Plus, que brilló fuerte incluso más allá del jazz, se apagaba. Pero Reid Anderson, contrabajista, y Dave King, batería, amigos desde el instituto, se niegan a que la banda deje de existir. Porque esta banda es su vida.
Su manera de seguir siendo ellos mismos ha sido cambiarlo casi todo. Adiós al piano, hola a dos músicos que vibran en su misma frecuencia emocional: el saxofonista Chris Speed y el guitarrista Ben Monder. Músicos, como ellos, con un pie en el jazz y otro en todas partes. Estrenaron formación el sábado en La Nau, en el ciclo de conciertos Piñata, con el público de pie y sus fieles -porque lo que The Bad Plus tiene son fans, como los del pop y el rock - pegados al escenario. A la música de The Bad Plus la cercanía le sienta bien, igual cuando tiene el tono de una confesión que cuando suena como un arrebato. Siempre ha sido así, pero más ahora que Anderson y King están al mando. Con el sonido envolvente de la guitarra de Ben Monder y el lamento quebradizo de Speed, los Bad Plus del 2022 son más melancólicos, románticos y dramáticos que nunca. Y eso es decir mucho para un grupo que tiene en su repertorio muchas partituras que tocan la fibra.
En La Nau, la catarsis llegó precisamente con una vieja canción de Anderson, 'Everywhere you turn'. Pero el repertorio de su disco homónimo de renacimiento, 'The Bad Plus', es un no parar de emociones fuertes. The Bad Plus arrancaron entre brumas con 'Motivations II', a juego con la primera noche de frío que por fin llegaba a Barcelona. El otoño, más que cualquier otra estación, parece el estado mental de un cuarteto que es intenso a la manera en la que lo era el rock de los años 90. Como en 'Stygian Pools', con Speed enunciando una melodía con la dignidad del músico del Titanic que toca mientras todo se hunde, la rítmica marchando implacable y Monder envolviéndolo en tormentas eléctricas. Estos medios tiempos dramáticos son su carta ganadora.
Aunque también saltaron chispas con 'Sick Fire!', una pieza obstinada y repetitiva que luciría la mar de bien en un concierto de Sonic Youth. Reid Anderson y Dave King han encontrado, por ahora, una forma de seguir contando quiénes son. Y a su manera, un punto compungida, se despidieron mirando hacia adelante. Sus dos últimas canciones, porque The Bad Plus hacen canciones, aunque no tengan letra ni nadie que las cante, llevaban por título 'Love is the answer' y ' In the bright future': 'La respuesta está en el amor' y 'En un futuro brillante'.
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