Experiencia pionera

El Congreso de Espectadores invita a los participantes a ser más críticos

Roger Bernat convierte al público en actor en el evento organizado por Àfora-Focus en el Teatre Romea

BARCELONA 25/10/2022 Icult. Los participantes en el Congreso Interncional de Espectdores de Teatro realizan diferentes talleres. Zavel Castro "Estrategias críticas en la era del algoritmo". FOTO de ZOWY VOETEN

BARCELONA 25/10/2022 Icult. Los participantes en el Congreso Interncional de Espectdores de Teatro realizan diferentes talleres. Zavel Castro "Estrategias críticas en la era del algoritmo". FOTO de ZOWY VOETEN / ZOWY VOETEN

Marta Cervera

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Los participantes en el primer Congreso Internacional de Espectadores de Teatro organizado por Àfora-Focus en el Teatre Romea hacían una valoración positiva del evento, casi al final de la segunda jornada, tras realizar en diferentes espacios de la emblemática sala barcelonesa tres talleres muy diferentes. Todos ellos contribuyeron a debatir temas y perfilar el contenido final del primer manifiesto de los espectadores, que presentarán este miércoles en la jornada final a modo de conclusión.

Paras Andrew Kaggwa, periodista y escritor de Uganda, la experiencia está resultando de lo más interesante. "Me encanta encontrarme con gente con la que comparto una misma pasión. Estamos intentando buscar soluciones para el teatro porque la vida ha cambiado con la pandemia. La gente que solía salir e ir al teatro no hace como antes". Quizás por eso la primera obra que está escribiendo sea para televisión.

Entre los participantes en el congreso hay especialistas en márketing de centros culturales, actores, productores, miembros de colectivos que utilizan el teatro como herramienta social... La mayoría tiene un profundo conocimiento del sector. También hay jóvenes barceloneses del Club TRESC y representantes de asociaciones de espectadores de otras latitudes. Algunos de los que participaron en el taller de Katya Johanson, especialista en audiencias de artes escénicas venida de Australia, trabajaron divididos en varios grupos en la sala principal. Buscaban proyecciones sobre cómo sería el público y el teatro de 2042. En general fueron positivas.

Muchas preguntas

Tanto la mexicana Zavel Castro, historiadora obsesionada con el teatro, en su propuesta 'Estrategias críticas en la era del algoritmo', como el director y dramaturgo catalán Roger Bernat, con 'Ficcions socials', ofrecieron experiencias muy diferentes. La primera convirtió el 'hall' del primer piso en un ágora de pensamiento crítico con el suelo cubierto de papel donde se podían apuntar ideas y hablar con los participantes sentados en delgados cojines. "Igual que hay que engañar al algoritmo para que nos muestre cosas diferentes y no solo aquello que nos gusta, en el teatro no debemos ir a ver las mismas obras, ni comprar siempre el mismo discurso", señaló Castro.

"No debemos ir a ver las mismas obras, ni comprar siempre el mismo discurso"

— Zavel Castro

Los discursos de las obras teatro, el sistema de producción, la manera cómo se realizan las críticas teatrales y la jerarquía teatral dieron origen a muchas cuestiones. Abrió muchas ventanas, invitó a debatir ideas y a preguntarse acerca del manifiesto que preparan los congresistas. Algunos mostraron dudas al respecto. "Necesitamos más tiempo", dijo una mujer como si se tratara de un intérprete que llega a la noche de estreno pensando que el tiempo de ensayo no ha sido suficiente.

Pasar a la acción

Mientras eso ocurría arriba, abajo, al final del 'hall' un animado grupo de participantes preparaba, como si fueran actores, un texto que les había propuesto Roger Bernat: 'Desnonissea', una obra breve sobre un desahucio. "El teatro te permite hacer algo que no solemos hacer la vida real, ensayar. Quería que lo probaran", dijo Bernat a El Periódico, muy intrigado con el resultado final de este congreso teatral pionero. "El espectador es el monstruo de las mil caras. No le vemos pero le oímos reir, aplaudir... Ahora quiere tomar la palabra. Me parece algo tan interesante como peligroso. Creo que el verdadero poder no tiene necesidad de racionalizar nada. ¿Por qué? Si siempre lo han tenido". Eso sí, entiende que los espectadores quieran romper ciertos códigos, eso sí. "Hay demasiada liturgia en el teatro. En el siglo XIX la gente tiraba las sillas contra el escenario si no le gustaba algo. ¡Ahora si llegas 10 minutos tarde ni te dejan entrar!"

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