Críticas de cine

Los estrenos de cine de esta semana: críticas de 'Un año, una noche', 'Unicorn wars', 'Black Adam'...

Los críticos de El Periódico analizan las películas que llegan este viernes a las salas de cine: 'Un año, una noche', 'Unicorn wars', 'Lilo, mi amigo el cocodrilo', 'Los cinco diablos', 'Black Adam' y 'Mira cómo corren'

Imágenes de 'Un año, una noche', 'Unicorn wars' y 'Black Adam'

Imágenes de 'Un año, una noche', 'Unicorn wars' y 'Black Adam' / EPC

Beatriz Martínez
Nando Salvà
Quim Casas
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'Un año, una noche', de Isaki Lacuesta ★★★★

La herida que no cierra

El nuevo largometraje de Isaki Lacuesta se inspira en el libro que Ramón González escribió a partir de su propia experiencia como superviviente del ataque terrorista en la sala Bataclan de París en 2015 para ofrecer una abrumadora reflexión sobre los efectos del terrorismo y el racismo, la culpa que sobrevivir a una tragedia genera y cuánto dolor puede una pareja soportar sin resquebrajarse. En el proceso, mientras retrata a un hombre y una mujer que tienen formas opuestas de procesar la tragedia que vivieron juntos, la película renuncia al avance cronológico en pos de una sucesión de saltos temporales que alternan el desamparo con la esperanza y los momentos banales con las crisis profundas, y que en todo momento evitan tanto el sentimentalismo como las concesiones al morbo.

Pese a que los ‘flashbacks’ ambientados en el interior de Bataclan son ejemplares de ese enfoque modélico, es debatible que su inclusión en la película fuera realmente necesaria, puesto que el horror propagado por el atentado ya queda suficientemente transmitido en las escenas de cotidianidad de la pareja. Asimismo, habrá quien cuestione el innegablemente efectista giro argumental que el relato efectúa llegado el momento para enfatizar su dimensión espiritual, y quien se pregunte si es pertinente que Lacuesta dedique casi toda su atención a quienes sobrevivieron a aquella tragedia y casi ninguna a los 90 muertos. Al respecto de esto último, eso sí, la película es rotunda: los ataques terroristas marcan de por vida a toda una sociedad y, de hecho, sus estragos más terribles son las brechas que abren entre los ciudadanos. Nando Salvà

'Unicorn wars', de Alberto Vázquez ★★★★

Un hito de la animación adulta española

Ya sea en el campo de la ilustración, del cómic o de la animación, Alberto Vázquez se ha encargado de perfilar un sello intransferible que define su personalidad creativa a través de unos trazos que se identifican en un solo golpe de vista. Sus personajes antromorfos al margen del sistema se convierten en los protagonistas de fábulas que subvierten los códigos de los cuentos tradicionales para hablar de nuestro presente a través de los males que asolan a nuestra sociedad. En ellas se mezcla la crueldad con la poesía, la violencia con la melancolía y se convierten en implacables metáforas en torno a la capacidad destructiva del ser humano. 

Si en 'Psiconautas' optó por la prácticamente ausencia de color, en 'Unicorn wars' despliega una colorimetría arrolladora, pero su fondo no puede ser más perturbador y macabro, como si esos elementos naífs fueran una excusa visual para adentrarnos en las entrañas del horror, de la violencia, de los estragos del fanatismo religioso y de los peligros del totalitarismo. 

El director nos adentra en un universo mitológico en el que unos ositos se preparan para luchar contra los unicornios, responsables de mantener el equilibrio del bosque mágico y sus eternos enemigos. Desde los primeros compases nos introducimos en los códigos del cine bélico, pero también en la relación entre dos hermanos, Gordi y Azulín, que simbolizan el bien y el mal, el ying y el yang, lo cuqui y lo siniestro.

En 'Unicorn wars' late la iconoclastia, el riesgo, la inventiva y se convierte en un festival de hallazgos en el que la capacidad evocadora se da la mano con la incomodidad expresiva. Beatriz Martínez

'Lilo, mi amigo el cocodrilo', de Josh Gordon y Will Speck ★★★

Una simpática fábula cantarina

Puede que las aventuras que escribió Bernard Waber en torno a un cocodrilo que se integra en la vida cotidiana de una familia no sean demasiado conocidas en nuestro país, pero forma parte del imaginario infantil anglosajón. Así, después de convertirse en un musical ahora toma la forma de una película tan extravagante como simpática, en la que la extrañeza inicial poco a poco va convirtiéndose en aceptación y ternura, las mismas necesidades que precisamente tiene el protagonista de la función.

Lilo es un cocodrilo que se expresa a través de la música. No habla, pero sabe cantar. Un mago denostado que busca un buen número para su próximo espectáculo, Hector P. Valenti (un Javier Bardem pletórico) lo encontrará, lo adiestrará y lo querrá. Pero también querrá sacar de él beneficio. Ante la imposibilidad de Lilo de mostrar sus habilidades en público, lo abandonará en su casa, que pronto encontrará nuevos inquilinos, un matrimonio con un niño tímido, Josh, que necesita reforzar su identidad. Entre Josh y Lilo surgirá la amistad, y el cocodrilo le enseñará a creer en sí mismo, algo que también trasladará a sus padres, que habían perdido por el camino sus verdaderos intereses arrastrados por el flujo de la vida moderna.

‘Lilo, mi amigo el cocodrilo’ es una fábula urbana de contagiosa vitalidad, repleta de números musicales pegadizos y que consigue que su espíritu conciliador nunca resulte empalagoso, sino que esté impregnado de una frescura de lo más saludable. B. M.

'Los cinco diablos', de Léa Mysius ★★★

Aromas sobrenaturales

El tercer largometraje de la realizadora Léa Mysius, segundo en solitario, juega con varios géneros y atmósferas, haciéndose fuerte precisamente en su indefinición genérica. Porque ‘Los cinco diablos’, nombre del club deportivo de una pequeña localidad francesa en la que acontece toda la acción, es tanto un drama familiar sobre complejas relaciones afectivas entre padres e hijos como un relato de misterio, un ‘thriller’ fantástico, una historia de terror y una reivindicación de la libertad sexual en un contexto represivo y conservador.

Adèle Exarchopoulos –actriz que va labrándose laboriosamente su carrera tras quedar algo estigmatizada hace una década por su papel en ‘La vida de Adèle’– es la joven madre de una niña con un curioso poder: el de reproducir vivamente los olores de los demás en tarros de cristal, quedar en estado de trance al olerlos y viajar mentalmente hasta el pasado para ver en primera persona hechos ocurridos cuando ni había nacido. A partir de esta idea propia del relato sobrenatural, Mysius tejé una atmósfera muy tensa y ‘realista’ con elementos diversos y bien trabajado: el regreso al pueblo de la hermana del padre de la niña, una tragedia del pasado relacionada con un incendio –que solo vislumbramos en las primeras imágenes del filme– y la incertidumbre amorosa, aderezado con elementos vinculados al ‘buylling’, el racismo y el conflicto generacional. Quim Casas 

'Black Adam', de Jaume Collet-Serra ★★

Ni héroe ni villano

La nueva entrega del universo cinematográfico expandido de DC tiene poca relación con los filmes sobre Superman y Batman de Zack Snyder, los de Wonder Woman, Escuadrón Suicida o Aquaman. Tampoco se parece mucho a ‘¡Shazam!’, con cuya historia y protagonista se emparenta: el ser milenario y super-poderoso que interpreta ahora Dwayne Johnson es el gran antagonista del capitán Marvel o Shazam. La presencia del ‘rocoso’ actor al frente del reparto y la de Jaume Collet-Serra tras la mesa de máquinas –en la que es la segunda colaboración entre intérprete y director tras ‘Jungle cruise’– le confiere al producto un tono más distendido, como si fuera un gran juego, muy caro y con tanta épica como edificios devastados por luchas apocalípticas, pero en el fondo más lúdico que las oscuras propuestas de Snyder.

El filme se permite guiños a Sergio Leone y puyas contra la presencia estadounidense en conflictos que no son los suyos. Ese es el papel que juegan en la película los miembros de la Sociedad de la Justicia, un supergrupo que vela por la estabilidad global, pero tiene bastantes menos recursos y fuerzas de los esperados. Al lado de los adolescentes Ciclón y Rompeátomos, el siempre enfurecido Hombre Halcón y el distinguido Doctor Destino que encarna Pierce Brosnan, el poderoso Black Adam manda, decide y golpea a su antojo. Lo más interesante es que no resulta ser ni héroe ni villano. Q. C.

'Mira cómo corren', de Tom George ★★★

El simulacro de un ‘whodunnit’

Cuando Agatha Christie estrenó en Londres la obra teatral ‘La ratonera’, en 1952, se estipuló que aquel misterio criminal no podría ser adaptado a la pantalla hasta al menos seis meses después de haber dejado de representarse en los escenarios. Dado que siete décadas más tarde la obra sigue en cartel, aún no tiene versión cinematográfica, y la ópera prima de Tom George saca punta a esa curiosidad. En lugar de adaptar ‘La ratonera’, orquesta una intriga inconfundiblemente ‘christiana’ en torno al empeño de un productor de Hollywood por convertir ese texto en una película. Y, mientras lo hace, en todo momento insiste en demostrarnos qué bien conoce las convenciones del género ‘whoddunit’.

Dicho de otro modo, ‘Mira cómo corren’ aspira a parecerse a ‘Puñales por la espalda’. Por un lado, trata ese arquetipo narrativo como objeto de parodia, homenaje y comentario metatextual; por otro, intenta hacer un uso convencional de sus posibilidades dramáticas. Y si no lo logra en buena medida es porque pasa tanto metraje ejecutando 'flashbacks', y manejando efectos visuales innecesarios, y exhibiendo una estética propia de imitador de Wes Anderson, que el avance argumental se ralentiza; y la lentitud, ya se sabe, no es buena ni para el misterio ni para la comedia. El resultado es un relato indudablemente afable y moderadamente entretenido, pero que de ningún modo resiste comparaciones con ninguna de las citadas fuentes de inspiración. N. S.

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