Mamarazzis

Parejas de famosos: el amor sí tiene edad

De Ortega Cano a Kiko Matamoros, Enrique Ponce o Julio Iglesias, la prensa del corazón está llena de parejas entre hombres maduros y mujeres mucho más jóvenes

zentauroepp54755385 03 09 2020 gente enrique ponce con ana soria instagram200903143140

zentauroepp54755385 03 09 2020 gente enrique ponce con ana soria instagram200903143140 / INSTAGRAM

Laura Fa

Laura Fa

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Esta semana Ortega Cano demostraba lo que es la masculinidad más rancia amenazando a su mujer, que no lo quiere y que piensa separarse de él, con su “semen de fuerza” para intentar arreglar su matrimonio. El señor dejando claro que, aunque se lleven más de 20 años, él mantiene intacta su virilidad. Un clásico en relaciones de este tipo.

Cuando Enrique Ponce, de 48 años, se separó de Paloma Cuevas lo hizo porque se había enamorado de Ana Soria, de 21. Mick Jagger lleva seis años de intenso amor con Melanie Hamrick. Cuando se conocieron él tenía 72 y su chica 28. Twitter nos hizo caer en la cuenta que Leonardo di Caprio va sumando años mientras sus parejas nunca superan los 25. Kiko Matamoros ha anunciado boda con su novia, Marta López. Con el permiso de mi compañero, recordar que cuando iniciaron su noviazgo, él tenía 62 y ella 22.

Relaciones basadas en la cultura machista

Si echamos la vista atrás, es imposible olvidarnos de Julio Iglesias, el galán por excelencia. Con 40 empezó una relación sentimental con Vaitiare, de 17. Rozando el larguero, vaya. Lo de Woody Allen lo dejaremos para otro capítulo. En el documental ‘Farrow versus Allen’ explican que la hija adoptiva de Mia Farrow tenía 16 años y el director 51 cuando empezaron su historia de amor.

Todas estas relaciones de señores en edad ya más que adulta con chicas postadolescentes han llenado infinidad de titulares en la prensa del corazón. Que si “las fotos más románticas de las vacaciones de tal”, que si “las navidades más apasionadas de cual”, que si “la boda de ensueño de nosequién”.

Romanticismo a raudales para seguir alimentando relaciones basadas en la cultura machista. Y los periodistas, muy a nuestro pesar, hemos sido cómplices durante años. Ha llegado el momento de decir basta y empezar a cuestionarnos el marco del que parten algunos de estos noviazgos que ensalzamos como si de un cuento de hadas se tratara. Disney hace tiempo que no es un referente.

Relaciones desiguales

Nadie dice que Enrique Ponce deba romper con Ana Soria y nadie duda que Matamoros quiera a su chica. No se ponen en duda ni los sentimientos ni las decisiones particulares. Lo que sí debemos cuestionar es el patriarcado, que es el marco de referencia de donde parten todas estas relaciones. No son relaciones falsas, son relaciones desiguales. Si Isabel Pantoja, con sus 66 años, saliera de Cantora para casarse con un chico de 19, cuanto menos pensaríamos que se le ha ido la cabeza y que él es un interesado.

Ahí comenzarían todas las dudas. Pero cuando el hombre es el mayor, se repite sin parar el mantra “el amor no tiene edad”. Los machirulos se han apropiado de esta frase para justificar que la edad de sus parejas no importa. ¡Qué no es eso, señores! Cuando decimos que el amor no tiene edad significa que no hay edad para enamorarse. Aunque tengas 103 puedes suspirar locamente por alguien.

Que el reflejo social que ofrece la prensa del corazón no sea para entretener

Como diría la escritora Coral Herrera, “el amor romántico perjudica seriamente la igualdad”. Que el reflejo social que nos ofrece la prensa del corazón no sea solamente para entretener. Debe llevarnos a la reflexión. Las mujeres trofeos no solo tienen que ser guapas y delgadas sino también jóvenes. Con el cuento de que maduramos antes, todo vale. Las mujeres somos libres y podemos elegir a nuestras parejas, está claro. Pero no perdamos la capacidad de preguntarnos porque se establecen estas elecciones y bajo qué premisas.

Como las mamarazzis somos periodistas responsables, cuando aparezca una nueva pareja en el panorama social lo contaremos, informaremos y lo analizaremos. Y si esa pareja parte de una profunda desigualdad, también lo diremos. Nunca calladitas, aunque quizás estaríamos más guapas. Pero no, no nos vamos a callar.