Los discos de la semana

'Bordeaux Concert', de Keith Jarrett: el adiós de un gigante

El álbum que recoge la grabación de un concierto en Burdeos en la última gira del pianista en solitario presenta a un Jarrett pletórico y tristemente irrepetible

Los nuevos elepés de Beth Orton, The Lightning Seeds y Ozuna y un disco de homenaje a Leonard Cohen, también reseñados

Keith Jarrett

Keith Jarrett / EPC

Rafael Tapounet
Jordi Bianciotto
Ignasi Fortuny
Roger Roca
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Era imposible que Keith Jarrett supiera lo que iba a ocurrir. Y, aun así, es imposible escuchar este disco sin sentir que de alguna manera es una despedida. 'Bordeaux Concert' se grabó en el verano de 2016 durante su última gira. Un año y medio después, Jarrett sufrió dos derrames que lo alejaron de los escenarios. Muy probablemente, para siempre. El concierto de Burdeos, junto a 'Munich 2016' y 'Budapest Concert', grabados durante de esa misma gira y publicados recientemente, sabe inevitablemente a final. Y es un final luminoso y radiante. Un adiós inesperado pero digno del que ha sido uno de los grandes improvisadores de su tiempo y un icono de la música moderna.

Jarrett ha cubierto muchos frentes. Pero sus recitales a piano solo, gracias en especial a 'Köln Concert', lo convirtieron en leyenda: conciertos en los que Jarrett se sentaba frente al piano sin saber qué iba a tocar. Durante décadas, sus improvisaciones en solitario fueron como lienzos de enormes proporciones. Vuelos libres que nadie en el público -lo sabe cualquiera que haya podido verle en concierto- se atrevía a interrumpir con aplausos, murmullos ni toses. Más tarde cambió esos largos viajes por colecciones de piezas más cortas, como en el concierto de Burdeos. Pero en mural o en miniatura, la inventiva de Jarrett ha sido siempre extraordinaria.

Un gran interrogante

'Bordeaux Concert' arranca fuerte, como un gran interrogante. Música atonal, suspendida en forma de pregunta que se va resolviendo poco a poco, riquísima en ideas y en matices, hasta hacerse casi canción. Queda aún una hora de música pero de alguna manera, todo lo que vendrá ya está anunciado en esa primera parte. La belleza diáfana de algo que parece góspel, las aristas angulosas del be bop, el lirismo de la música romántica, la sencillez de las melodías del folclore, el rigor del contrapunto. Pocos pianistas abarcan tanto, y aún son menos los que destilan todos esos saberes en una música tan bien definida, con un propósito tan claro.

En el concierto de Burdeos hay trayectorias atrevidas que nunca van a la deriva y paradas en lugares inventados por Jarrett que suenan como si siempre hubieran estado allí. 'Part IX', levantada con la riqueza armónica de las canciones escritas para Broadway, podría ser un estándar con remate barroco. 'Part III', una canción de cuna. En el estribillo imaginario de 'Part VII', Jarrett maúlla como si con su voz pudiera empujar la música hacia la nota que busca para hacer de la improvisación, canción. 'Part X' parece una partitura escrita para un montón de voces que se persiguen y se responden, solo que la resolución se escribe sobre la marcha. 'Part VIII' es el blues que nunca falta en los conciertos de Jarrett. Y el final, plácido en 'Part XII' y solemne en 'Part XIII', es el conmovedor adiós de un músico que ha brillado hasta el final. Roger Roca

Otros discos de la semana

La cantautora inglesa reaparece autoproduciéndose y sacando oro de su lenguaje musical, un impresionismo de marea alta en el que dialoga con su subconsciente a propósito de la soledad y los miedos mundanos. La bruma folk e ‘indietrónica’ de otros tiempos desemboca en un cancionero oceánico que, a partir del piano, reserva atmósferas tensas y mareantes, con alusiones a amigos perdidos (Andy Weatherall, Hal Willner) y un fondo final de reconciliación con la vida. En la senda de los grandes. Jordi Bianciotto

El grupo del que Inglaterra solo parece acordarse cuando llega alguna competición importante de fútbol de selecciones publica su primer elepé en 13 años, pero nadie lo diría, porque en estas 10 nuevas canciones (más tres versiones alternativas) Ian Broudie y los suyos se muestran tan lozanos como en los agitados días de ‘Three lions’. Pop emocionante tallado con mimo, honradez y oficio que, pese a arrastrar un poso de melancolía, transmite ganas de vivir y de querer. No es poca cosa. Rafael Tapounet

Ozuna, sabedor de cierto hartazo del reguetón y de sus dotes para adaptarse a casi todo, ha tejido su quinto álbum con hilos de todos lados, como buen maestro costurero del pop latino que es (para ello se apoya de colegas con mucho carácter en sus sonidos). Sabe que las tendencias pasan ahora por el dembow o el toque dance que impregna todo lo urbano (destaca aquí 'La Suzi' con la colaboración de Nesi). El puertorriqueño está más afinado que en alguno de sus últimos trabajos: conserva bien la esencia y juega más que correctamente en todos los palos que se propone tocar. Ignasi Fortuny

El legado ‘coheniano’ vuelve a inspirar, esta vez ampliando el encuadre y abarcando temas de su era madura, como el que da título al disco, susurrado por Peter Gabriel, o ese fantasmal ‘You want it darker’ con voz profunda de Iggy Pop. Álbum de tonalidades flotantes, con producción de Larry Klein escorada sutilmente hacia un jazz de vanguardia, cubriendo desde el homenaje instrumental (Bill Frisell, Immanuel Wilkins) hasta el apogeo vocal de Mavis Staples en ‘If it be your will’. J. B.

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