Biennal del Pensament

Yuval Noah Harari y Rutger Bregman abren una puerta hacia el futuro en el CCCB

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La participación de ambos pensadores, uno de ellos con intervención telemática, fueron uno de los platos fuertes de la primera sesión

Harari

Harari / El Periódico

Elena Hevia

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Calibrar el futuro, incierto, negrísimo y apocalíptico, tal como lo percibimos ahora , con dos pensadores de primer orden como el historiador y filósofo israelí Yuval Noah Harari, uno de los más influyentes del panorama actua con millones de libros vendidos y su ‘Sapiens’ (Debate) a la cabeza, y como el teórico político holandés Rutger Bregman, el autor de ‘Dignos de ser humanos’ (Anagrama), ha alimentado la esperanza  de que un porvenir mejor es posible. El acto, presentado este martes por la escritora Llucia Ramis en la plaza Joan Coromines del CCCB  puede convertirse en uno de los más concurridos de esta Biennal del Pensament. Además, el formato mixto en el que Harari participó en directo desde una pantalla, mientras que Bregman y Ramis lo hacían presencialmente, propició sorprendentemente una conversación especialmente fluida. Como aportando una razón más a los que descreen de las cosas buenas que nos puede aportar la tecnología, el asunto con el que se cerró la charla.  

Tenemos los recursos necesarios para cambiar la catástrofe ecológica

— Yual Noah Harari

Harari, que situó estratégicamente para que pudiera verse en la pantalla un ejemplar de su último libro ‘Imparables’, un cómic que plantea y cuestiona la forma en la que  los humanos conquistamos la Tierra, empezó con la idea motor de este libro destinado a los más jóvenes. “La situación respecto a la catástrofe ecológica es grave pero no irreversible. Tenemos los recursos necesarios para cambiarla. Sabemos perfectamente que si invertimos el 2% del presupuesto global podremos revertir la situación. El problema es la falta de voluntad política”. Tampoco Bregman quiso jugar al alarmismo, porque desde que el mundo es mundo, lo fácil es creer que estamos al borde del precipicio final. “Habría que pensar mejor que nos encontramos al principio de una era. Y claro que el momento es muy peligroso y vivimos un mundo marcado por las desigualdades, pero tenemos un objetivo que es un mundo que cuidar”.

El crecimiento sin control

Los pensadores desbrozaron la vieja idea de que hombres y mujeres se han impulsado hacia adelante, en un movimiento, el crecimiento sin control que siempre ha estado acompañado de la idea de progreso. Una idea que hay que revisar. Pero cómo pensar un mundo en el que caben a la vez esos cinco millones de niños que mueren al año por desnutrición y a la vez se proponen juegos olímpicos de invierno que promueve Arabia Saudí en medio del desierto.  Harari puntualiza: “Es cierto que el crecimiento es algo insostenible para todos, pero no debemos pensar en una desaceleración de ese proceso mientras existan sociedades que todavía no cuentan con electricidad o agua caliente”. Se trata, dice, de desplazar la idea a terrenos como el psicólogico o el social. “¿Realmente necesitamos volar a la otra punta de planeta y dejar una enorme huella de CO2 para ser felices? ¿No deberíamos encontrar mecanismos para disfrutar sin desplazarnos?

Vivimos un mundo marcado por las desigualdades, pero tenemos un planeta que cuidar

— Rutger Bregman

Utópicos, saben también poner los pies en el suelo. Bregman es consciente de que el eslogan: “Vótame te daré menos de lo que tienes”, que es lo que parece prometer el ecologismo no es un buen lema para que triunfe la izquierda. Con el paso de los años muchos relatos de cómo somos nos han ido transformando. “La clave está en el sufrimiento de los diversos colectivos y cómo hemos conseguido cambiar el relato de la comunidad LGTBI, de las mujeres, los niños y los animales para detener ese sufrimiento”, afirma Harari. Quizá en el futuro, y ahí el israelí se viene arriba, “nos preocupe el sufrimiento de la inteligencia artificial”.