Entrevista

Francesc Serés: "Igual me pegan o insultan por escribir esta novela sobre el ‘procés’"

En la novela 'La mentida més bonica', el escritor catalán retrata el desencanto y el desengaño que para muchos independentistas ha significado al final el ‘procés’ y ver que sus políticos iban de "farol"

Francesc Serés, el pasado lunes en la librería Laie de Barcelona.

Francesc Serés, el pasado lunes en la librería Laie de Barcelona. / ELISENDA PONS

Anna Abella

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Francesc Serés (1972), uno de los nombres más sólidos de la literatura catalana, vuelve con ‘La mentida més bonica’ (Proa), una explosiva novela, "que no es autobiográfica", recalca, sobre el desencanto y el desengaño que para muchos independentistas ha significado al final el ‘procés’ y ver que sus políticos iban de "farol". Dos años después de ‘La casa de foc’ (Premi Proa y Premi Llibreter), el autor de 'La pell de la frontera' presenta a dos protagonistas, Carles y Marina, una pareja de profesores de instituto de un pueblo del Penedés que se jubilan tras 40 años dejándose la piel en la enseñanza y tras implicarse muy activamente en la independencia de Catalunya. La novela transcurre en un día, el 17 de diciembre de 2021, que para ellos significa tres finales: "del ‘procés’, de pandemia y de la vida laboral". 

¿Ha sido una novela dolorosa de escribir?

Sí, no te engañaré. Ha sido un proceso duro. No ha sido fácil describir una realidad que ha sido dolorosa y está muy presente. No habría querido escribirla, pero es un monstruo que está aquí y al que un día u otro tenía que enfrentarme. Era el momento. 

Juraría que aún nadie se había atrevido a tratar en la ficción tan directa y descarnadamente el ‘procés’. 

Más que el ‘procés’, abordo qué nos ha pasado, el estado de ánimo de una gente. La política se ha llenado de mucha vida y de un fuerte componente emocional. Hay conocidos o familiares con juicios pendientes. No puedes dejar de sentir empatía hacia los que han represaliado..., porque tú también estabas ahí y te podría haber tocado. Nos ha pasado esto y hay que explicarlo. Hacerlo desde la literatura y el arte es un ejercicio de madurez como sociedad, sino parecerá que es tabú. 

¿Teme las reacciones?

Estoy esperando que esta novela genere iras. No sé qué reacciones habrá. Igual me pegan o me insultan. En cualquier caso, era muy difícil renunciar a escribir este libro. No podía no escribirlo. Todo ha sido tan visceral, toda esa energía popular acumulada que llenaba avenidas... Esa energía no se ha perdido pero se ha transformado en algo que no sabe hacia dónde dirigirse porque nadie le ha dado ni una explicación.  

Entonces no lo vi, pero hoy todo el mundo ha visto que los políticos del 'procés' iban de farol

"El desencanto y el desengaño" de Marina y Carles, ¿los siente también Serés? 

Es una novela, insisto. Pero sería demasiado forzado decir que no. Para escribirlo, debes compartir algo.

"El ‘procés’ fue una estafa piramidal, una mentira". 

Lo dicen algunos personajes. Pero los protagonistas nunca rehúyen su parte de responsabilidad. Ellos se lo creyeron, hicieron un acto de fe. Igual lo creyeron demasiado y no lo fiscalizaron lo suficiente. En el otro lado, España no te dio alternativa, y los otros partidos políticos catalanes tampoco. Y sabemos de qué está hecha España: lo del rey [Juan Carlos] lo demuestra, eso sí es un engaño. O que quieras hacer la revolución y acabes eligiendo a Manuel Valls de socio. Todas las revoluciones han tenido su desengaño en este país. Yo puedo hablar de la que yo he vivido y en la que he participado. 

En la novela insiste en que los políticos del ‘procés’ "se jugaron el país a las cartas y perdieron, iban de farol", como recuerda que admitió la ‘exconsellera’ Clara Ponsatí en 2018.

Lo que dicen los personajes es lo que han dicho los políticos. Que iban de farol y se jugaron el país en el casino no lo digo yo. Solo añado que las fichas éramos nosotros. Yo no lo vi entonces pero creo que poco a poco todo el mundo lo ha visto. 

Francesc Serés, el pasado lunes en la librería Laie de Barcelona.

Francesc Serés, el pasado lunes en la librería Laie de Barcelona. / ELISENDA PONS

¿Por qué cree que "prometieron lo que sabían que no podían cumplir"? "¿Era necesario mentir tanto?", se preguntan en el libro.

Creo que se vieron sorprendidos por el empuje de la gente y luego, pues, llevémoslo adelante, porque cada vez costaba más tirar hacia atrás. Aunque hay gente que sí lo hizo, como Santi Vila y otros ‘consellers’. No tengo una respuesta. La novela no da respuestas, no es ensayo político. 

Catalunya ha ido hacia atrás, escribe. ¿En qué se traduce?

Es una evidencia que como país hemos ido hacia atrás. Estamos intentando recuperar cosas que el Estado, ilegítimamente, como venganza y por represión, se ha quedado. Te hacen saber que has perdido y te dicen que no lo vuelvas a probar: con toda la ofensiva judicial contra la lengua, con el nivel de desinversión… saben cómo apretarte. 

"De prisión se sale, pero de la mentira no te escapas nunca". ¿Alguien pedirá perdón por haber mentido? 

Los personajes explican su desengaño y su desencanto. Y usan películas como ‘Poltergeist’ para explicarse la necesidad de que se limpie todo y se pida perdón o se dé alguna explicación razonada. Decir, ‘mira, me equivoqué. En aquel momento pensaba que…’. Asumir la distancia entre tener la Meridiana, la Gran Via y la Diagonal llenas y con la gente activada, y no tener nada detrás. Fueron las manifestaciones más grandes de Europa, con una energía humana enorme, pero, ¿qué había que las sustentara? Nada. Los mismos que antes decían a la gente ‘apretad, apretad’, ahora les dicen, ‘no lo hagáis’. 

El Estado te hace saber que has perdido y te dice que no lo vuelvas a probar: con toda la ofensiva judicial contra la lengua, con el nivel de desinversión… saben cómo apretarte

A los protagonistas les duele tanto la mentira como asumir que han sido "tontos" por haberla creído y caído en el autoengaño hasta que les "cae la venda de los ojos" y ven "que el emperador va desnudo".  

Debes dar parte de tu confianza, pero dar tanta… Al menos hemos hecho propaganda y España se ha retratado intransigente y autoritaria. Y todos los emperadores van desnudos. Hemos visto que la democracia española es de una baja calidad impresionante. Es un país que no tiene ningún tipo de aprecio por las culturas propias, que si pudiera las aniquilaría. El gran símbolo de la España democrática era el rey, aunque ahora es muy fácil decir que no lo era. 

Se dice en la novela que el Estado español aguantará porque han perfeccionado la mentira, que es una forma de corrupción política. Cita al rey emérito, la trama Gürtel, los Guerra, los GAL… 

Es de una evidencia palmaria. La organización de las élites extractivas en España es de una impunidad absoluta, la corrupción sistémica de los partidos políticos ha sido tan tremenda que incluso salen intelectuales a pedir el indulto de Griñán. Querrías un poco más de altura institucional en España. ¿Por qué me persigues por hablar catalán? ¿Por qué históricamente me menosprecias así? 

¿Los protagonistas habrían silbado el pasado sábado a la expresidenta del Parlament Carme Forcadell? 

La novela empieza y se acaba el 17 de diciembre de 2021. No hay después. A partir de aquel día yo tampoco tengo ya opinión. Ya no opinaré más. Escribí una temporada en ‘El País’ pero me siento desautorizado: hacía opinión y si esto no lo vi pasar es que no los fiscalicé suficiente.  

Hemos visto que la democracia española es de una baja calidad impresionante. Si pudiera, España aniquilaría las culturas propias

Los personajes se plantean cuánto estarían dispuestos a perder por la independencia. ¿En su caso?  

En aquel momento yo habría estado dispuesto a perder mucho: año y pico de tensión, duro, sin ingresos… ese sacrificio, sí. Ahora, sabiendo lo que pasó, la pregunta no tiene sentido. Mucha gente ha perdido mucho.

 Otra pérdida es la de la degradación de las amistades, también entre independentistas. 

Nada sale gratis. Aquel río de energía no lo paras, te lo llevas a casa y quieres exponerlo, convencer a los demás… Y no siempre funciona. Todos hemos tenido amistades, no rotas, pero sí puestas en cuestión. En el libro no explico nada que no le haya pasado a todo el mundo. Igual que te das cuenta de que dentro de España no hay salida, llega un momento en que ves que aquí fallaba algo: no me estaban diciendo la verdad. 

Cinco años después, el independentismo está más dividido que nunca. ¿Y ahora, qué? 

No lo sé. De verdad. La literatura no te dará una respuesta política. Por eso la novela acaba en un sueño colectivo en el que no sabemos hacia dónde vamos. Yo estoy tan desorientado como todo el mundo. La diferencia es que he escrito un libro sobre esta desorientación. 

La pareja protagonista ve a diario unos ocupas en la casa de enfrente. 

Es que mientras tú estás en un proceso de independencia, el mundo sigue y tiene otras preocupaciones. Es lógico que sea así. Como no hay un misterio por resolver, todos los personajes -los de la panadería, los cachorros, el resto de profesores, los alumnos, la familia…- son como ramas de un árbol que hacen avanzar la novela. 

En 2021 dimitió como director del Institut Ramon Llull a los cuatro meses de asumir el cargo, por "voluntad propia y motivos personales". ¿Por qué? 

Vi que en aquel momento se requería un cargo político y yo no soy un cargo político. O estaba allí o escribía esto. 


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