Rock sin coartadas

Camellos: "Decir que eres rico y metes billetes en culos parece hoy más contracultural que quejarte de verdad"

El cuarteto madrileño presenta en la barcelonesa sala La Nau su tercer elepé, 'Manual de estilo', afilado retrato de una época marcada por la precariedad, el desencanto y la impostura

Camellos

Camellos / Laura Bermejo

Rafael Tapounet

Rafael Tapounet

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En esta vida, a cada uno le toca lo que le toca, y a Camellos les ha tocado, por edad e inclinación, ser los cronistas de una época y un lugar en los que imperan los trabajos mal pagados, los alquileres abusivos, la rebaja de las expectativas, el postureo grotesco y los discursos idiotas. Es un papel que estos cuatro madrileños de adopción desempeñan con lúcida eficacia y, aunque solo fuera por eso, ya merecerían atención en un paisaje musical contemporáneo abocado al hedonismo, la ostentación y la irrealidad. Pero hay más, porque Camellos son, más allá de sus pullas jocosas, sus bromas privadas y sus invitaciones a "hacer el Godzilla", un grupo muy serio; tal vez lo mejor que le ha pasado al rock español de guitarras en la última década.

La prueba definitiva es su tercer elepé, ‘Manual de estilo’, publicado el pasado mes de mayo y que ahora presentan en una gira de salas que este jueves tiene parada en La Nau de Barcelona; un disco en el que la banda, sin renunciar a su idea de diversión, endurece el sonido y la actitud para abrazar cierta… ¿madurez? Responde Fernando Naval, voz y guitarra: “No me atrevería a hablar de madurez, pero está claro que en este disco ha cambiado la forma de abordar los temas. El grupo ha dejado de ser solo un divertimento como era al principio; se ha convertido en una cosa muy importante en nuestras vidas y no podemos evitar hablar de las cosas que nos preocupan de verdad”.

Una realidad frustrante

Entre las cosas que les preocupan de verdad está la precariedad rampante del sector cultural en España, un panorama que a ellos los condena a ocuparse en curros de subsistencia para poder mantener Camellos a flote. “No vamos a echarnos a llorar, pero sí es bastante frustrante –apunta Naval-. Vienes de llenar salas el fin de semana y el lunes te toca volver a un trabajo de ocho horas para pagar el alquiler y la comida. Esa es la realidad de la música en este país: llegas a cierto nivel y no hay segundas divisiones, así que o lo petas o te quedas ahí en ese limbo”.

Sorprendentemente, Camellos son de los pocos artistas que eligen integrar esa realidad circundante de imposturas, desencanto y miseria en las estupendas letras de sus canciones, algo que los aleja de, por ejemplo, buena parte de las figuras de la escena urbana actual. “Hay una evidente falta de realismo. La mayoría de artistas hoy en día piensan que la gente prefiere creer que está escuchando a un millonario, aunque sea un millonario ‘fake’, antes que afrontar que su vida es una mierda”, señala Naval, que lamenta que esa apuesta por la fantasía aspiracional y la opulencia de mentira haya sustituido a la crítica y la denuncia. “Al final, decir que eres rico y metes billetes en culos y no sé qué parece más contracultural que quejarte de verdad. Da la sensación de que la gente rechaza cualquier forma de confrontación con la realidad. Y puedo entender que haya quien piense “acepto que mi vida va a ser una basura y por lo tanto voy a bailar”, pero me sorprende que no haya un cabreo mucho mayor en la escena musical y en la escena cultural en general”.

Madridismo de izquierdas

A los cuatro miembros de Camellos les une su madridismo futbolístico desacomplejado –“nos gusta reivindicar que no tienes que ser un capullo de derechas que pisa los derechos de los demás para ser del Madrid”, dice Naval entre risas-, pero no sus devociones musicales. “Hay una cadena de conexiones rara, pero compartimos muy pocos gustos. Cada uno trae sus influencias de casa y de la puesta en común sale el sonido del grupo”.

En ese sonido no es difícil detectar la huella de grupos de rock españoles nacidos en los años 80 como Ilegales, Siniestro Total o Los Enemigos, una filiación que queda subrayada por la presencia del líder de estos últimos, Josele Santiago, en ‘Cambios de humor’, la canción que abre ‘Manual de estilo’. “Mi padre es muy fan de Serrat y me ponía la versión que Los Enemigos tenían de ‘Señora’, que me parece increíble –cuenta Naval-. A partir de ahí empecé a escuchar sus discos de los 80 y 90: ‘La vida mata’, ‘La cuenta atrás’…, la leche. Esta gente ha marcado nuestra creatividad y está claro que nosotros sentimos una conexión. Así que cuando surgió la idea de contar con Josele y él aceptó superrápido, nos quedamos un poco en ‘shock’. Pero nos lo puso todo muy fácil, la verdad”.

Suscríbete para seguir leyendo