Feminismo de nuevo cuño

Imma Sust: "Tinder es el cajón de sastre de los 'losers', allí nunca me ha ido bien"

La periodista y divulgadora presenta 'Las manzanas de Eva', su primera ficción con "sexo del bueno", una novela de mujeres empoderadas que explora las nuevas relaciones sexoafectivas del siglo XXI

Imma Sust

Imma Sust / FRANK DÍAZ

Laura Estirado

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La periodista y escritora Imma Sust (Barcelona, 1974) ha publicado cinco libros de distintos géneros, algunos bajo seudónimo, pero con 'Las manzanas de Eva' (Grijalbo) se estrena en la novela erótica. Bueno, en realidad, "en una ficción donde hay sexo del bueno". "Es una novela normal, pero simplemente en el momento de hablar de sexo no hago un fundido en negro, sino que detallo todo con pelos y señales. También aprovecho toda mi experiencia de casi 10 años en las tiendas eróticas Amantis, en donde empecé de encargada y ahora llevo la comunicación, las redes sociales...". Allí la autora, que también escribe en este diario, ofrece charlas y talleres sobre sexualidad, feminismo y el empoderamiento de las mujeres.

Un suculento abono para esta historia, la de Eva, una treintañera que busca su lugar en un mundo en el que "la educación heteropatriarcal ha marcado nuestra sexualidad, la de mujeres y hombres". A su juicio, "aunque hemos avanzado algo, aún nos sigue marcando mucho. Antes de que nazcas ya te dicen que eres hetero, mujer y monógama, y si no lo quieres ser, entonces has de comenzar a romper armarios, a pasarlo mal, enfrentarte a media sociedad, a la familia... Todo eso es una drama. Si eres mujer, has de tener hijos, si no, se lía la de Dios. ¡Nos han educado para dar placer al hombre!", protesta.

Sust cree que aún queda mucho camino por andar. "El clítoris en 3D que corre por las tiendas lo hicieron en 2015, pero penes hay a patadas desde hace mil años... El clítoris salió del armario hace cuatro días, gracias al succionador de clítoris. De repente las mujeres empezaron a decir que se tocaban y se masturbaban. Pero tú le dices a una persona que dibuje una vulva y te juro que mucha gente no sabe hacerlo bien. Nos han tenido invisibilizadas y escondidas durante muchos años", asegura con vehemencia.

"Las novelas eróticas clásicas, como 'El marqués de Sade', molan mucho, pero a mí cachonda no me ponen; y en las modernas le meten mucho porno"

Pésima educación sexual

Lamenta la "nula educación sexual" que se da en la escuela, donde "nos enseñan a reproducirnos no a sentir placer ni a tener sexo". Por eso le ilusiona enormemente haber escrito una novela con la que la gente pueda aprender. Ese es el 'feedback' que asegura está teniendo con la novela. "Las mujeres empatizan mucho con el libro, porque es muy feminista, pero también lo compran hombres. Me dicen que les engancha su lectura", afirma la autora, que, sorprendentemente, dice que no le gustan los libros eróticos.

"[En la novela hay una trama] pero cuando toca folleteo, yo no miro para otro lado, lo explico"

¿Perdón? Antes de que al lector le explote la cabeza, Sust se justifica así: "Por eso he hecho esta novela. Es una historia más realista y muy divertida; te la crees. Las novelas eróticas, o son clásicos, como las del marqués de Sade, o 'La Venus de las pieles', que molan mucho, pero a mí cachonda no me ponen; o son las modernas, que se pasan de rosca, demasiado porno". En 'Las manzanas de Eva' hay una trama, "pero cuando toca folleteo, yo no miro para otro lado, lo explico", cuenta.

Como Sarah Connor

Aunque ahora ha visto que ya en 2016 se había apuntado entre sus 'listados de temas pendientes' "escribir una novela erótica", no fue hasta la pandemia cuando aquel deseo comenzó a cuajar. El confinamiento ha sido una maravilla. Soy superfan, lo deberían hacer cada dos años. Fui tan feliz, sola en mi casa. Bueno, también sufrí, como todo el mundo, porque tengo ansiedad, y me sentí un poco como Sarah Connor: 'Llevo toda la vida preparándome para este momento, y lo voy a superar’. Vi la parte positiva, le di la vuelta", cuenta con orgullo.

"Mi cerebro iba a tope y tuve la suerte de que cuando me llamó la editora de Grijalbo para decirme si quería presentar una propuesta de historia erótica yo ya tenía la primera escena. Era una de las reuniones familiares que cuento en el libro. La escribí a raíz de un artículo sobre gestación subrogada que publiqué en EL PERIÓDICO, que me dieron hostias por todos lados, porque es un tema difícil de tocar, y hasta yo a veces cambio de opinión sobre él, pero si me piden que me posicione, estoy a favor; y ese tema sale en aquella primera escena, pero no me preguntes cómo, la protagonista acaba masturbándose en el baño... Me sorprendí a mí misma al llegar hasta ahí", recuerda.

Cero censura

Nada que ver con su anterior experiencia como autora. "Eran encargos románticos y cursis (...). Ahora tenía muchas cosas que decir y lo he hecho sin censura, derribando tabús", comenta orgullosa.

"Tinder es el cajón de sastre de los 'losers', allí nunca me ha ido bien"

Sust primero hizo una "larga" lista de temas que quería tratar, y luego construyó el argumento. "Quería hablar, por ejemplo, de parar un polvo, de cuando una cita de Tinder sale rana, pues se dice que no y ya, que eso empodera mucho", explica la periodista con conocimiento de causa. "Tinder es el cajón de sastre de los 'losers' [perdedores], nunca me ha ido bien allí. Es como ir a un cásting sin saber de qué va la película, ni qué te pagarán. Hay otras aplicaciones más concretas donde puedes decir lo que te gusta y no tienes sustos, como JoyClub, Wild o Gleeden", comparte.

En su novela, Sust también quería poner "una escena de sexo de la tercera edad, de una relación de señora mayor con un joven, y al revés, y cómo cambia la cosa; de cómo de presionadas nos sentimos las mujeres con la maternidad. A mí, aún me preguntan por qué no tengo hijos, y tengo 48 años. ¡Si no he querido tener! ¿Por qué no preguntan a la gente que tiene hijos por qué los tiene?... Quería hablar también de las etiquetas sexuales, del poliamor, de ir al psicólogo, que es una cosa normal hoy en día... Quería incluir mucha comida, porque a mí me gusta mucho comer y creo que la comida y el sexo pegan... y hablar de cuerpos no normativos, como el de la prota, una tía grandota que gasta la talla L", desgrana la escritora.

Pero que nadie se lleve a engaño. La intención última de Sust no es criminalizar la monogamia, a la que considera "una opción más, no la única", ni tampoco a los hombres. "Mi protagonista masculino es muy guay. Mario es una maravilla", cuenta Sust, que admite que fantaseó con el actor Mario Casas para cincelar a su personaje. "Las mujeres del libro se pelean con la sociedad para ser ellas mismas, y a él le obligan, pero se sabe adaptar porque no le queda otra. La educación heteropatriarcal también ha hecho mucho daño a los hombres heteros", zanja.

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