Carrie Mae Weems: “Estoy segura de que el Met tendrá un director negro algún día”

La artista norteamericana Carrie Mae Weems (Portland, 1953) lleva reflexionando sobre la negritud, lo femenino y lo doméstico desde hace 40 años, mucho antes de que esos temas se apoderaran de la conversación global.

Entrevista con Carrie Mae Weems artista afroamericana pionera

Entrevista con Carrie Mae Weems artista afroamericana pionera / ELISENDA PONS

Leticia Blanco

Leticia Blanco

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Fue la primera artista negra en exponer en solitario en el Guggenheim y en la Bienal de Venecia, ¿qué se siente al ser pionera?

Es bastante decepcionante. No es que esté interesada en ser la primera. De hecho, siempre me sorprende el hecho de serlo, ¿en qué planeta estamos viviendo para que se me considere pionera cuando ni siquiera soy una gran artista?

¿No se considera una gran artista?

A veces hago cosas que son interesantes. Pero la mayoría de veces fracaso y sólo de vez en cuando hago algo realmente importante. Hay muchos otros artistas maravillosos que han hecho trabajos más hermosos y profundos a los que no se les presta tanta atención. Pero me honra que mi arte sea apreciado. 

Lleva 45 años reflexionando sobre el racismo en sus fotografías e instalaciones, ¿siente que el mundo le da un poco la razón, al fin?

Es realmente emocionante todo lo que está sucediendo a raíz de Black Lives Matter, aunque siempre da miedo que el impulso se pierda por el camino. Todavía queda mucho trabajo por hacer. Toda mi vida ha consistido en hablar de la desigualdad y la justicia social, en buscar la manera de tratar la violencia y el racismo desde una voz crítica, pero con compasión y amor. Es necesario mirar a esos temas de frente y afrontar el desastre con valentía, aunque a veces dé miedo. 

¿Miedo? 

Sí. Tengo miedo todo el rato. Estoy aterrorizada. Ahora, por ejemplo, estoy preparando un nuevo proyecto y sé que existe una gran probabilidad de que necesite guardaespaldas una vez se haya inaugurado. Hemos entrado en un momento político de violencia muy salvaje en los Estados Unidos donde la derecha ha llegado a asaltar el Capitolio. Y nuestra vicepresidenta, Kamala Harris, es amenazada a diario. Todo porque representa el cambio. 

Considerada como un oráculo del siglo XXI, expone por primera vez en Barcelona en una triple muestra titulada ‘Un giro de lo posible’ comisariada por Elvira Dyangani repartida entre Foto Colectania, la Fundación Mapfre y la Capella del Macba. Es su momento, aunque llegue tarde.

¿En qué consistirá ese proyecto? 

Va sobre el circo de la política y el trumpismo, sobre la corrupción del poder. Va más allá de Trump, pero él es la gran encarnación.

Exposición de fotografías de Carrie Mae Weems

Exposición de fotografías de Carrie Mae Weems / Enric Fontcuberta |

¿Cómo vivió su elección tras ocho años de Obama?

Fue una reacción violenta, igual que lo ha supuesto la derogación de Roe vs Wade para las mujeres. Ahí reside el poder extraordinario de la derecha: son los más temerosos del cambio. Ahora la lucha se ha desplazado al cuerpo femenino. ¿Seguirá produciendo blancura? Es parte del nacionalismo. Hay una especie de fascismo en esa imposición de la voluntad del estado al cuerpo de la mujer blanca y el cuerpo del hombre negro, que debe ser destruido y profanado. 

¿Cómo se ha llegado a esa situación?

La victoria de Trump nos mostró qué es Estados Unidos y qué están dispuestas a hacer las personas en situaciones desesperadas para aferrarse al poder y el control. Mucha gente pobre votó por Trump, personas sin un dólar que sin embargo están apegadas a la idea de supremacía y para las que Obama fue una bofetada en la cara. Dijeron: no, esto no sucederá nunca más en nuestro país. Y estamos dispuestos a destruirlo si eso significa que toda esa negrura se apodere de nuestra tierra. 

¿Ha disminuido el racismo?

La mayoría de nosotros elegimos mirar hacia otro lado. Todos elegimos cada día cómo vamos a vivir nuestras vidas, qué estamos dispuestos a cambiar de nosotros mismos. Sé lo que piensa la derecha, pero no escuchamos demasiado a la izquierda hablar sobre ese tema. En general, se considera correcto mantener los niveles de blancura y nuestras tradiciones, no queremos que cambien ni se bastardicen. Entiendo esas ideas y entiendo el miedo. Nos enfrentamos a enormes preguntas. A veces pienso que, realmente, no sé lo que la gran mayoría de mis amigos piensan sobre el racismo o el aborto. 

¿Por qué cree que no lo sabe?

Porque tienen miedo. A ser etiquetados, a ser percibidos como fanáticos o con prejuicios. Y a veces lo que ocurre es que simplemente aún no sabes lo que piensas sobre un tema, pero te preocupa. Es un gran momento para estar preocupado. Para hacer preguntas, incluso cuando no tenemos las respuestas. En general, vivimos detrás de un velo que acaba siendo un subterfugio que permite que suceda mucha mierda y no hacer nada al respecto.

¿Qué le parece que todos los museos se disputen su obra ahora, no le fastidia un poco ese oportunismo?

Se me han acercado instituciones toda mi vida, lo cual no quiere decir que no haya experimentado prejuicios o intolerancia. Como artista, lo que trato de hacer es invitar a otros artistas, músicos, escritores, pensadores políticos, ecologistas y científicos. Es parte de mi trabajo, el llevar personas a instituciones que normalmente no las acogerían, descubrirles que esa gente existe. Luego no pueden decir que no los conocen. 

En 1992, tras la paliza a Rodney King, hizo un plato conmemorativo dedicado a “todos los hombres negros que lleguen vivos a 2021”. ¿Qué diferencia hubo con el asesinato de Goerge Floyd? 

La pandemia. Millones de personas estaban en sus casas, encerradas, mirando las redes sociales. Todos vimos ese asesinato en tiempo real, fue casi una ejecución.Todo el mundo había escuchado ese tipo de historias, pero ver ese horror casi en directo fue la gota que colmó el vaso. Súmale a eso la ola de calor, el verano, millones de personas viendo la televisión al mismo tiempo… de repente se despertó una conciencia. La gente entendió que algo estaba muy, muy, muy mal y que era necesario abordarlo.

En su obra ha reflexionado mucho sobre la violencia, ¿ha encontrado una manera útil de canalizar la ira?

Hay momentos en los que, lamentablemente, el conflicto y las revoluciones sean necesarios, por mucho que deteste la violencia. No me puedo imaginar disparando a alguien porque odio matar hasta a una hormiga. Y sin embargo, a veces, uno tiene que protegerse contra la violencia. Vamos a pasar por muchas cosas mientras negociamos el cambio, y algunas de ellas van a ser muy feas. No puedo predecir el futuro, pero los poderosos no renunciarán a su poder fácilmente. Lo mejor que podemos hacer por nosotros ahora es usar nuestra ira y compasión. Por supuesto que me enfado por ciertas cosas. Pero más que ira, lo que me generan las injusticias es tristeza. Lo que podemos hacer como artistas es iluminar.

¿Cuándo y cómo decidió que iba a ser artista?

A los ocho años ya era una existencialista. Siempre fui rara, me encantaba estar sola. Todavía disfruto mucho del estar a solas con mis ideas, escribiendo, haciendo mis locuras. De muy joven entendí que de alguna manera había sido bendecida con la habilidad de hablar y de no temer a hacerlo. Estoy en deuda con mi madre y mi padre por esa educación.

¿Se imagina un director del Met negro?

Estoy segura de que así será. Que no haya diversidad en los primeros puestos de nuestros museos es un delito. Es un crimen que no se hayan detenido a pensar en el papel de la diversidad de su personal o sus colecciones. Hemos sido encerrados en compartimentos marcados por una noción imperial de nosotros mismos y la importancia de Occidente. Y mientras estemos en ese compartimento, pensaremos que lo blanco siempre es lo correcto. 

Muchas instituciones están intentando corregir eso. 

Eso es cierto, pero cuando lo haces a destiempo, pones lo que sea. He visto tantos programas y exposiciones malas recientemente que no puedo soportarlo. ¡Son horribles! No me importa si es un trabajo de un artista blanco o negro, quiero ver lo mejor. Quiero a personas que lideren no porque sean negras, sino porque tengan una visión. Hay mucha gente blanca en puestos que realmente no debería estar ahí.

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