El poeta que acompaña al narrador

Manuel Vilas: "Es verdad que somos tiempo, pero tiempo humilde"

El escritor aragonés sirve una nueva antología con poemas reescritos e inéditos, 'Una sola vida', que conforman una autobiografía

Barcelona. 16.10.2019 Manuel Vilas finalista premi Planeta. Foto Robert Ramos

Barcelona. 16.10.2019 Manuel Vilas finalista premi Planeta. Foto Robert Ramos / Robert Ramos

Elena Hevia

Elena Hevia

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Sospecha Manuel Vilas (Barbastro, 1962) que la poesía le ha arruinado la vida, pero “como ahora ya es tarde, no tiene solución y además no importa”, se limita a seguir irónicamente los dictados de una vocación antigua de poeta que ha llevado en paralelo a su oficio de narrador -véanse ‘Ordesa’ y ‘Alegría’- por el que es más conocido. Que no se asuste nadie. La poesía de Vilas, como no podría ser de otra manera, no aleja al lector con su solemnidad y su retórica sino que más bien le acompaña y le acurruca con poemas, muchos de ellos en prosa, acogedores, sencillos y reconocibles. Los ha reunido ‘Una sola vida’ (Lumen).

Vilas acaba de cumplir 60 años y eso “acojona”. Se siente bien pero le han puesto ahí la etiqueta aritmética y eso ya no le permite “camuflarse” de joven. “El 6 significa que que tienes más pasado que futuro, que ya no te van a ocurrir muchas cosas en lo que te queda de vida y marca el hecho de que con un poco de suerte te van a quedar 20 años de salud plena. A lo mejor sí quedan 30, pero no sin achaques”. De esto trata su antología. No es la primera que se plantea el autor, recogiendo poemas reescritos y muchos inéditos, pero sí la primera que ha ordenado como una rara autobiografía sin plegarse a los dictados cronológicos. ‘Una sola vida’ se ordena según los días de la semana vinculado cada uno a esos temas fundamentales en la obra de Vilas. El lunes está dedicado a la rebeldía, el martes a cumplir 40 años, el miércoles a la familia, el jueves a la alegría, el viernes a cumplir 50 años y el domingo el autor se reserva hacer un resumen general de todo.

Los días de la semana

“Quería comunicar al lector de una forma tranquila que el paso del tiempo no tiene nada que ver con la gran historia, de ahí que el hilo conductor del poemario sean los cotidianos días de la semana. La gente no piensa en el siglo que le ha tocado vivir sino más bien en semana y es verdad que somos tiempo pero tiempo humilde”. No hay más que prestar atención al objeto de la poesía de Vilas: una cola en el MacDonald o al coche de matrícula HU-4091-L que le acompañó durante doscientos sesenta y ocho mil kilómetros o la sandalias que en verano se pone su amor.

Vilas no quiere dejarse arrastrar por la corriente de la historia, no quiere que la invasión de Ucrania, la pandemia o la crisis económica desplace el centro de sí mismo. “En mi poesía no dejo que esos acontecimientos sociales y económicos oscurezcan individual, porque si las incorporo a mi intimidad me quedo sin vida. Ya sé que el mundo está mal pero solo tengo una vida y la mía debe ser maravillosa”, asegura.

La idea no es nueva, y la expresó muy bien Walt Whitman. Es sencillamente el carpe diem, aprovecha el momento ahora porque no habrá otro. “Pero el contexto sí es  distinto -precisa-. La tecnología y el capitalismo nos ha enseñado que todo tiene su repuesto: la botella que nos hemos bebido en el restaurante, el coche o el móvil que ya no funcionan. Pero solo tienes una vida y hay que celebrarla”.

Hablar de estos temas desde unos poemas humorísticos, narrativos y cercanos a Jaime Gil de Biedma, uno de los poetas de referencia de Vilas, no ha ampliado la popularidad del autor, y sí su poquito de incomprensión. “Muchos lectores y muy buenos lectores, de esos que son capaces de leerse una novela de Faulkner, se me han acercado diciendo que no leen poesía. Yo creo que la culpa de ese desencuentro la tenemos los escritores”. Es por ello que el autor suela citar a Nicanor Parra. “Todo es poesía menos la poesía”, dijo el chileno. Y el profesor de instituto que fue Vilas lo explica: “La gente necesita poesía pero no la encuentra donde se supone que debería estar: en un libro de poemas. La poesía está en el cine, la pintura o en una canción de Bob Dylan”. También en uno de los poemas favoritos de Vilas, 'Camareros de la Tierra': “Allí donde hay un camarero yo sé que hay placer y civilización y democracia y allí hay un alma buena, una defensa de Dios. / Porque Dios siempre será un gran camarero, y su hijo Jesucristo el mejor barman del universo, de eso estoy seguro”.

Suscríbete para seguir leyendo