Crítica de cine

'The innocents': Ángeles y demonios infantiles

El director noruego Eskil Vogt compone una magistral pieza de terror a la luz del día protagonizada por un grupo de niños con poderes mentales que disputan una batalla silenciosa entre el bien y el mal.

Un fotograma de 'The innocents', de Eskil Vogt

Un fotograma de 'The innocents', de Eskil Vogt / Unifrance

Beatriz Martínez

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Eskil Vogt seguramente sea más conocido por escribir los guiones de Joachim Trier, desde 'Olso, 31 de agosto' hasta 'La peor persona del mundo', por el que fue nominado al Oscar, pero también es el responsable de una de pieza de terror sobresaliente como es 'The innocents', una de esas películas que exceden los límites del mal rollo a la hora de abordar la maldad infantil en su estado más puro utilizando para ello las herramientas del cine fantástico. El director puede que se nutra de muchas influencias, pero lo cierto es que configura un universo único, tanto a través de los espacios (un entorno residencial nórdico), como en la relación que se establece entre los cuatro niños protagonistas (una de ellas tiene autismo), marcada por los poderes telepáticos y la dicotomía entre el bien y el mal. 

'The Innocents' es una película de cadencia fría, tensa y absorbente en la que la planificación milimétrica de la puesta en escena adquiere una importancia fundamental a la hora de crear una atmósfera de terror sobrenatural dentro de la cotidianeidad. En realidad, podría ser una variación del cine de superhéroes (en una vertiente silenciosa y mental perturbadora), pero desde una perspectiva incómoda y malsana que se va desplegando sin piedad, adentrándonos en espacios oscuros de una crueldad devastadora. 

Una pesadilla a la luz del día, un cuento tenebroso sobre la infancia y su toma de conciencia moral que, de forma subrepticia y ambigua, también habla sobre las clases sociales en la Europa del norte, del racismo (arios ricos y racializados pobres) a través de un despliegue observacional que bascula entre el misterio y el abismo.