Exposición

La Pedrera repasa la historia del arte abstracto español

Las obras de los artistas del Museo de Cuenca dialogan con destacadas piezas de figuras coetáneas de EEUU y Europa

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Marta Cervera

Marta Cervera

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La España del general Franco no tuvo demasiado interés en el arte abstracto, aunque le vino bien para presumir de modernidad fuera de nuestras fronteras. En España, sin embargo, los artistas no tenían un centro fijo donde poder mostrar sus obras. Todo cambió cuando el pintor Fernando Zóbel, artista que estudió en Harvard y había ido coleccionando obras, transformó una casa colgante del siglo XV de Cuenca en el Museo de Arte Abstracto Español. Fundado, apoyado y atendido por artistas, se inauguró en 1966 con obras de Eduardo Chillida, Antoni Tàpies, Antonio Saura y Eusebio Sempere, entre otros. Ahora, aprovechando que el museo de Cuenca está en obras, La Pedrera acoge una interesante exposición dedicada a los principales artistas abstractos españoles de la segunda mitad del siglo XX. Despliega 69 obras singulares, la mayoría provienen de Cuenca pero también incluye una treintena de piezas firmada por artistas de la misma época que marcaron el arte de la segunda mitad del siglo XX de Europa y EEUU. Todas las piezas dialogan entre sí ofreciendo una interesante panorámica. ‘Los caminos de la abstracción, 1957-1978. Diálogos con el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca’ estará en Barcelona hasta el 15 de enero.

'El otro arte'. Así se calificó al arte abstracto en una exposición realizada en Barcelona en 1957 que reunió a artistas nacionales e internacionales como ahora hace La Pedrera con esta muestra que resalta el paralelismo de lenguajes, de texturas, colores y de materiales utilizados por artistas españoles y extranjeros como Rafael Canogar, Pablo Palazuelo, José Guerrero, Rafael Casamada, Antoni Tàpies, Willem de Kooning, Hans Hartung, Jean Dubuffet, Hellen Frankenthaler y Jackson Pollock. También incluye dos obras de Mark Rothko, una de las cuales es difícil de ver pues ocupa un lugar destacado en el comedor de casa de su hijo Christopher.  

De Chillida a Rothko

'Abesti gogorra IV' (1959-1964), de Chillida es la primera escultura que uno descubre en una muestra donde también destacan 'Bóveda para el hombre' (1962) una creación en bronce de Pablo Serrano y 'El viento' (1963), una obra en hierro forjado de Martín Chirino. Tras pasar por una sala donde predominan los colores oscuros, el blanco y negro donde destacan entre otros 'Brigitte Bardot' (1955) de Antonio Saura y 'Toledo' (1960) de Rafael Canogar, la exposición se abre al color con cuadros de Nicholas de Staël, Esteban Vicente, José Guerrero, Luis Feito, De Kooning y Hellen Frankenthaler con 'Siren's Hill' (1966). "Hemos querido incluir a mujeres, aunque hay muy pocas", han destacado Marga Viza, comisaria de la exposición junto a Manuel Fontán del Junco y Sergi Plans.

Sarah Grilo, interesante pintora argentina, está presente en la muestra con 'Aviso' (1971), que dialoga con un paisaje uno de los paisajes de última época de Zóbel, 'El río IV', un óleo sobre tela impregnado de niebla donde consigue una abstracción casi por evaporación.

Diferentes corrientes

El primer piso de La Fundació Catalunya La Pedrera, organizadora de la muestra en colaboración con la Fundación Juan March, con préstamos de otros museos y colecciones privadas pone en diálogo las corrientes artísticas de España con artistas de Europa y EEUU. De manera no cronológica recorre el informalismo de El Paso, grupo fundado en Madrid en 1957 y el expresionismo abstracto. Se sumerge en la abstracción lírica y gestual pero también en la abstracción geométrica con interesantes piezas del Equipo 57. "A diferencia de El Paso que tuvo todo el reconocimiento del Régimen este otro no lo tuvo. Hasta les llegaron a cerrar exposiciones", recuerda Sergi Plans sobre este equipo de artistas que creía en el papel social del arte como el constructivismo ruso y buscaba la funcionalidad. Ninguno de sus miembros firmaba con su propio nombre sino como Equipo 57.

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Escultura 'Sin título' de 1961 de Equipo 57. / JORDI OTIX

La muestra también se ocupa del arte óptico-cinético cuenta con piezas móviles de como 'Latido' (1966) del valenciano Eusebio Sempere realizado con barras de aluminio pintadas en negro. Son obras menos elitistas y buscan la participación del espectador. También se ocupa de la abstracción post pictórica y de la pintura de campos de color. Es curioso como la vibración de los colores rojizos de la obra de 1966 'Espejo del sol', de Manuel Rivera realizada con tela metálica conecta con una pieza de tonalidad similar pero con otro material que Mark Rothko realizó en 1969.

"Nos hubiera gustado dedicarle un espacio a la fotografía”, ha señalado Viza que ante la falta de espacio físico ha organizado actividades en Foto Colectania con el artista Pere Jaume, pases de cine experimental en la Filmoteca de Catalunya, un concierto en el foyer del Liceu y visitas guiadas a la Fundació Tàpies y la Fundació Suñol para ampliar el foco.

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