ESCÁNDALO

Alcohol, desnudos y menores: la polémica llega a San Sebastián con Ulrich Seidl

Al cineasta austríaco se le acusa de ser un explotador infantil a causa de lo sucedido durante el rodaje de su nueva película, ‘Sparta’, uno de los títulos que este año compiten por la Concha de Oro, y cuya proyección tendrá lugar este domingo

El cineasta austríaco Ulrich Seidl.

El cineasta austríaco Ulrich Seidl. / EPC

Nando Salvà

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Por el contenido de algunas de sus películas, la polémica lleva décadas revoloteando insistentemente sobre Ulrich Seidl como las moscas alrededor del ganado. En ‘Canícula’ (2001), un hombre le coloca a otro una vela encendida en el ano y le obliga a cantar el himno de Austria; ‘Amor’ (2012), la primera entrega de su trilogía ‘Paraíso’, empieza con una colección de primeros planos de disminuidos psíquicos que tuercen el gesto mientras montan en unos autos de choque; en la segunda entrega, ‘Fe’ (2012), la protagonista se masturba con un crucifijo; su documental ‘Animal Love’ (1996) retrata a gente que mantiene relaciones extremadamente disfuncionales con sus mascotas. El austriaco ha sido criticado por situarse por encima de sus objetos de estudio en busca de la humillación, la burla y el empeño en provocar; se le ha tachado de cínico, de pornógrafo, de misántropo. Y ahora, además, se lo acusa de ser un explotador infantil a causa de lo sucedido durante el rodaje de su nueva película, ‘Sparta’, uno de los títulos que este año compiten por la Concha de Oro, y cuya proyección tendrá lugar este domingo. Los responsables del Festival de San Sebastián llevan días defendiendo su decisión de mantenerla en la en el concurso pese a la controversia. “Solo una orden judicial que lo establezca nos llevaría a suspender una proyección programada”, afirma su director, José Luis Rebordinos.

Basada en hechos reales, ‘Sparta’ cuenta la historia de un hombre con tendencias pedófilas que enseña artes marciales a niños; fue rodada entre 2018 y 2019 en el noroeste de Rumanía. El pasado 2 de septiembre, la revista alemana ‘Der Spiegel’ publicó un artículo en el que se afirmaba no solo que Seidl ocultó deliberadamente a los menores -actores no profesionales que durante la filmación tenían edades comprendidas entre los 9 y los 16 años- y a sus padres la temática de la película, sino que los chicos fueron “expuestos a alcoholismo, desnudez y violencia durante la producción sin disponer de la preparación y el apoyo adecuados”. Completado tras una investigación de seis meses que incluyó entrevistas con docenas de miembros del equipo de filmación, el texto describía cómo, durante el rodaje, un niño de 10 años acabó llorando y vomitando tras ser incitado a consumir alcohol mientras era acariciado por adultos, y que otro intérprete había sido filmado compartiendo una ducha con un adulto mientras este se afeitaba los genitales. A estas acusaciones se añadieron otras nuevas hace solo dos días, a través del semanario austriaco ‘Falter’. Una traductora que trabajó para ‘Sparta’ afirma que ella misma informaba a los responsables de seleccionar a los actores no profesionales en Rumanía de que no debían revelar el argumento de la película, y otro empleado asegura que Seidl animó a uno de los actores adultos a que se emborrachara antes de rodar una escena en la que debía insultar a un niño de 9 años.

El cineasta, por su parte, lo niega todo. “Los periodistas, sin molestarse en tener en cuenta la película en sí, denigran mi método de trabajo y me atribuyen intenciones que no pueden estar más alejadas de la realidad; no puedo permitir que eso quede sin respuesta”, replica en un comunicado pblicado en su web oficial. “Ningún niño fue filmado desnudo o en una situación, postura o contexto de índole sexual. Durante el rodaje nunca sobrepasamos límites éticos ni morales”. Sus palabras no impidieron que la película fuera retirada del Festival de Cine de Toronto, donde iba a celebrarse su estreno mundial hace poco más de una semana; el certamen alemán Filmfest Hamburg, asimismo, ha decidido retirar a Seidl el premio honorífico que tenía previsto entregarle a principios de octubre, aunque de momento mantiene ’Sparta’ en su programación en base a argumentos prácticamente idénticos a los que esgrime San Sebastián. El festival “valora las películas en función de su interés y calidad”, explica Rebordinos, que ya se encontró en una situación similar el año pasado cuando defendió su decisión de conceder un Premio Donostia a Johnny Depp mientras pesaban sobre el actor acusaciones de maltrato doméstico. Tenga o no razón, que este tipo de situaciones empiecen a convertirse en tradición debería generarle cierta inquietud.

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