El Teatro Real de Madrid hace las Américas

El Teatro Real ha retomado las giras internacionales tras la pandemia y ahora, tras campañas que pusieron el foco en reforzar la proyección y la atracción del coliseo madrileño en Asia y Oriente Medio, ha llegado la hora de cruzar el Atlántico. Aprovechando el Mes Nacional de la Herencia Hispana en Estados Unidos y los 40 años del hermanamiento entre Madrid y Nueva York, el Real por primera vez se ha presentado en la Gran Manzana, lo que su presidente, Gregorio Marañón, ha definido en una rueda de prensa ante periodistas españoles como “un hito en nuestra pequeña historia”.

Este jueves la orquesta titular, dirigida por Julio Mena y con el pianista Javier Perianes y la soprano Sabina Puértolas, plantaban la pica del Real en Carnegie Hall con un concierto titulado “Una celebración de la música española”, en el que estaban programas piezas de Manuel de Falla, Isaac Albéniz, Amadeo Vives, Pablo Sorozábal, Federico Chueca y Gerónimo Giménez.

A esa cita, con la que según Marañón no se intenta atraer público americano al coliseo madrileño sino ejercer una «acción por la marca España y crecimiento para la ciudad de Madrid» (cuyo Ayuntamiento es uno de copatrocinadores de la iniciativa), se suma “Flamenco Auténtico”. Además de una actuación el miércoles en la antigua sinagoga del Lower East Side que acoge la Fundación Ángel Orensanz que amadrinó como el concierto del Carnegie Hall la reina Sofía, el trabajo dirigido y coreografiado por Amador Rojas y Yolanda Osuna y que cuenta con José Tomás Jiménez, Manu Soto y Bernardo Miranda, Sergio de Lope y Lolo Plantón ya debutó la semana pasada en el Harlem Parish, que va a acoger 25 de las actuaciones, y luego viaja para otras 16 en el Miracle Theatre de Washington DC y otras 12 Dallas.

Un escenario icónico

No es la primera vez que Mena y Perianes actúan en el Carnegie Hall y ambos destacan las particularidades del icónico escenario que ha acogido actuaciones, conciertos y grabaciones legendarias y cuya acústica Perianes, que ya lo ha pisado en tres ocasiones, define como “maravillosa, casi transparente”.

“Tiene un escenario extraño, amplio, de profundidad, mucho más abierto, más horizontal y en ese sentido se puede conseguir buenísima acústica pero es muy peligroso para orquestas grandes maniobrar. El sonido no debe superar y arrasar lo que la sala acepta, eso es lo más complejo”, explicaba Mena. “Hay que controlar y no provocar a la sala”.

El concierto sí representaba el debut neoyorquino de Puértolas, que vio frustrado un contrato con el Met por la pandemia y que ayer se reconocía “contesta y entusiasmada” pero también “nerviosa”. Y solo esperaba que el público estadounidense sintiera con la misma pasión y entusiasmo que ella la zarzuela, una música donde Puértolas ve “un ritmo, un ‘swing’ que está en nuestro ADN, nos corre por las venas”.

Política y música

La rueda de prensa ha sido oportunidad para plantear al Teatro Real cómo analiza sus diferencias con el enfoque político y social de coliseos estadounidenses, ante casos como el de Plácido Domingo o, más recientemente, el de la soprano rusa Anna Netrebko, vetada en la Metropolitan Opera (dio un recital en Madrid y en octubre volverá para representaciones de Aida). “La diferencia no es del Teatro Real, es cómo se cómo se enfoca una determinada situación en el mundo de la cultura en Europa y EEUU”, aseguró el director artístico del Real, Joan Marabosch, haciendo solo referencia verbal a Netrebko. “No creo que el Teatro Real tenga una particularidad singular, estamos haciendo en la línea de lo que se está haciendo en Europa respecto a todo ese tema”.

También ante las campañas con foco en China y Oriente Medio se planteó si el Real tiene consideraciones sobre la mesa de sintonía democrática con determinados países a la hora de realizar sus campañas o si esas se dejan aparte. Y a eso contestó Marañón. “Solo hay un 30% de países democráticos en el mundo, si nos vamos a ese 30%, desgraciadamente en los momentos que vivimos, habría que ver cuántos entendemos que son democracias de primera, de segunda o de tercera”, dijo. “Y no vamos a circunscribir el mundo de la cultura por razones de tipo político. Entendemos que la cultura son valores universales y los que creemos en la democracia tenemos que difundir nuestros valores universales. También ayudamos a democratizar la cultura y tras la cultura ojalá se democratice también la política”.