Crítica de música

Núria Graham deslumbra con el mundo mágico de ‘Cyclamen’ en el Mercat de Vic

La artista de Osona preestrenó su álbum más atrevido, que verá la luz en enero, en el que reformula su estética pop con un lenguaje más acústico y ensoñador

La artista Núria Graham.

La artista Núria Graham. / Xavi Torrent

Jordi Bianciotto

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Se avecina una Núria Graham con decidida proyección internacional, que este domingo abre en Primavera Sound Los Ángeles una gira por la costa oeste estadounidense y que ofrecerá en noviembre un amplio periplo europeo. Pero antes, la cantante y guitarrista de Osona quiso cerrar filas con los suyos, en casa, inaugurando el Mercat de Música Viva, al que ofreció en ofrenda una primicia, el preestreno de su cuarto disco largo, ‘Cyclamen’. Un trabajo que aún tardará un poco en ver la luz (será en enero) y que, por lo visto en Vic, trae cambios de fondo en su expresión musical.

La cantautora pop de guitarra eléctrica en ristre dio paso a una figura escénica multitarea, que se asentó en el piano vertical y acudió en ocasiones a los arpegios de guitarra clásica y, fugazmente, a la batería, para desplegar un envolvente arte de la canción junto a un refinado quinteto de músicos. Ahí, el clarinete (Marcel·lí Bayer) o el violoncelo (Núria Maynou) no jugaron un rol embellecedor, sino que construyeron la trama instrumental. Desafiante cuadro impresionista, el de esos 13 temas destapados en L’Atlàntida, fruto de purificadas pigmentaciones, con el arpa con aura céltica de Anna Godoy, el contrabajo de Magalí Datzira y la guitarra del metafísico Jordi Matas (cómplice de Ferran Palau y El Petit de Cal Eril).

Mundos flotantes

Se advirtió un giro de riesgo en este bello pero exigente cancionero con derivadas ensoñadoras (‘Yes it’s me, the goldfish!’, tema publicado esta semana como primer avance), tenebristas (‘Disaster in Napoli’) o hipnóticas (‘Beginnings of things’). Música que desprendió poderes mágicos, a propósito de la evocación naturalista del ciclamen (planta herbácea de hojas radicales) que trajo, para entendernos, un acercamiento a mundos flotantes como los de Joanna Newsom o la Joni Mitchell más madura. Repertorio presentado por ella como “capicúa”, que se abrió y cerró con sendas partes del tema ‘Procida’, y que incluyó tres citas a discos pretéritos (‘Prelude’, ‘Marianne’ y ‘Hazel’), piezas sujetas a nuevos enfoques.

La evolución de Graham ya es vertiginosa, y habrá que ver si el resto del mundo la sigue a su mismo ritmo. Por lo pronto, dominó esta primera jornada del Mercat, en la que hubo miradas a otras propuestas, como el esbelto cancionero de la madrileña María de la Flor, conjunción de su voz con alma y de un imaginativo cuarteto de cuerda. Canciones para “corazones desbordados”, dijo, las del álbum ‘Hilanderas’, populares y académicas y, sobre todo, llenas de vida.

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