Crítica de música

Aplaudido arranque de la Bienal de cuartetos en el Auditori

El Quartet Casals y el Quatuor Ébène, protagonistas de la primera velada del encuentro

El Quartet Casals, en el Auditori, dentro de la Bienal de cuartetos

El Quartet Casals, en el Auditori, dentro de la Bienal de cuartetos / May Zircus

Pablo Meléndez-Haddad

Pablo Meléndez-Haddad

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En una Sala Oriol Martorell del Auditori prácticamente llena arrancó el miércoles la Bienal de Cuartetos de Barcelona con una considerable parte de público joven. Una sorprendente y feliz noticia.

Con su habitual solvencia y maestría, el Quartet Casals fue el encargado de comenzar el encuentro con una pieza de Sofia Gubaidulina, sus 'Reflections on the theme B-A-C-H' (2002), obra de afinación imposible que mira a la obra bachiana, la cual tendrá especial protagonismo en esta edición de la Bienal. Las 'Reflections' alternan momentos de ácidas atmósferas y de controladas estridencias con pasajes que pretenden acercarse al lirismo. Con 'glissandi' inquietantes y escapadas hacia sobreagudos gélidos, la compositora sabe explorar con total dominio las sonoridades de los instrumentos que conforman el conjunto. El Casals demostró una vez más su poderío con una interpretación sencillamente electrizante; y es que cada repertorio que asumen estos virtuosos acaba convertido en oro.

Convincente interpretación

Quatuor Ébène, en el Auditori, dentro de la Bienal de cuartetos

Quatuor Ébène, en el Auditori, dentro de la Bienal de cuartetos / May Zircus

De la mano del Quatuor Ébène –con una intérprete de viola que sustituía a la titular debido a un problema de salud– Mozart hizo se entrada en la programación con su 'Cuarteto de cuerda N° 14 en Sol, KV 387, La primavera' (1782). Dedicado a Haydn, padre del formato así como de la sinfonía, el conjunto francés realizó una convincente interpretación, muy asimilada y matizada al detalle. Destacó de manera especial el adecuado contraste de la solemnidad otorgada al tercer movimiento y ese 'finale' ejecutado a velocidad de vértigo.

La velada concluyó con Johannes Brahms y su romántico 'Cuarteto de cuerda N° 3 en Si b, Op. 67' (1875), siempre a cargo del Quatuor Ébène, esta vez cargando más las tintas en cuanto a matizaciones, consiguiendo un fraseo esculpido con mimo en el tercer, 'ensordinado' y ensoñador movimiento.