Estreno de cine

Crítica de 'Plumas': el hombre gallina

Una película egipcia que denuncia el machismo desde una perspectiva original y diferente en la que hay lugar para la sátira y el surrealismo

Fotograma de la película 'Plumas'

Fotograma de la película 'Plumas'

Beatriz Martínez

Beatriz Martínez

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La premisa puede parecer un poco surrealista y esperpéntica. Una familia humilde en un suburbio industrial egipcio celebra el cumpleaños de uno de sus hijos entre bailes y un espectáculo de magia cuando el patriarca despótico desaparece en uno de los números y, en su lugar, solo encuentran una gallina. Lo que sigue es una descripción descarnada de las penurias que debe atravesar una mujer y madre sola con tres hijos pequeños dentro de la despiadada sociedad patriarcal del país.  

El director Omar El Zohairy debuta en la dirección con una curiosa propuesta que se aleja de los tópicos del cine social convencional apostando por el riesgo a la hora de contar, casi sin palabras y desde una óptica bañada por un humor muy negro, una peripecia muy cruda, pero exenta de miserabilismo. Y eso a pesar de la mugre, de la toxicidad de la atmósfera, de la explotación infantil, de los intentos de violación o de la desprotección de un bebé recién nacido. ¿El secreto? Un enfoque diferente en el que la excentricidad se da la mano con una cotidianidad entre ascética y grotesca.

'Plumas' denuncia el machismo, pero lo hace a través de la sátira, de la extrañeza y con una rara sensibilidad. A partir de ahora siempre será la película en la que un hombre se convierte en una gallina que no sirve ni para poner huevos.

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