Obituario

Muere a los 58 años el escritor Vicenç Pagès Jordà

Vicenç Pagès Jordà

Vicenç Pagès Jordà

Ernest Alós

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El escritor Vicenç Pagès Jordà (Figueres, 1963) ha fallecido hoy a los 58 años de edad, tras sufrir una enfermedad de rapidísima e imparable evolución. Pagès destacó en la novela, en su sensibilidad hacia la literatura juvenil y en su faceta como crítico, independiente y con criterio, que desarrolló durante muchos años en las páginas de EL PERIÓDICO, hasta que hace dos años pasó a las páginas del diario 'Ara'.

Vicenç Pagès Jordà coordinó el suplemento literario del 'Diari de Barcelona'. En 1997 publicó su libro de más éxito -'Carta a la reina d'Anglaterra'- hasta que logró el mayor reconocimiento en los lectores con la novela generacional 'Els jugadors de whist' (2009). Y el del 'stablishment' literario, con el premio de novela Sant Jordi por 'Dies de frontera' en 2013.

En 2006 publicó 'De Robinson Crusoe a Peter Pan. Un cànon de literatura juvenil'. El próximo mes de noviembre tenía previsto publicar un ensayo sobre la familia Kennedy, titulado 'Kennediana', en un nuevo sello editorial.

En 'Dies de frontera', Pagès escribió sobre varios territorios fronterizos. Del extraño mundo de La Jonquera, de llegar a los 40 y de hacerlo en tiempos de precariedad, de reaccionar a esa crisis con una 'relliscada' inoportuna Padres e hijos, parejas, desemparejamientos e intentos de reconstrucción, profesores y alumnos. Y sentido del humor. O aún mejor, del juego. En su entrevista sobre ese libro, Pagès hablaba al mismo tiempo de su experiencia docente: "Del instituto también quería ofrecer una mirada diferente, porque suele enfocarse de una manera más maniquea: alumnos revoltosos y profesores bienintencionados. Pero no es así, hay alumnos que te pueden ayudar y que te pueden perjudicar, y profesores voluntariosos y otros que son unos aprovechados. Quería mostrar un microcosmos complejo".

En esa entrevista, expresaba otro de sus principios como escritor: "Tengo la voluntad de que el lector se lo pase bien durante todo el rato".

De 'Els jugadors de whist', Joan-Daniel Bezsonoff dijo en su crítica para este diario: "Vicenç Pagès Jordà ha escrito la gran novela de Figueres, la ciudad donde nació en 1963. Como Dalí, otro empurdanés genial, sabe que lo ultralocal –Roses, el castillo de Sant Ferran, la librería Mallart, los discos de Caussa– puede acabar siendo universal.

Un crítico verdaderamente independiente

Como crítico, con Vicenç Pagès pronto llegamos a un acuerdo. El espacio dedicado a las críticas de literatura catalana era mucho menor al de novedades de interés: así que pidió, y así lo acordamos, que salvo casos en que la necesidad de contar con su opinión sobre un libro del que era inevitable no hablar por su impacto social, sus críticas se limitarían a destacar lo que en su opinión valiese la pena recomendar a los lectores. Tras superar algún trago ante libros de autores, digamos, mediáticos, decidimos a partir de cierto momento que quedaban apartadas de su cartera las reseñas de premios literarios por el simple hecho de que el galardón recibiese cobertura rutinaria, su autor fuese omnipresente en los medios o, simplemente, 'tocara'.

Raras veces asumió el trámite de comentar un libro pasando la maroma de la reseña descriptiva, del tener que quedar bien sin tener que traicionarse a sí mismo. Y llegado un momento, ni siquiera eso. Algunos editores confesaban a quien escribe que eso tenía un premio: una crítica favorable de Pagès ella para ellos una garantía, y un silencio, una señal de que había algo que no funcionaba. Y si había un mes en que no hubiese nada en el panorama literario catalán con cara y ojos, prefería que buscásemos en otros horizontes o, simplemente, saltarse su crítica.

En otra conversación con una periodista de este diario que también notará su pérdida, la compañera Anna Abella, Pagès nos hablaba de su último libro, publicado hace dos años, ‘Memòria vintage. De l’home a la Lluna a Pulp Fiction’. Una “mezcla de espeleología, de notaría, de crítica cultural, de evocación, de ensayo, de microhistoria y de autobiografía”, no exenta de humor, quye buscaba conservar “cosas que existían en nuestra historia reciente y que ya no están, que ahora solo existen en nuestro recuerdo, cosas que la gente más joven desconoce”.

Vicenç no solo hablaba de lo que eran recuerdos para una generación: también de los que pasaban por delante de sus ojos tan rápido que un día eran novedades y al día siguiente, pasado. En 'Els jugadors de whist' las redes sociales ya entraron naturalmente. Pero entonces, antes de Instagram, Twitter o Tik Tok, se trataba de los 'fotologs'.