Preestreno

Albert Serra: "Hago cine para burlarme del mundo"

El cineasta de Banyoles presentó su hipnótica última película, 'Pacifiction', en una hilarante sesión de cine-fórum

Fotograma de 'Pacifiction', de Albert Serra

Fotograma de 'Pacifiction', de Albert Serra / EPC

Rafael Tapounet

Rafael Tapounet

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La platea del barcelonés cine Phenomena se llenó el viernes para acoger, en sesión vespertina, el preestreno de ‘Pacifiction’, la última película del cineasta banyolense Albert Serra (el estreno oficial tendrá lugar el próximo 2 de septiembre). Antes de la proyección, el propio director, ataviado con camisa tropical, vaqueros negros, fular al cuello, gafas oscuras y chanclas, advirtió a los asistentes: “Dicen que es mi película más accesible, pero no os confiéis”. Y añadió: “Este cine se llama Phenomena Experience, ¿no? Pues bien, la película es una ‘experience’. No sé si fallida o sublime, pero, desde luego, es una ‘experience’".

Y, sí, lo es. ‘Pacifiction’ cumple los requisitos para ser calificada de experiencia. Una experiencia hipnótica o tediosa (o ambas cosas a la vez), pero sin duda una experiencia extraña. Y diferente. Y valiosa. A lo largo de 165 minutos, el espectador acompaña el alucinado viaje a la paranoia de un comisionado gubernamental (formidable Benoît Magimel) obsesionado con los rumores de unos inminentes ensayos nucleares en la Polinesia Francesa. Una trama pesadillesca con momentos de sutil comicidad que se mueve en todo momento entre la intuición de una revelación trascendente y la pura tomadura de pelo.

¿Genialidad o broma?

Esto último no es una observación crítica. Ni siquiera es una apreciación subjetiva. “Yo hago cine para burlarme del mundo”, admitió Albert Serra tras la proyección de la película. “La gente puede pensar: ‘Me están tomando el pelo’. ¡Pues sí, te lo están tomando! Pero al menos no te están robando el dinero ni te están haciendo perder el tiempo como todas esas series de ahora”.

En un coloquio conducido por el profesor y crítico cinematográfico Sergi Sánchez que, de forma previsible, acabó convertido en un hilarante ‘show’ de comedia (no de ‘stand up’, puesto que los dos contertulios estaban sentados), el autor de ‘Pacifiction’ se dedicó a subrayar los aspectos más grotescos e inverosímiles de su propio filme, “escenas dudosillas o directamente absurdas” que, según dijo, “el espectador se va creyendo porque el trabajo de los actores -y del director, digámoslo también- es muy bueno”.

“¿Quién se va a creer que ese señor bajito que está en un bar podrido de Papeete tomando drogas y ligando con jovencitos sea en realidad un almirante que comanda una flota de submarinos nucleares? -preguntó Serra en modo retórico-. Eso no tiene ningún sentido. O quizá sí, y así es cómo funciona el mundo. No lo sé. No descartéis la posibilidad de que yo sea una especie de visionario y haya revelado cómo son las cosas en verdad”.

La discoteca de la política

“La política es como una discoteca: personas en la oscuridad que ni siquiera se miran, desconectadas de la realidad”, dice en un momento del filme el personaje que interpreta Magimel. Sánchez le preguntó al cineasta si esta era la película con más carga política de las que había hecho hasta ahora. Serra vino a responder que sí, pero que no había sido una decisión premeditada. “Las cosas salen de una manera espontánea. Yo llego a Polinesia y, a partir de lo que veo, lo primero que hago es empezar a odiar a toda la gente de allí. Y compongo imágenes que responden a mis impresiones sinceras, sin prejuicios. Y al final, pues quizá sí, la película viene a revelar que antes existía una cadena más o menos lógica de poder y ahora esa lógica está desapareciendo”.

En cualquier caso, la evocación de la amenaza nuclear que planea sobre ‘Pacifiction’ sí cobra un sentido nuevo a la luz de los recientes acontecimientos internacionales. “Eso tampoco estaba previsto, claro -apuntó el director-. Pero se interpuso la guerra de Ucrania y ahora resulta que todos son fans de lo nuclear”.

Cuando se le preguntó sobre su relación con los actores, Serra recurrió a una frase del empresario y filántropo Warren Buffett -“es sencillo, pero no fácil”- y aseguró que Benoît Magimel había respondido muy bien a su modo “un poco anárquico” de dirigir “porque él ya es bastante anárquico en sí mismo. Digamos que tiene un 'modus vivendi'... Ya podéis imaginar”. Y remató con un aplaudido ‘punchline’: “Claro que si yo pudiera hacer el trabajo de los actores, lo haría, y así me ahorraba tenerles que pagar”.

Suscríbete para seguir leyendo