Crítica de cine

'Dios mío, ¿pero qué nos has hecho?': la comedia de derechas existe

Es inaudito que lo que comenzó siendo una comedia retrógrada, clasista y racista haya llegado a su tercera parte

Fotograma de 'Dios mío, ¿pero qué nos has hecho?'.

Fotograma de 'Dios mío, ¿pero qué nos has hecho?'. / El Periódico

Beatriz Martínez

Beatriz Martínez

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tras 'Dios mío, ¿qué te hemos hecho?' y 'Dios mío, ¿qué te hemos hecho ahora?', llega 'Dios mío, ¿pero qué nos has hecho?' Resulta inaudito que lo que comenzó siendo una comedia retrógrada, clasista y racista haya llegado a su tercera parte, pero el cine también es reflejo de la sociedad y seguramente a los votantes de Marine Le Pen estos gags en torno al color, la orientación sexual y las costumbres culturales diversas les hagan mucha gracia.

No hay demasiadas novedades con respecto a la primera parte, en la que las hijas de un matrimonio conservador decidían casarse con un negro, un chino, un judío y un árabe, sí, como los chistes de 'cuñaos,' desatando la ira del progenitor, que quería algo mejor (un blanco católico) para su descendencia femenina.

Comicidad ridícula

Ahora, todas las respectivas familias se reunirán para celebrar las bodas de rubí de la pareja formada por Christian Clavier (gran representante de la comedia francesa de derechas) y Chantal Lauby y todos se llevarán muy mal hasta que terminen por tolerarse. Qué gran lección. Que toda una parte gire en torno a lo polémico que puede ser una representación teatral con un Jesús negro, demuestra lo antediluviano de la propuesta. 

En ese sentido, podríamos decir que 'Dios mío, ¿qué nos has hecho?' hace retroceder 50 años el cine, casi al Pleistoceno. Es faltona, su comicidad es ridícula, las situaciones que presenta resultan sonrojantes y la ideología sobre la que se sustenta, de lo más peligrosa.

Suscríbete para seguir leyendo