Aniversario

25 años de 'South Park': ¿humor imprescindible o dañino?

La serie de animación creada por Trey Parker y Matt Stone cumple un cuarto de siglo envuelta en la polémica sobre si su sátira salvaje es cultural y socialmente beneficiosa o perjudicial

south parlk

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Nando Salvà

Nando Salvà

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El episodio se llama ‘Cartman tiene una sonda anal’, y su asunto central son unos extraterrestres que introducen un satélite por la pared rectal de un niño. Se estrenó hace exactamente 25 años, y así dio inicio a la que, para bien o para mal, es una de las series televisivas más relevantes de este siglo. Creada a medias por Trey Parker y Matt Stone, y centrada en un grupo de niños particularmente malcriados en un pueblucho de Colorado, ‘South Park’ tardó solo un par de sus temporadas en dejar de ser un mero dispensador de chistes soeces para convertirse en una de las voces satíricas más escuchadas de la cultura pop de Occidente.

Desde entonces ha ofendido a todas las razas e ideologías; ha bromeado sobre cada tragedia comprendida entre el 11-S y la guerra de Putin; se ha burlado por igual de la cienciología y el islam, de los Bush y los Clinton, de George Clooney y Miley Cyrus; ha mostrado a Steven Spielberg y George Lucas abusando sexualmente de Indiana Jones y a Mickey Mouse dando una paliza a los Jonas Brothers. Y entretanto, mientras espolvoreaba todo eso con pedos, excrementos y vómitos a punta de pala, dividía rotundamente a los críticos entre quienes la consideran un producto televisivo absolutamente necesario y quienes le atribuyen una influencia mayoritariamente dañina. Repasamos ambos puntos de vista.

Nadie escapa a la sátira de ‘South Park’

A favor

Según sus seguidores, la capacidad satírica de ‘South Park’ no tiene parangón, tanto por la inmediatez que le permite su endiablado ritmo de producción como porque al adoptar el punto de vista de unos niños, y a diferencia de lo que hacen los telediarios, su mirada no usa filtros. Y así, a lo largo de sus 25 temporadas, la serie ha hablado sin cortapisas de asuntos sensibles como la discriminación sufrida por la comunidad LGTBI -en su episodio ‘El gran crucero del Gran Gay’, de la 1ª temporada-, el maltrato al que la industria musical somete a las jóvenes estrellas -en ‘La nueva imagen de Britney’, 12ª temporada-, el acoso policial a la comunidad negra estadounidense -en ‘Los Jeffersons’, 8ª temporada- o, en ‘El hobbit’ -17ª temporada-, la presión insoportable que ejercen los cánones de belleza.   

En contra

En realidad, replican algunos, ‘South Park’ toca asuntos como la epidemia de las armas de fuego, la legalización de la marihuana, las guerras del ‘streaming’, los atletas trangénero, los centros de detención de migrantes y los derechos humanos en China pero tiene muy poco de relieve que decir acerca de ninguno de ellos; la única reacción que sus seudorreflexiones son capaces de provocar es el encogimiento de hombros. 

‘South Park’ rompe barreras

A favor

‘South Park’ no fue ni la primera comedia televisiva ni la primera serie animada, en hacer un uso provocador de ingredientes como el sexo, la violencia y la vulgaridad. Pero sí es la que siempre ha llegado más lejos a través de episodios como ‘Imaginaciónlandia’ -11ª temporada-, en el que la justicia condena a un niño a lamerle los testículos a otro, o ‘Scott Tenorman debe morir’ - 5ª temporada-, en el que otro mocoso es obligado a comerse a sus padres. Y considerando que al humor no deberían ponérsele límites, dicen unos, esa voluntad de romper barreras es balsámica.

En contra

Todo lo que hizo ‘South Park’, dicen otros, es tomar ejemplo de ‘Los Simpson’. La diferencia es que ‘Los Simpson’ fue una serie transgresora porque ofrecía algo nunca visto antes y ‘South Park’, en cambio, siempre ha buscado la provocación con desespero. Y, si sus episodios más recientes son incapaces de encontrarla, los más antiguos -tanto por su abuso de las referencias pop como por las transformaciones experimentadas por la sociedad- se han conservado tan bien como el requesón dejado al sol.

‘South Park’ combate la corrección política

En contra

Los detractores de ‘South Park’ la consideran corresponsable del ascenso de la nueva ultraderecha y el supremacismo blanco. Cierto que, en varias de sus temporadas más recientes, la serie se ha mofado a gusto de Donald Trump y sus seguidores, pero en todo caso coincide con ellos en al menos una actitud: el desdén por la corrección política, el impulso irrefrenable de ofender a quienes están en desventaja, la negativa a sacrificar siquiera un ápice de su libertad de expresión con el fin de proteger a las comunidades marginadas de una marginación aún mayor, y la mala costumbre de invertir ese derecho en retórica racista, homófoba y tránsfoba y ataques a obesos, enfermos y discapacitados.

A favor

El peso de la corrección política, argumentan desde el otro lado, es cada vez más opresivo y aplastante, y ofenderse no solo no garantiza tener la razón sino que demuestra una malsana falta de sentido del humor. Reírnos de todo y de todos resulta terapéutico, porque nos fortalece como sociedad y nos ayuda a sobrevivir a la adversidad y la tragedia. Y Parker y Stone no tienen la culpa de que algunos de los espectadores de la serie sean tan miopes como para ver en ella modelos de comportamiento, del mismo modo que Martin Scorsese no es responsable de quienes creen que Travis Bickle, el psicópata protagonista de ‘Taxi Driver’, es un héroe.

‘South Park’ no toma partido

A favor

Para los fans, uno de los secretos del éxito de la serie es ese nihilismo en virtud del que, pase lo que pase, nunca se casa con nadie. Sus blancos son los extremismos de todos los colores y a ambos lados: la izquierda y la derecha, los racistas y los animalistas, Kim Jong-un y la Madre Teresa de Calcuta, los devotos y los ateos. ‘South Park’ no solo no discrimina, sino que es el azote de cualquier forma de dogmatismo.

En contra

Desde la otra esquina del cuadrilátero se recuerda que Parker y Stone son adeptos del libertarismo, doctrina que defiende la libertad individual frente a la injerencia política y cultural, y en virtud de la que es perfectamente posible defender el derecho al aborto y la legalización de las drogas pero al mismo tiempo negar el calentamiento global, la sanidad universal y el uso del lenguaje inclusivo. También libertaria es una filosofía que los anglosajones llaman ‘bothsidesism’ y podríamos traducir como ‘ambosladismo’: dado que casi todo en esta vida se reduce a tomar partido entre dos opciones igualmente desagradables -en ‘South Park’ se habla de elegir entre “un lavado vaginal” y “un sándwich de mojón”-, lo más sensato es no preocuparse por los demás ni implicarse en nada.

‘South Park’ es fiel a sus principios

A favor

Si, en su novena temporada, la serie hizo humor salvaje a costa de los estragos causados por el huracán Katrina y la presunta homosexualidad de Tom Cruise, en la 25ª ha hecho lo propio a costa de la pandemia de coronavirus y de una publicidad de criptomonedas que hizo ganar mucho dinero a su protagonista, Matt Damon, y perder mucho más a quienes se la creyeron. En otras palabras, ‘South Park’ no ha cambiado. Y, a juzgar por el contrato que Parker y Stone firmaron recientemente, y que los compromete a producir seis temporadas más de la serie y 14 películas basadas en ella, así está bien.

En contra

Por otra parte, puede que la mecánica de la serie no haya cambiado, pero Parker y Stone sí. Ya no son aquellos ‘outsiders’ que combatían el ‘establishment’ -y que se presentaron a la gala de los Oscar de 2000 hasta arriba de LSD- sino que, ahora, ellos encarnan el ‘establishment’, y lo demuestran tanto su poder mediático como sus cuentas bancarias. Y que se sigan presentando como rebeldes antisistema para justificar su humor destructivo corre el riesgo de empoderar a quienes se envuelven de un halo de victimismo para imponer su intolerancia.

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