Crítica de música

Sting saca pecho como 'hit maker' en Cap Roig

El cantante realzó sus clásicos, incluyendo siete citas a su obra con The Police, al tiempo que presentó tres temas de su último álbum, ‘The bridge’, en su regreso al festival de Calella de Palafrugell

Sting en Cap Roig

Sting en Cap Roig / David Borrat /EFE

Jordi Bianciotto

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Ya pasó, al parecer, el tiempo de los experimentos para Sting, a quien ahora vemos más motivado por recordar al mundo sus logros en el pop que por meterse en sesiones de música folk, renacentista o sinfónica. Su último álbum, ‘The bridge’, lanzado el pasado otoño, es un regreso al tipo de canción que lo aupó como estrella en solitario, alejado de las tendencias que hoy marcan la pauta en el mundo, y sirvió como discreta coartada del concierto de este lunes en Cap Roig.

Porque, en realidad, el disco troncal del repertorio fue otro, el antológico ‘My songs’, que lanzó antes de la pandemia. Se trataba así de lucir los hallazgos pretéritos y de decirnos que aquel modo de hacer tiene continuidad en ‘The bridge’. Y así es, porque ‘If it’s love’ resulta ser su ‘single’ más simpático en décadas, y de haber salido en 1992 se habría llevado las listas de ventas por delante. Por eso, porque Sting sabe que ya no estamos en el siglo XX y que el público le quiere oír reviviendo el catálogo clásico, del nuevo material solo sonaron un par de temas más, ‘For her love’, que cantó en castellano, convirtiéndola en ‘Por su amor’ (tras grabarla esta primavera con el mexicano Kurt), y ‘Rushing water’.

El tiempo es finito

Como si quisiera decirnos que a estas alturas de la película no hay tiempo que perder, soltó ‘Message in a bottle’ como tema de apertura, y el segundo fue ‘Englishman in New York’, y el tercero, ‘Every little thing she does is magic’. Mensaje captado, aunque un ‘greatest hits’ de Sting también representa recalar en obras de pop adulto un tanto convencional, como ese ‘Ten summoner’s tales’ de 1993, el álbum más representado de la noche (cinco temas).

Pero todo fluyó con precisa factura, desde el fino anclaje de las dos guitarras, a cargo de Dominic Miller y de su hijo Rufus (que optó a fugaces lucimientos, como en ‘Fields of gold’), junto a otros dos instrumentistas y tres coristas (uno de ellos, Shane Sager, repasó la línea de armónica de Stevie Wonder en ‘Brand new day’). Y la estrella, en excelente forma a los 70, conservando agudos y arrebatos vigorosos cuando se trataba, sobre todo, de viajar a la faceta más fibrosa de The Police, la de ‘Walking on the moon’, ‘So lonely’ y ‘Roxanne’.

Ahí, atrincherado con los reflejos de sus vidas anteriores, se mantuvo Sting para terminar de dar al público lo que quería: ese inquietante ‘Every breath you take’ de mirada fija y la bossa nova de ‘Fragile’, trofeos con los que sabe que no habrá nunca un auditorio que se le resista.

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