Los autores de 'Run to the hills'

Iron Maiden: todo lo que debes saber de su megaconcierto en Barcelona

La banda británica acude este viernes, por primera vez, al Estadi Olímpic, plaza que representa un salto de escala respecto a visitas anteriores y donde combinará las canciones de su último álbum, ‘Senjutsu’, con los clásicos de más de 40 años de carrera en un ‘show’ de espectacular escenografía

Iron Maiden

Iron Maiden

Jordi Bianciotto

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Aunque estos días sea delicado acudir a las metáforas bélicas, Iron Maiden regresa este viernes a Barcelona convertido en máquina de guerra, manejando el mayor ‘show’ que nunca haya presentado en la ciudad. Tras más de cuatro décadas de carrera, es ahora cuando el grupo británico deja atrás el pabellón y da el salto al estadio con un concierto en el que acude a su flamante ‘Senjutsu’ (título en japonés que alude a la ‘estrategia’ y el ‘arte de la guerra’) y recorre un buen número de himnos metaleros que, al parecer, a estas alturas interpelan a varias generaciones. Repasamos las claves de su regreso.

La gira más torturada

La banda emprendió en 2018 este ‘Legacy of the beast world tour’ (basado en el video juego del mismo nombre) concibiéndolo como un recorrido por sus clásicos, sin bien la aparición, el pasado septiembre, de ‘Senjutsu’ ha modificado un poco los repertorios introduciendo tres temas de la nueva cosecha, colocados seguidos como arranque del concierto. La cita en el Estadi Olímpic (seis años después de su última visita a Barcelona, en el Rock Fest) arrastra sendos aplazamientos por causa pandémica, en 2020 y 2021, y es la única en España de este año. El itinerario europeo, que ha encajado las suspensiones de Moscú y Kiev, concluye el domingo en Lisboa. En el Estadi, antes de la actuación de Iron Maiden (20.50 horas) habrá raciones de hard rock con la banda australiana Airbourne (18.15) y de metal gótico-sinfónico con el combo holandés Within Temptation (19.20).

Un número uno anticomercial

Su último disco, ‘Senjutsu’, es denso, intrincado y peliculero, con temas extralargos (de hasta 12 minutos), desarrollos de metal progresivo (en línea con sus otras obras del siglo XXI) y un trasfondo lírico heroico. El tema titular, con texto de Steve Harris (bajista e histórico líder discreto de la formación), lanza alusiones a la “gran muralla”, que nos protege de un mal intangible (“pelea hasta el final, nunca podrán poseernos”), en un guiño al mundo de ‘Juego de tronos’. Álbum doble, teóricamente anticomercial, ha sido número uno en 24 países (incluida España) y elogiado por medios tan alejados del heavy metal como ‘Pitchfork’, biblia ‘hipster’ (que le dio un 7,4 sobre 10), rompiendo algunos esquemas.  

En un templo japonés

Iron Maiden ha envuelto tradicionalmente sus conciertos en montajes relativos al imaginario de su disco de turno (sobre todo, desde aquel, literalmente, faraónico ‘World slavery tour’, en 1984). Y esta vez, a juego con la estética japonesa de ‘Senjutsu’, el concierto arranca con la imagen de un templo oriental y sendas pagodas elevándose a uno y otro extremo del escenario. A partir del cuarto tema, el venerable ‘Revelations’ (viaje al álbum ‘Piece of mind’, de 1983), ese cuadro desaparece y ocupa su lugar uno telón de fond gótico, con los majestuosos vitrales de una catedral, que permanece en el resto del ‘show’. En ‘Flight of icarus’ irrumpe una figura alada entre fogonazos propinados por Bruce Dickinson desde una boca de cañón colocada en su manga izquierda. Festival de ‘gags’,

Un Eddie samurái

Una de las claves del éxito intergeneracional de Iron Maiden, como banda de rock y atracción del mundo del entretenimiento, es la figura de Eddie the Head, o simplemente Eddie, la simpática-macabra mascota que ilustra las portadas de sus discos y que, gira tras gira, se cuela en los conciertos con ilimitados atuendos. Tras haberlo visto envuelto en vendas como una momia, en modo de ‘alien’ o de indio maya, Eddie irrumpe ahora como paladín oriental de tres metros de altura, entre los solos de guitarra del primer tema, ‘Senjutsu’ (y no avanzado el concierto, como es habitual), anotándose una aparatosa escena de esgrima con ese avezado espadachín que es Dickinson. Asoma de nuevo, como el telón de fondo, en forma de bestia con cuernos, en la repesca de ‘Iron Maiden’, y con casaca en el galope de ‘The trooper’, donde vuelve a tenérselas con el cantante. El Eddie samurái viene de lejos, hay que decir: recordamos la portada del epé en directo ‘Maiden Japan’ (1981).

Eddie the Head, en la versión samurái de 'Senjutsu'

Himnos que cruzan generaciones

Desde que, en 1999, el grupo recuperó su formación clásica (más el retenido Janick Gers, con lo que son tres guitarras en escena), su singladura ha sido un paseo triunfal. Su gran capital, un repertorio trufado de himnos con categoría de estándares metaleros, incluyendo ese ‘Run to the hills’ dispuesto en el tramo de bises. Dickinson, con su voz aparentemente en buena forma, ahora acaso un poco más grave, se aviene a cantar temas que originalmente grabaron otros cantantes, ya fuera el titular original Paul Di’Anno (caso de ‘Iron Maiden’) o, más sorprendente quizá, aquel meritorio sustituto temporal llamado Blaze Bayley (dos temas de sus discos noventeros). Desarrollado y radicalizado el metal en infinitas ramificaciones, el catálogo histórico de Iron Maiden vuelve a Barcelona, afrontando su recinto de mayor tamaño hasta la fecha, luciendo como un popular cancionero de rock del que muchos desean disfrutar al menos por una vez. 

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