Crítica de música
Jane Birkin, emocionantes retales de vida en el Teatre Grec
La cantante conmovió al público en un recital de textura pop en el que fundió las canciones de su último disco, ‘Oh! Pardon tu dormais’, con textos suyos y músicas de Étienne Daho, y los clásicos de su siempre recordado ex, Serge Gainsbourg
Jordi Bianciotto
Periodista
Jordi Bianciotto
Regresó Jane Birkin este martes al Teatre Grec, escenario que hace 19 años la acogió en su majestuoso estreno barcelonés con ‘Arabesque’. Ciertos episodios de infortunio le han complicado la vida desde entonces (una leucemia felizmente controlada, la muerte de su hija Kate, el ictus de pasado septiembre), pero siguen ahí su sonrisa hospitalaria, los largos agradecimientos que dispensa al final de sus conciertos y esa voz escasa pero mágica con la que da vida a un pentagrama que no se desengancha de su desaparecido ex, Serge Gainsbourg, al que nunca se cansará de volver.
Pero Birkin vino acompañada del cancionero de ‘Oh! Pardon tu dormais’, el segundo en el que se prodiga como letrista (tras ‘Enfants d’hiver’, 2008), y que refleja un provechoso entendimiento con Étienne Daho, autor de las músicas y director artístico del espectáculo. Si la canción francesa es reconocida por poner el peso en la palabra, Daho representa la connivencia del texto con la melodía sugerente y la ambientación elaborada. Todo ello, con un acento pop, en contraste con la fibra orquestal que la envolvió en el Primavera Sound de 2018.
Rumbo a Melody Nelson
Arquitectura eléctrica refinada, con colorido tímbrico y sutiles ‘grooves’, jugando con la mitología en la pieza de apertura, incursión instrumental en ‘Je t’aime… moi non plus’ que ella, entrando en escena con lentitud, desvió hacia otra pieza de la misma época, ‘Jane B.’, antes de introducirse en las nuevas canciones. Ahí estuvo el pop suntuoso de ‘Ces murs épais’, ‘Cigarettes (alusión a Kate) o ‘Catch me if you can’. Estática, apoyándose con una mano en el taburete y transmitiendo cierta fragilidad producto de la enfermedad, seguía siendo la misma Birkin precisa en su modo de decir los textos y de entonarlos con su luminosa expresividad.
Para los degustadores de la leyenda, el tramo más disfrutable lo pusieron los cuatro temas centrales del álbum ‘Histoire de Melody Nelson’ (1971), de la ‘Ballade’ a ‘L’hôtel particulier’, que saludó con un “merci, Serge” y mirando al cielo. Una recreación exquisita, a la que siguieron otros números con la firma Gainsbourg, como ‘Di doo dah’ o el tierno ‘Ex fan des sixties’, donde, en su recorrido por los ídolos perdidos, añadió a David Bowie y a Lou Reed. Encadenando bises, Birkin culminó la noche de un modo inesperado, “una sorpresa para Barcelona”, furibundo asalto al tema ‘Putain putain’, de Arno, a golpe de rock ‘punkie’, que quebró la atmósfera encantada y con el que quizá liberó tensiones acumuladas.
Nota editorial: EL PERIÓDICO no ilustra esta crítica con una fotografía de la actuación de Jane Birkin en el Teatre Grec porque consideró inaceptables las condiciones impuestas por la artista a los reporteros gráficos.
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