Crítica de libros

'Un caso de tres perros', de S. J. Bennett: una reina, un cuadro y una piscina

Segunda entrega de la serie, que coloca a Isabel II de Inglaterra como investigadora en una trama estilo Agatha Christie

s j bennett

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Marta Marne

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La reina Isabel II de Inglaterra tiene una cantidad ingente de propiedades, tanto muebles como inmuebles. Pero además posee una memoria prodigiosa. Debido a ello, cuando en una exposición de arte naval en la Torre del Faro de Portsmouth ve un cuadro que representa al ‘Britannia’, sabe que es la pintura que colgaba en la pared exterior de su dormitorio tiempo atrás. Y decide solicitarle a Rozie Oshodi, su secretaria personal, que le siga el rastro a dicha obra para saber por qué no está donde debería. En un primer momento todos parecen querer despachar el asunto asumiendo que se trata de otra reproducción. Pero la monarca está segura de que no se realizó más de una copia y que la que ha visto en la muestra es la suya.

Mientras Rozie trata de averiguar qué ha sucedido con el lienzo, Mary van Renen está decidida a presentar su dimisión. Mary es una de las secretarias que trabajan en Buckingham, y hace tiempo que se siente acosada. Recibe anónimos, está segura de haber visto a alguien en las inmediaciones de su apartamento y ha encontrado una nota obscena sobre el sillín de su bicicleta. No tardaremos en descubrir que no es la única de las empleadas que están sufriendo acoso y recibiendo notas intimidatorias. Y toda la acción se precipita cuando es hallado el cadáver de Cynthia Harris, una de las gobernantas más veteranas, junto a la piscina.

 S. J. Bennett (Richmond, Yorkshire, 1966) había escrito varios libros premiados para adolescentes antes de lanzarse a la ficción criminal para adultos. Y una vez decidida a hacerlo, escogió una de las investigadoras más particulares que podríamos llegar a soñar: la reina Isabel II de Inglaterra. Hasta el momento, son dos las novelas que componen la serie. Y esta segunda está ambientada en 2016, un año convulso en el que nos encontramos con las consecuencias del referéndum del Brexit, el ascenso al gobierno de Theresa May y las elecciones en las que Donald Trump consiguió la presidencia de EE.UU.

La estructura escogida por Bennett para su serie es la clásica de la 'golden age' en la que, tras una consecución de pesquisas y recogida de pruebas por parte de los investigadores, todos se reúnen al final y exponen las conclusiones que resuelven hasta las intrigas más pequeñas del caso. Son muchos los que afirman que son novelas tramposas porque el lector nunca tiene la misma información que el detective. No obstante, esto supone una gran ventaja para el fan de los libros de misterio: en ningún momento la trama será previsible; puede disfrutar del viaje sin sentir que se encuentra en la obligación de resolver algún tipo de puzzle. Aunque eso no implica que la historia no nos empuje a sospechar de unos y de otros: ahí reside el elemento impulsor de la narración.

 El éxito de estas novelas reside en el punto justo en el que la autora coloca a Isabel II en su papel de investigadora. Resultaría poco verosímil situarla buscando huellas con una brocha. Ella es quien se da cuenta de que algo está pasando y quien solicita que se investigue. Pero son otros los que llevan a cabo la búsqueda de información y los interrogatorios. Aunque, por otro lado, ¿no sería maravilloso verla sacando un arma de su bolso y apuntando a un sospechoso?

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