Crítica de música

Aclamado final del Festival Mozart en el Palau de la Música

Julia Lezhneva y Dani Espasa triunfan junto a la OBC en la clausura de la programación dedicada al genio de Salzburgo

Julia Lezhneva y Dani Espasa, en el Palau de la Música

Julia Lezhneva y Dani Espasa, en el Palau de la Música / May Zircus / OBC

Pablo Meléndez-Haddad

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La Simfònica de Barcelona i Nacional de Catalunya (OBC) concluyó el sábado en un Palau de la Música Catalana a medio llenar su Festival Mozart 2022, una jugosa oferta que sin duda sería más efectiva para el conjunto si se recupera como breve pretemporada y no para despedirla. Esta velada contó con dos consagrados artistas invitados, la soprano Julia Lezhneva y el maestro Dani Espasa. Ambos se movieron por repertorios que les son propios, comenzando con Christoph W. Gluck, de quien se escuchó una selección de 14 piezas de las 31 que conforman el ballet ‘Don Juan ou Le Festin de pierre’, estrenado en 1761, que en esta ocasión la OBC incorporaba a su repertorio. Espasa, habituado a conjuntos menos numerosos, no tuvo grandes problemas para controlar desde el clave la acción de conjunto, aunque también es cierto que en diversos momentos de 'tempi' acelerados no todo se escuchó con la suficiente transparencia.

De la ópera más célebre del compositor alemán, ‘Orfeo ed Euridice’, compuesta por Gluck al año siguiente de su ballet donjuanesco, se ofrecieron tres fragmentos, la popular aria “Che farò senza Euridice”, el ‘Ballet des ombres heureuses’ –en primera audición por el conjunto, con un virtuoso Francisco López en la flauta que iluminó el Palau con su afinación perfecta y su control del 'fiato'­– y la florida “Addio i miei sospiri”, aria que se le atribuye a Ferdinando Bertoni. Como Orfeo, Julia Lezhneva controló incluso los graves y ornamentó a voluntad, ofreciendo una versión tan personal como impresionante.

De Mozart se ofrecieron, además de la obertura de ‘La clemenza di Tito’ (1791), dos arias, primero el “Parto, Parto” de ‘Idomeneo, re di Creta’, ópera estrenada el mismo año de la anterior –y de la que también se escuchó una selección de su ballet para las mujeres cretenses– y “Ch’io mi scordi di te?... Non temer, amato bene”, una impresionante pieza de concierto de 1786. Lezhneva de desmelenó no solo en esta maravilla con texto extraído del libreto de ‘Idomeneo’ –que encierra toda una declaración de amor del compositor a la soprano Anna Selina Storace, su primera Susanna de ‘Le nozze’–, porque ya antes, en el "Parto", hizo gala de una tremenda expresividad, bien acompañada por el clarinete solista a pesar de esos dos resbalones. En la declaración de amor, que incluye piano, la soprano rusa dominó sin problemas la coloratura y demostró en esta prueba de fuego que el suyo es siempre un fraseo sensible que sabe decorar con inteligentes reguladores y unos pianísimos preciosos.

Como propina, y ante tantas ovaciones, llegaron como regalo otras dos arias mozartianas servidas en bandeja de plata.

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