Crítica de música

Els Pets, arrollador pop adulto en el Grec

El grupo de Constantí exhibió tanta madurez como reflejos de inocencia en la puesta en escena de su nuevo disco, ‘1963’, que alude al año de nacimiento de sus integrantes

Pets

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Jordi Bianciotto

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Con sus 36 años de servicio, Els Pets se han convertido en un caso único, en la escena catalanohablante (y casi a título general), de banda que crece en público y que demuestra que se puede seguir sacando punta al lenguaje pop a edades que comienzan a ser provectas: esos 60 que da a entender el título de su nuevo álbum, ‘1963’, que el grupo recorrió casi al completo (11 de sus 12 canciones; solo quedó en el tintero ‘Els dies que han d’arribar’) en un escenario, el Teatre Grec, que, extrañamente, nunca había pisado.

Fue un concierto de celebración de ese pop adulto que sigue su camino, creciéndose en refinamiento disco a disco sin perder de vista el instinto melódico y cierto punto de inocencia, y poniendo cada vez más difícil la selección del repertorio a la hora de afrontar una gira. Hay algo que Els Pets tienen claro, y es que están donde están porque nunca han caído en el pozo de la nostalgia y el ‘revival’, allá donde acaban tantos contemporáneos. Así que fue edificante verlos, una vez más, cerrando filas con su cancionero de madurez y mofándose de los hipotéticos triunfadores de su quinta en ‘Descafeinat’, el tema de apertura.

Literatura vivida

Ahí estuvo el trío clásico, Lluís Gavaldà, Joan Reig y Falín Cáceres, ampliado a eficiente sexteto para dar el acabado pulcro a esos temas modernos ricos en matices, que invocan la lejana new wave sin quedarse en una lectura superficial y buscan arreglos, puentes y ganchos sibilinos. Temas que en el disco pasaron por el tamiz de una producción purificadora por parte de Joan Pons (El Petit de Cal Eril) y que deslizan una literatura vivida: ahí estuvieron ‘Jordi Puig’ (recuerdo de un amigo que falleció en plena adolescencia) o ‘S’equivoquen’, que presentaron recordando que “los años no te hacen sabio” si no, a lo sumo, ayudándote a “ser más consciente de tus errores”. Trazos de mala uva sobre un estribillo arrollador en ‘Atracament a La Caixa’, a partir de “la experiencia traumática de ir al banco”, y una sustanciosa aproximación ‘costelliana’ en ‘Ulls com piscines’.

Su anterior álbum, ‘Som’ (2018), representó en su momento cierto renacimiento anímico, y lo citaron un par de veces, cruzándose con algunas piezas claves del pasado, números pop intachables como ‘Aquest cony de temps’, ‘La vida és bonica (però complicada)’ y ‘Agost’. Turbulencias con ‘L’àrea petita’, de su disco más vulnerable, y un tramo final donde Gavaldà, más efusivo de lo habitual, recorrió la grada disfrutando del efecto que producían en la acalorada audiencia los viejos hitos, de ‘Tantes coses a fer’ a ‘Bon dia’ (éxito gracias al cual pagaron sus hipotecas, bromeó), y de ahí a ‘Una estona de cel’, mezclando vigor y melancolía del modo que solo ellos saben.

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