Crítica de música

Paul Anka, titán del ‘entertainment’ en Pedralbes

El cantante y compositor canadiense se puso en el bolsillo al público del festival con el vigoroso repaso a sus clásicos y sus evocaciones de amigos desaparecidos como Buddy Holly, Sammy Davis Jr. o Frank Sinatra

Paul Anka, en el concierto que ofreció el 12 de julio de 2022 en el Festival de Pedralbes

Paul Anka, en el concierto que ofreció el 12 de julio de 2022 en el Festival de Pedralbes / Ferran Sendra

Jordi Bianciotto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Volvió Paul Anka este martes al verano barcelonés, qué mayor signo de normalidad que ese, y con él un pedazo muy vivo de la música popular norteamericana del siglo XX, defendida con su conocido temple efusivo. El mozalbete canadiense que en 1957 cantó al amor adolescente en ‘Diana’ sigue siendo un mayúsculo ‘entertainer’ que desde que sale a escena no se propone otra cosa que conquistar uno a uno a quienes han pagado la entrada, en esta ocasión en el marco, que ya visitó ocho años atrás, del Festival Jardins de Pedralbes.

Noche que el director de la muestra, Martín Pérez, calificó como “la más ilusionante e importante del festival” por su derivada benéfica, a favor de Sant Joan de Déu (cuyo director gerente, Manel del Castillo, tomó la palabra para referirse al recién inaugurado Pediatric Cancer Center, creado para “curar más y mejor”). Un video con imágenes retrospectivas de Paul Anka (prensa española de los años 60 y una foto moderna junto a Rafa Nadal) nos puso luego en situación recordándonos los legendarios contornos del artista, que, siguiendo su tradición, irrumpió desde la platea para compartir ‘Diana’ mezclándose con un público en éxtasis. Andanada de hitos primerizos para empezar, con ‘You’re my destiny’, ‘Tonight my love, tonight’ y ‘Adam and Eve’ transportándonos a los albores de la era pop.

Sin caídas de tensión

El señor Anka sigue siendo un trueno a los 80, tanto en el plano vocal (poderosos tonos altos, aunque un fondo arenisco en ciertos momentos) como en el escénico, y sabe cómo estructurar un concierto para que la tensión no decaiga. Pero hay más: la mayoría de sus ‘hits’ son de su autoría, y ahí demostró una notable flexibilidad estilística a la hora de recordarnos sus aportaciones al malogrado Buddy Holly (‘It doesn’t matter anymore’, en un vigoroso desvío a dos guitarras acústicas completado con ‘By bye love’, de The Everly Brothers), a Sammy Davis Jr. (la memorable ‘I’m not anyone’, que su viejo amigo lideró desde la pantalla) y hasta a Michael Jackson (el número soul-pop ‘Love never felt so good’).

Piezas con las que Anka nos vino a decir que a lo largo de su carrera ha sabido dejar su ego en un segundo plano y escribir pensando en otras voces y caracteres. El mayor logro ahí fue la letra (inglesa) de ‘My way’, glorioso traje a medida para Frank Sinatra, una figura a la que evocó también poniéndose en disfrutable modo ‘crooner’ con ‘Strangers in the night’, ‘That’s life’ y un triunfante ‘New York, New York’ que puso el clímax, antes de volver a ‘Diana’ una vez más. 

Suscríbete para seguir leyendo