Cita musical en el Fòrum

Juan Luis Guerra desata la fiesta latina en el Cruïlla

El cantante dominicano se anotó un triunfal concierto en el festival, acompañado por los 15 músicos de su banda, 4.40, y haciendo bailar al multitudinario público con un repertorio que incluyó éxitos como 'El costo de la vida', 'Bachata rosa' o 'La bilirrubina'

Un concierto de latinidad exultante que contrastó con el abrupto registro rockero transitado por Jack White el viernes por la noche

Actuación de Juan Luis Guerra en el festival Cruïlla 2022

Actuación de Juan Luis Guerra en el festival Cruïlla 2022. /

Jordi Bianciotto

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El prodigio del Cruïlla es que el jueves pueda llenarse de furiosas rimas raperas (con Residente), el viernes celebre los hitos del pop ochentero (Duran Duran) y el sábado ponga a bailar a las multitudes con ritmos de salsa, merengue y bachata por obra y gracia de una figura de perfil poco menos que familiar como Juan Luis Guerra. El dominicano puso al Fòrum en contagioso estado danzante, encarando la noche más multitudinaria del festival (25.000 personas según la organización), con vistas a la posterior entrada en escena del panameño Rubén Blades.

Actuación de Rubén Blades en el festival Cruïlla 2022

Actuación de Rubén Blades en el festival Cruïlla 2022. /

Un doble cartel latino de tonos atemporales, proveedor de ritmo y elegancia desde el primer tema, 'Rosalía', envuelto en la frondosa arquitectura del grupo 4.40, con 15 integrantes, incluyendo sus metales y su extra de percusión. Guerra, con su atuendo tradicional (camisa blanca, chaleco, gorra) y su alta y un poco desgarbada figura, entonó con suavidad sus atribuladas rimas románticas, como en 'La travesía', buscando ese amor imposible. "No lo hallé en Barcelona / En Los Ángeles ni en Kuala Lumpur". Guion cercano al de su reciente disco en directo 'Entre mar y palmeras' en un escenario que, orientado al mar, podía hacernos soñar con un paisaje tropical.

El precio de la gasolina

Latinidad con sus rigores ejecutivos. "Vamos a hacer la clave todos", deslizó Guerra aludiendo a la percusión menor que está en la base de los patrones rítmicos afrocaribeños. Baile colectivo sin los dientes apretados, con tenue sensualidad, con vistas a un 'medley' de bachatas en el que no faltó 'Burbujas de amor', con sus imágenes casi porno ("quisiera ser un pez / para tocar mi nariz en tu pecera", etcétera). Versión baladista de 'Ojalá que llueva café' y el toque social de 'Visa para un sueño' y 'El costo de la vida', está cada día un poco más vigente con esas menciones al precio de la gasolina y de la libra de arroz. 

El sofoco tropical trepó más si cabe con 'El farolillo', 'Las avispas' y un bis coronado por 'Bachata rosa' y 'La bilirrubina'. Fue un pletórico estreno en el Cruïlla de Juan Luis Guerra, a quien le encantó esa camiseta imprimida por el festival, con el lema 'No a la guerra, sí a Juan Luis', de la que pidió unas cuantas unidades.

Baile, sí; plancha, no

Su festín rítmico representó uno de los múltiples vértices de esta muestra tan abierta a las distintas tonalidades sonoras, espejo de un tiempo proclive a la promiscuidad en materia de estéticas musicales. Así, el viernes por la noche, después del pase 'superpop' de Duran Duran, una Rigoberta Bandini aupada por una multitudinaria base de fans recorrió sus hitos sobrevenidos ('Ay mamá', 'Perra') y estrenó su 'détournement' feminista de 'Los días de la semana', ese hito de Los Payasos de la Tele, logrando que la niña protagonista se librara de planchar, lavar y tender para entregarse al baile desaforado. Contó para ello con Amaia, su cómplice en la grabación.

El clímax de esa noche lo puso Jack White, clamando por la restitución del orgullo rockero (¡'Kickoutthejams, motherfuckers'!, saludó en honor a MC5) y demostrando que es posible actuar en un gran escenario festivalero procediendo como si estuvieras en tu garaje. Glorioso catálogo de distorsiones guitarreras y gruñidos tribales a cuenta del material de sus dos recientes álbumes y de un goteo de rescates de The White Stripes que fue del country destartalado de 'Hotel Yorba' al 'riff' más famoso del siglo XXI, el de 'Sevennationarmy', para deleite general. Rockeros empedernidos, no todo está perdido.