Libro de fotografía

Mujeres olvidadas, cárcel y protesta: la mirada de Pilar Aymerich

El libro ‘Presas. 1976-1978’ retrata la vida dentro de la cárcel de la Trinidad, en Barcelona, y las manifestaciones feministas para mejorar las condiciones de vida de las reclusas tras el franquismo

Pilar Aymerich. 'Presas. 1976-1978'

Pilar Aymerich. 'Presas. 1976-1978' / Pilar Aymerich

Mònica Tudela

Mònica Tudela

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Pilar Aymerich, fotógrafa y figura destacada del despertar feminista y cultural de los últimos años del franquismo y la transición, estaba en el lugar correcto y el momento preciso cuando, en marzo de 1976 se celebró delante de la cárcel de mujeres de la Trinidad la primera manifestación feminista en Barcelona después del franquismo. “Pedían que las monjas ‘Cruzadas Evangélicas de Cristo Rey’ fueran sustituidas por funcionarias de prisiones”, explica Aymerich en su libro Presas. 1976-1978 (colección Ojos de Buey, editorial Janus Books).

También reclamaban que las reclusas tuvieran mejores condiciones de vida y amnistía para delitos que suponían una discriminación para las mujeres, como el aborto, el abandono de la familia o el adulterio. Todo ello lo documentó de primera mano Aymerich.

En el año 1978, al fin, las monjas dejaron de golpe la cárcel y, mientras llegaban a las instalaciones funcionarias de distintos lugares de España, las propias presas se autogestionaron y se hicieron cargo de la infraestructura del centro. Aymerich también estuvo allí. “Conseguí entrar en el momento idóneo, porque la autogestión dentro de una cárcel es un hecho insólito”, comenta.

Pilar Aymerich. 'Presas. 1976-1978'

Una imagen de una manifestación que aparece en el libro. / Pilar Aymerich

Historia de mujeres olvidadas

El resultado del trabajo de aquellos días puede contemplarse ahora en un libro pequeño, artesanal, cosido a mano, que explica “la historia de mujeres olvidadas”, en palabras de la propia Aymerich.

En aquel momento, la fotógrafa no sabía que estaba haciendo historia con sus imágenes pero, ciertamente, lo hizo. “Entonces trabajaba con una sensación no muy razonada. Sabes que esas imágenes tienen cierta relevancia, que vas sacando cosas que será importante que la gente conozca, quieres reflejarlo. Sacar a esta gente del anonimato es lo que tienes que hacer”, reflexiona.

Pilar Aymerich. 'Presas. 1976-1978'

Un grupo de presas en el patio de la cárcel de la Trinidad, en Barcelona. / Pilar Aymerich

“La foto tiene a veces una vocación curativa, cuando haces fotos a personas olvidadas, oprimidas, sin identidad, les devuelves una cierta dignidad. El hecho de acercarse a ellas, las ayuda”, cuenta. Y esto es lo que pasó con las presas que protagonizan el libro que ahora ve la luz. “Ellas habían cometido delitos pero posan, sonríen, están dispuestas a mostrarse ante ti. Las fotos les están devolviendo su imagen. Necesitan cariño, comprensión. La fotografía ayuda a que esta gente sienta que también es importante”, dice.

El reportaje entero, por primera vez

Esta es la primera vez que el reportaje Presas. 1976-1978 se publica entero. “En su época apareció alguna foto en algún medio y tres de las imágenes están en el fondo del Museo Reina Sofía, pero entero no se había visto nunca”, explica Aymerich.

“A veces, en este oficio, especialmente si eres freelance, vas trabajando y no tienes tiempo de parar y mirar atrás”, cuenta la fotógrafa del hecho de que el reportaje completo no haya visto la luz hasta hoy, de la mano de Ojos de Buey, un archivo dedicado a la fotografía documental realizada en España en los últimos cincuenta años.

Pilar Aymerich. 'Presas. 1976-1978'

La portada del libro 'Presas. 1976-1978', publicado por Ojos de Buey. / Pilar Aymerich

“Es común pedir a los fotógrafos una foto, la buena… pero precisamente por eso nos perdemos el hecho de escribir historias con imágenes, la narración, contar lo que has vivido, las sensaciones. Se nos piden cosas más sintéticas que hacen que se pierda el discurso”, añade Aymerich, que, entre otros premios, atesora el Premio Nacional de Fotografía 2021 que otorga el Ministerio de Cultura, y la Creu de Sant Jordi 2005.

Aymerich reconoce que guarda con cariño en su memoria y en su corazón muchas de las fotos que ha tomado en los 50 años que lleva ejerciendo como fotógrafa, pero que, si tuviera que quedarse con una, quizá escogería la de los tres exdeportados del campo de Mauthausen en 1972. Sin olvidar los retratos que en su momento tomó a Ovidi Montllor y a Montserrat Roig, por citar dos ejemplos.

Tres exdeportados del campo de Mauthausen en 1972.

Tres exdeportados del campo de Mauthausen en 1972. / PILAR AYMERICH

Comenta la fotógrafa que se siente cómoda trabajando en todos los géneros: “Me gusta el retrato y el reportaje. El retrato quizá es más intimista, tengo que rebuscar más en mi misma antes de hacerlo. En cambio, en el reportaje social llego antes a los sitios, miro la luz, por dónde pasará la gente, busco una escenografía para que se entienda… Son dos formas de situarse delante de la fotografía diferente. Son dos estados de ánimo”, explica.

La fotógrafa Pilar Aymerich, en una imagen de octubre del 2021.

La fotógrafa Pilar Aymerich, en una imagen de octubre del 2021. / MANU MITRU

Actualmente Pilar Aymerich tiene varios proyectos sobre la mesa: “Por un lado, una exposición antológica y, por otro, un libro de fotografía sobre mi carrera. Pienso seguir trabajando hasta que el cuerpo aguante… ¡Y tengo buena salud!”, advierte. “De mayor, las mujeres nos hacemos invisibles. Y eso es algo que yo había deseado siempre, ser un poco invisible. Pero ahora tengo ganas de decir, precisamente: ¡hey, que estoy aquí!”.