Opinión | Periféricos y consumibles

Javier García Rodríguez

Javier García Rodríguez

Escritor y profesor de Literatura Comparada en la Universidad de Oviedo

Verano: amores, músicas, ficciones

Playa de la Almadrava de Roses

Playa de la Almadrava de Roses / Mònica Serra

Cecilia siempre estaba dando la nota y empeñada en ejercer de esposa y musa. De modo que mi voz, bahía y Rota, la ponían entre fusa y muy confusa. Emilia era golosa, por consiguiente se hacía la 'silense' entre milhojas de 'creme de la creme', libros de gente que te enseña la hoguera. Y tú te arrojas. Alicia fue mi reina de corazones. Nunca tuvieron secretos los espejos para mí, para ella, solo razones para jugar al póquer de los conejos. Raquel siempre quiso convertirme en otro. Yo sigo siendo aquel, Raquel, no me fustigues, que el caballo de carga se siente potro por mucho que con el yugo le castigues. A Marga le pusieron el mejor nombre, era flor y era amarga y deshojaba el yo que le quedaba a mi pronombre con amargura sutil y mala baba. Rocío me cantaba por soleares mañanas, tardes, noches y madrugadas: se nos rompió el amor trotando bares mientras ella seguía con sus baladas.Blanca, siempre radiante como la novia,siempre esperando al novio que nunca era, cándida como si fuera de Segovia, hermosa flor que no tuvo primavera. Susana era remisa pero no casta, Susana era la guinda de mi pastel, Susana me enseñó que habiendo pasta pillan cacho los ancianos y Daniel. Paz lanzaba granadas a mi trinchera, quiso cambiar la rumba de nuestra Historia, el baile seguí 'my way', con mi cadera era feliz, y allí Paz y después Gloria.

Sábados con música minúscula son fiestas de guardar, son las postales de un infierno feliz, de un mundo raro que dice “tanto quieres, tanto vales”. Domingos de Chavela y José Alfredo son bolero y ranchera perturbada que bien pudiera componer Quevedo en los arpegios de la madrugada.Lunes y martes, días viceversas, son rocanrol y púas capicúas, armas de destrucción, balas dispersas para herir a cantantes cacatúas.Miércoles de ceniza y Cenicienta son señal de la cruz y de la cara que se lava con agua de tormenta compradita a granel, pero no en Zara. Jueves de 'blues' con la sonrisa puesta al son de una balada, un agarrado de guateque, una selecta fiesta en el salón de un menda enamorado.Viernes santos bebiendo agua bendita en la iglesia del tango arrabalero pa’ quitarle el sostén a santa Rita y alimentar la fe del carbonero.

Lo mejor de los días son las noches que incendian calendarios dictadores.Las horas más vividas son derroches del billetero de los perdedores. El verano fantástico, ya ves, se llena de amores y sonidos, no es un invento más de El Corte Inglés, es el pájaro en mano de los nidos, es el ciento volando, es la cama con sábanas revueltas, es el vaso con los labios carmín de cierta dama que nos propone pernoctar al raso. La urgencia del verano nos empuja al ritual diario de querernos, de montar en la escoba de la bruja, de volar, de cantar, de ser, de sernos.

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