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Martí Crespo rescata en nuevo libro el viaje a Tahití de Enric Blanco en 1931

libro Barcelona-Tahití

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EFE

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El periodista Martí Crespo reconstruye en su nuevo libro "Barcelona-Tahíti" la segunda gran travesía del navegante Enric Blanco, quien junto con su mujer y su hija Evalú, de siete años, formó parte de la primera familia catalana que atravesó el Atlántico en un velero, desde Boston hasta España, en 1930.

Crespo recoge el relevo del periodista y escritor Sergi Doria, quien en 2006 recuperó el libro "Boston-Barcelona", la epopeya del aventurero Enric Blanco, quien, sin estudios, sin instrumentos y tras recibir una breve lección de navegación, embarcó con la familia en un balandro el día 10 de julio en Boston, siendo recibido tres meses después en la capital catalana, el 5 de octubre de 1930, por una multitud, con un telegrama de felicitación incluido del rey Alfonso XIII.

Publicado por la pequeña editorial Vibop, en el nuevo libro el también filólogo sigue la peripecia del segundo gran viaje de Blanco, al que hoy ha calificado de "héroe que quería ser antihéroe", desde su salida de Barcelona el 22 de marzo de 1931, únicamente acompañado por su hija, tras quedar su esposa, la norteamericana Mary Rader, ingresada en un sanatorio barcelonés por problemas psiquiátricos graves.

Hijo de la Barceloneta, muy pronto sintió la necesidad de dejar el barrio, lo que hizo en 1907, embarcando de camarero en el Clotilde, un bergantín-goleta, pequeño y viejo, con el que estuvo tres años surcando el Atlántico hasta que decidió saltar a tierra en Nueva York en 1910.

Tras un tiempo en la ciudad, Enric Blanco se alistó en el ejército, aprendió inglés y adquirió la nacionalidad, iniciándose como profesor de español en varias universidades.

Sin embargo, el mar lo seguía reclamando y "empujó a su mujer y a su pequeña a volver a subir a un barco, el Evalú, con el que cruzó el Atlántico, y llegó a su ciudad en octubre de 1930".

Durante seis meses permaneció en Barcelona, donde incluso le dieron la medalla de la Sociedad de Atracción de Forasteros de Barcelona -que Crespo tiene ahora en su poder-, pero viendo que las promesas de las autoridades sobre su futuro no se cumplían, el 22 de marzo de 1931, volvió a embarcar con su hija, de forma sigilosa, hacia un destino desconocido.

A partir de un trabajo casi detectivesco, y teniendo en cuenta que el libro de Sergi Doria acababa en Venezuela, Crespo ha ido tirando de diferentes hilos para concluir que, tras parar en este país, navegó hacia los mares del sur, estableciéndose en Tahití, donde está enterrado en el cementerio de Uranie de Papeete, tras morir en 1964.

Su hija estuvo con él y realizó estudios en la isla, trasladándose a Nueva Caledonia para hacer sus estudios superiores, desde donde la convencieron para que regresara a los Estados Unidos, ya que tenía la nacionalidad estadounidense, meses antes de Pearl Harbor, reencontrándose con su madre en California, a quien repatriaron desde Barcelona.

Gracias a sus investigaciones, Crespo ha podido saber que Evaline Lucy (Evalú) Blanco estudió en México para ser bibliotecaria, profesión que ejerció durante años en Estados Unidos, donde falleció en 2014.

Otra tesis del libro, que va acompañada de una carta inédita, es la influencia que tuvo la escritora Aurora Bertrana, que había vivido en Tahití, en la decisión del aventurero de volver a embarcar en 1931 en busca del "paraíso oceánico".