Crónica

Morad: las malas calles conquistan el Sónar 2022

El rapero de L'Hospitalet se presenta en el festival como rey del asfalto tras agrietar la industria musical desde los márgenes

Morad

Morad / Ferran Nadeu

Ignasi Fortuny

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Dos años más tarde de lo programado, Morad, rey de reyes de la calle, pisaba este sábado el Sónar, escenario con pedigrí, como una validación simbólica de una industria que el de L'Hospitalet ha agrietado a martillazos. La validación se la ha ganado sin pedirlo, como todo lo que logra, pues no mira atrás ni tan siquiera al lado. Es instinto y, a sus 23 años, una cabeza llena de vivencias y un cuerpo con mil y un callos. Morad es un fallo en el sistema, el 'mainstream' no le esperaba ahí, y mucho menos en esta dimensión gigantesca, convertido en un fenómeno incontrolable. Pero ahí está, hoy en el Sónar, mañana quién sabe. De su primer concierto, con un puñado de amigos entre el público y poco más, hace este mes tres años.

El festival, siempre atento a los márgenes, apostó por él para su alineación de 2020 -edición que nunca se llevó a cabo- y, finalmente, ha representado a la calle gloriosa en la gran cita de las músicas avanzadas. La gloria se la da su público, todos aquellos silenciados que viven en los márgenes (o no, pues ya es un artista pop que se propaga por cualquier barrio) del que él es tan solo un altavoz, siendo como es ya uno de los artistas más escuchados en España.

"Los de la L"

Morad ya presenta un espectáculo que corresponde a su figura, no lo fía todo a su magnetismo ni al vigor sobre el escenario. Los visuales diseñados especialmente para sus directos ayudan a ello. Morad empezó saludando a "los de la L" (La Florida, su barrio), que este sábado eran pocos pues entre el público del festival no había muchos representantes de sus más fieles seguidores.

Estaba ahí Ángel, niño del barrio y seguramente el espectador más joven del concierto, a quien Morad se dirigió en repetidas ocasiones. Para muchos, el rapero de La Florida representa aquello que ven solo por la tele, el triunfador salido de la nada. Pero en este caso, de la nada-nada. Al niño Ángel le invitó a escuchar y cantar bien alto 'Soñar', un himno a la resiliencia. Incluye un verso tan simple como desgarrador y esperanzador:"Todo lo hicimos para soñar".

Escupió rápidamente (tirando bases estaba el productor SHB) sus letras de respuesta directa a la policía con 'Aguantando' o 'Normal', que también aprovechó para declarar amor eterno a su madre. Morad sacó lustre a su corta y vertiginosa carrera recordando que es, como dice la canción, "el primero que viene de África" en hacer una de las famosas sesiones con el productor argentino Bizarrap, la pieza más celebrada hasta el momento (la que dice: "No tenía para entrar en las tienda' / dudo que ese mundo tú ya lo entienda' / me tenía que robar to'a las prenda'; ahora pago to' los meses Hacienda"). Y acto seguido viajó a su primer disco de oro, la acaramelada 'A escondidas'.

Subió Beny Jr, amigo y otro talento inmenso de La Florida, en el momento más emocionante de la tarde. Él animó a Morad a cantar en un momento vital lleno de dudas: "Me ha apoyado siempre, me ha hecho crecer". Juntos cantaron 'Sigue' y finiquitaron el concierto con la energética 'Pelele' con un público, por fin, apuntándose al desborde. Morad y Beny Jr se abrazaron sobre el escenario de todo un Sónar, un sitio que hace no tanto tiempo ni soñaban pisar. ¡Ah!, sí, al final escupió un "Fuck Mossos d'Esquadra".

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