Festival
C. Tangana bendice la sobremesa en el Sónar 2022
El artista desplegó su majestuoso espectáculo, reducido pero no menos ambicioso, en la apertura del Sónar de Noche tras una jornada en la que por la tarde destacó el cabaret disco de Samantha Hudson
Ignasi Fortuny
Periodista. Principalmente, escribo sobre música.
La sobremesa como fábrica de cultura popular. La sobremesa como punto de reunión. C. Tangana volvía al Sónar cinco años después (en 2017 ya actuó en el festival), siendo ya el padre que bendice los alimentos, esas canciones que llevan a la modernidad el sonido popular español y latino. La sobremesa, elemento central del majestuoso espectáculo 'Sin cantar ni afinar' que Pucho (el mote con el que le conocen sus colegas) hizo meses atrás en el Palau Sant Jordi, se hizo corta esta vez. El 'show' fue una versión reducida y adaptada -pero no menos ambiciosa- al contexto festivalero. En eso no cesa nunca C. Tangana, en la búsqueda de trascender. Y así logra ser casi tan grande como su ambición.
El concierto es una suma de talentos, entre el teatro y un videoclip en directo, y en el que lo audiovisual pesa casi tanto como las canciones de su genial disco 'El Madrileño'. Empezó con 'Still rapping', una manera de decir de dónde viene, y continuó con todas aquellas canciones que han agigantado su figura incluidas en su último álbum. También concesiones a himnos como 'Antes de morirme', aquella canción que ya tocó en su primera vez en el festival barcelonés. Pero después de la bachata pegajosa 'Ateo', esta vez sí con Nathy Peluso (en el Sant Jordi no ocurrió), primer gran momento de la tórrida noche, seguido de la preciosa 'Nunca estoy' y 'Demasiadas mujeres', presentó esa sobremesa ya mítica con La Húngara, Niño de Elche y Juan José Carmona ( Ketama). Sobremesa abierta, el público, dispuesto desde el minuto uno, era un intérprete más de las canciones ('Ingobernable', 'Los tontos'...). Para el final el jaleo y la perla 'Tu me dejaste de querer' en otro concierto de leyenda de C. Tangana en Barcelona.
Tarde 'política'
Precisamente, un colaborador de Pucho a la hora de perpetrar 'El Madrileño', Niño de Elche (junto a 43 músicos, con Ylia y una formación llamada ‘La Valenciana’), era una de las grandes citas de la tarde del viernes con una propuesta, 'Concert de músika festera', en la que invocó el espíritu de las fiestas populares valencianas con la clara inspiración en la ruta del bakalao y en las bandas de moros y cristianos. Esto es: orquesta y electrónica extrema en una reivindicación de la fiesta. Una propuesta con un punto político, decía Niño de Elche en estas páginas.
Empezó con retraso -la banda entró 15 minutos tarde cruzando el público hasta el escenario-, y eso hizo que se solapara aún más de lo previsto con otra cita -esta sí- extremadamente política, la del icono 'queer' Samantha Hudson, que se presentó provocativa, obscena en sus gestos y gemidos para despeinar a todo conservador de "Españita". La barra de 'pole dance' (por ella trepó una y otra vez) hacía intuir que aquello se convertiría en lo que fue: un cabaret disco.
Ella, diva total, conjunto de cuero (se quedó sin pantalones en los frenéticos 15 primeros minutos), micro a lo Chayane, unas prótesis de pechos gigantes y puntiagudos, no paró un instante de moverse junto a un séquito de seis bailarines. "Bienvenidos al inframundo", proclamaba al inicio del espectáculo llamado 'Liquidación total por cierre'. Cantó a ritmo disco, sin un momento de respiro, sus canciones llenas de subtexto e ironía como 'Dulce y bautizada' o 'Por España'. El Sónar es un espacio transversal en el que figuras como Arca se han hecho grandes; este viernes siguió sus pasos Samantha Hudson con una fiesta para el recuerdo en la que no quedó una etiqueta por desgarrar.
Futuros mayores
La 'dj' británica Jamz Supernova hacía a primera hora de la tarde lo que busca hacer siempre, en sus sesiones o desde las ondas de la radio de la BBC en las que ejerce de agitadora cultural: dinamizar al público con su tabla de mezclas.
Cuando eso ocurría, un par de talentos emergentes de lo urbano de aquí actuaban en otros escenarios del festival. La desbordante sevillana Juicy Bae (Cristina Vela) mostró su excelente último álbum, 'PTSD', que mezcla de manera precisa su pasado flamenco (ejercía incluso como bailaora) con su presente como equilibrista de sonidos entre el R&B y el trap y los afroamericanos y afrolatinos. Y, poco después, el barcelonés El Bobe (19 años) combinó el vigor y el músculo del drill con su acaramelada 'Ella', su mayor 'hit', para cerrar su debut en el festival.
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